Dos misiles lanzados por radicales de Gaza alcanzan el área de Tel Aviv
Palestinos e israelíes se enzarzan en la mayor escalada bélica desde 2008
El intercambio de proyectiles sobre los cielos de la franja de Gaza y el sur de Israel crece en intensidad. No hay visos de que el enfrentamiento vaya a amainar. Al contrario. Los cohetes palestinos alcanzaron incluso el área metropolitana de Tel Aviv, en el centro del país. El primer ministro, Benjamín Netanyahu, advirtió al mundo en inglés, para que no hubiera dudas, que "Israel está preparado para hacer lo necesario para proteger a sus ciudadanos". Sus palabras indicaban que a la operación Pilar Defensivo con la que Israel aspira a "destruir los arsenales y eliminar a los líderes [del grupo islamista Hamás]" le queda todavía camino por recorrer. Al menos 19 palestinos y tres israelíes han muerto desde que el miércoles un asesinato selectivo israelí matara al jefe militar de Hamás y desatara un ciclo de violencia sin precedentes en los últimos cuatro años.
El dirigente de Hamás, Jaled Meshal, tampoco ofreció un mensaje mucho más conciliador. "Continuaremos la resistencia", dijo en una conferencia en Jartum. Poco después, la Yihad Islámica se atribuía el lanzamiento de un misil de fabricación iraní en dirección a Tel Aviv, donde sonaron las sirenas, por primera vez desde la guerra del Golfo, desatando el pánico. "Hemos ampliado el radio de la batalla para alcanzar Tel Aviv", dijo la Yihad islámica en un comunicado. Uno de los proyectiles cayó en el mar, y otro en una zona deshabitada en la periferia de la ciudad, pero el ministro de Defensa, Ehud Barak, advirtió a los palestinos que "pagarán un precio" y confirmó la movilización de 30.000 reservistas.
En Gaza, las calles amanecieron ayer desiertas. Los habitantes apenas se atrevían a salir de sus casas más allá de lo imprescindible. La noche anterior, en cuanto las noticias de la muerte de Ahmed Yabari, el jefe de Hamás, se propagaron por la franja, la población se concentró en las tiendas para hacer acopio, sobre todo, de gasolina, pan, queso y leche. "Fuimos corriendo al supermercado. Hoy ya no hemos salido. No es seguro", dice Farah Abu Qasem, una maestra encerrada con su familia en su casa de Deir el Balah, en el centro de la franja. Como ella, muchos habitantes temen que lo peor esté por llegar.
El Ejército israelí lanzó desde el aire octavillas a la población, en las que pedía a los residentes que "por su propia seguridad, eviten su presencia en las proximidades de agentes e instalaciones de Hamás". La advertencia resulta casi de imposible cumplimiento en la franja de Gaza, uno de los lugares más densamente poblados del mundo y donde las comisarias u otros centros oficiales se encuentran pared con pared con los edificios residenciales. Prueba de ello es que en los últimos ataques considerarlos "quirúrgicos" por Israel murieron diez civiles, dos de ellos menores. Además, unos 150 han resultado heridos.
Las columnas de humo se elevaron durante todo el día, repartidas por distintos puntos de la franja. Daban testimonio de los misiles que han destrozado "hasta 200 lugares de actividad terrorista", según la versión del Ejército israelí, que seguía atacando anoche con intensidad. Son lugares en el que los grupos armados palestinos almacenan armamento y desde donde lanzan cohetes como los que el jueves mataron a tres israelíes en Kyriat Malaji, al sur de Israel e hirieron a un niño de gravedad. Más de 270 proyectiles han salido disparados de Gaza desde el miércoles, según el recuento israelí. Más de 130 fueron interceptados por la llamada cúpula de acero , sin llegar a su destino.
Los líderes israelíes mientras, no acaban de concretar si habrá una invasión terrestre de la franja ni si se encuentran, como temen muchos habitantes en Gaza, a las puertas de una reedición de la operación Plomo Fundido , la que arrasó la franja en las navidades de 2008. Los observadores coinciden en señalar que las circunstancias han cambiado. No solo porque la primavera árabe encumbró al islamismo político en Egipto. Sino también porque según Efraim Halevy, exdirector del Mossad, "Hamás y los otros grupos aprendieron la lección de Plomo Fundido . Se han reorganizado. Están más preparados", opina por teléfono. "Las circunstancias ahora son más complejas", añade.
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