Netanyahu y Lieberman fusionan sus listas con vistas a las elecciones de enero
El primer ministro concurrirá en listas conjuntas con el partido de extrema derecha
La convocatoria de elecciones anticipadas en Israel el próximo enero ha provocado movimientos tectónicos de primer orden en la escena política. Ante la amenaza de una posible formación de un bloque de centro-izquierda, la derecha lanzó la noche del jueves una noticia bomba: el Likud de Benjamín Netanyahu e Israel Beitenu de Avigdor Lieberman fusionan sus listas electorales. El primer ministro Netanyahu estimó que Israel “se enfrenta a desafíos inmensos” y que por eso “es el momento de unir fuerzas”, dijo durante la conferencia de prensa en la que se produjo el anuncio.
La idea es arriesgar lo mínimo y asegurar el puesto de primer ministro para Netanyahu en la próxima legislatura. Con una amplia mayoría, Bibi Netanyahu tendría una mayor libertad a la hora de tomar una decisión sobre un ataque preventivo a Irán. “Es el momento de proyectar una imagen de unidad ante nuestros enemigos”, dijo Netanyahu durante el anuncio de la fusión electoral.
La unión de los actuales primer ministro y el titular de Exteriores supone la creación de un frente de la derecha y la extrema derecha ultranacionalista, que según los sondeos publicados en las últimas semanas resultaría casi imposible de derrotar por los partidos del centro y la izquierda.
El anuncio se produce en medio de un clima de incertidumbre ante la posible resurrección política de Ehud Olmert. El ex primer ministro del partido centrista Kadima debe pronunciarse en los próximos días sobre si piensa saltar definitivamente a la arena política, después de quedar absuelto de varias acusaciones de corrupción, pese a ser condenado por un delito menor. Los analistas israelíes llevan semanas especulando sobre el tirón electoral de Olmert y el daño que podría causar su candidatura a los votantes del Likud.
La nueva alianza de la derecha reduciría las posibilidades de triunfo tanto de Olmert como de los laboristas. Las estimaciones que ofrecía ayer el partido de Lieberman indicaban que la formación fusionada obtendría 51 de los 120 escaños de la Knesset, el Parlamento israelí. Algunos observadores indicaban esta noche, sin embargo, que la creación de un bloque extremista como el del Likud-Israel Beitenu podría ahuyentar a los votantes del centro.
La decisión de fusionarse se ha gestado de espaldas a los ministros del Gobierno y de las bases de sendas formaciones. Es fruto de una negociación secreta urdida por los dos cabezas de partido, según informaba en su edición digital el diario Yedioth Ahronoth. El giro político corre el riesgo de sublevar a miembros del Likud, ante el desprestigio político que acumula Lieberman.
De consolidarse, la nueva formación –acuñada ya Biberman en los círculos políticos- no ofrece sin embargo excesivas esperanzas a la comunidad internacional con vistas a lograr una solución negociada con los palestinos. Alcanzar un acuerdo de paz no figura entre las prioridades políticas de Netanyahu ni de Lieberman, de acuerdo con sus palabras y sus hechos. La expansión de los asentamientos en territorio palestino ha sido una de las constantes durante el mandato de Netanyahu, que le ha costado sonados enfrentamientos con europeos y estadounidenses. El propio Lieberman vive en Nokdim, una colonia incrustada en pleno corazón de Cisjordania.
“Será un Gobierno radical y extremista”, dijo Zahava Gal-On del izquierdista Meretz a la radio israelí. Gal On consideró que, como ministro de Exteriores, Lieberman ha contribuido al aislamiento diplomático de Israel y que el nuevo acuerdo suponía la entrega definitiva de Netanyahu a la causa de los colonos.
Sí resulta, sin embargo, prioritario para el primer ministro Netanyahu frenar el desarrollo del programa nuclear iraní, como reiteró el mes pasado durante su intervención ante la Asamblea General de Naciones Unidas. Si los sondeos electorales aciertan y Bibi Netanyahu logra una amplia mayoría, tendría manos libres para lanzar el ataque preventivo con el que amenaza de forma más o menos velada pero con insistencia.
La incapacidad de sacar adelante unos delicados presupuestos plagados de recortes llevó a Netanyahu a anunciar hace pocas semanas el adelanto de las elecciones al 22 de enero y previstas inicialmente para octubre de 2013.
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