El autor del tiroteo de Tucson es condenado a siete cadenas perpetuas
Por primera vez las víctimas de la masacre, en la que resulto herida en la cabeza la congresista Gabrielle Giffords, se han encontrado con el asesino
Jared Lee Loughner ha sido condenado esta mañana a siete cadenas perpetuas sin posibilidad de libertad condicional, más otros 140 años en prisión, por el tiroteo que protagonizó el 8 de enero de 2011 en el que asesinó en Tucson a seis personas e hirió a otras 13, entre ellas la congresista por Arizona Gabrielle Giffords, que recibió un disparo en la cabeza. Es la primera vez que la política demócrata y el resto de las víctimas se encontraban cara a cara frente al autor de la masacre. Todos ellos leyeron, algunos mirando fijamente al responsable, unas palabras sobre el efecto que la matanza ha causado en sus vidas. Mark Kelly, el marido de Giffords, habló en su nombre.
“La sentencia de hoy es la más apropiada que podían dictar nuestros tribunales”, señaló en un comunicado el fiscal general del Estado, Eric Holder. En enero del año pasado, Loughner abrió fuego durante un acto electoral que Giffords estaba realizando en una calle de Tucson. El asesino quería matar expresamente a la representante demócrata, pero en su ráfaga mortal también quitó la vida a seis personas, entre ellas el juez federal John M. Roll, el ayudante de Giffords, Gabriel Zimmerman, y la niña de nueve años, Christina Taylor-Green. “Gabby daría su vida a cambio de las que arrebataste ese día”, dijo en Kelly en su turno de palabra a Laughner.
El marido de la congresista explicó cómo su mujer tiene dificultades para andar, tiene el brazo derecho paralizado y está parcialmente ciega, como consecuencia del disparo que recibió en la cabeza. “Ella tiene muchísimas dificultades para hacer todo aquello en lo que era buena”. Con toda la sala en silencio, Kelly reivindicó la carrera política de su mujer antes de la masacre y lo que ahora simboliza. “Pudiste colocarle una bala en la cabeza, pero no has hecho mella en sus ansias y su compromiso de hacer del mundo un lugar mejor”.
Giffords se ausentó en varias ocasiones de la sala mientras el resto de las víctimas relataban el impacto personal que les ha supuesto el tiroteo, pero sí estuvo presente mirando directamente a la cara cuando su marido se dirigió a Laughner, que recibió todos los testimonios con aparente pasividad, según los periodistas presentes en la vista.
El pasado 8 de agosto, Laughner se declaró culpable de los 49 cargos de asesinato que pendían contra él, una premisa necesaria para conmutar la condena a la pena de muerte por la cadena perpetua sin posibilidad de fianza, según el acuerdo al que llegó la fiscalía con los abogados del joven de 24 años y con el que todos los familiares de las víctimas de la masacre, Giffords incluida, se mostraron de acuerdo.
Durante la vista de este jueves el magistrado lo declaró mentalmente competente para ser juzgado. “Es cierto”, contestó Laughner levantando sus manos esposadas y saludando al público. La capacidad del autor del tiroteo había sido cuestionada por varios médicos forenses. Durante su estancia en prisión el asesino fue diagnosticado con esquizofrenia y obligado a seguir un tratamiento médico. Durante una vista en mayo de 2011, un juez federal se vio obligado a expulsarlo de la sala y determinó su ingreso en una prisión psiquiátrica de Missouri, donde ha permanecido hasta ahora. Hoy, el magistrado, tras leer la sentencia, ha dictaminado que Laughner continúe "en un lugar donde pueda continuar con su tratamiento”.
Pudiste colocarle una bala en la cabeza, pero no has hecho mella en sus ansias y su compromiso de de hacer del mundo un lugar mejor”
Entre las víctimas que declararon esta mañana se encontraba Suzi Heilman, la madre de la niña de nueve años que resultó muerta. “Convertiste una lección de civismo en una pesadilla”, le recriminó a Laughner. El congresista Ron Barber, que también resultó herido en el tiroteo y que ocupó el escaño de Giffords cuando esta se vio obligada a dejar su puesto en la cámara baja para continuar con su recuperación, se dirigió a los padres del autor de la masacre que también estaban presentes: “Sepan que no les guardo ningún rencor a ustedes”. La madre, según los periodistas presentes en la sala, no paró de suspirar y temblar conforme se iban sucediendo los testimonios de los familiares y afectados por el tiroteo de su hijo.
El marido de la congresista Giffords, que en la Convención Demócrata pronunció el juramento de lealtad a la bandera, uno de los momentos más emotivos del cónclave, aprovechó su intervención para hacer un alegato en contra de la actual legislación sobre las armas en Estados Unidos. “Tenemos políticos que no ven la violencia generada por el uso de armas como un problema a resolver, sino como el elefante blanco de la sala que hay que ignorar. Después de Columbine, después de Virginia Tech, después de Tucson y después de Aurora, no hemos hecho nada para restringir la legislación sobre las armas en este país”, ha señalado Kelly.
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