Obama marcó una política y Romney la siguió
Romney renunció a polemizar sobre cualquier propuesta del presidente
Barack Obama ganó claramente esta noche un debate en el que su rival, Mitt Romney, no mostró diferencias apreciables sobre ninguno de los asuntos más candentes de la política exterior.
La victoria de Obama no se produjo en un duro cuerpo a cuerpo, como el que se vivió en el anterior debate, sino como consecuencia de la incapacidad del candidato republicano para ofrecer alternativas a la política de la actual Administración, ni en Libia, ni en Irán, ni en Siria, ni en ningún otro conflicto de Oriente Próximo. Tampoco en lo que se refiere a las relaciones con Rusia o con China.
Bien sea por prudencia –Romney podría haber estado tentado de no asumir riesgos que le hicieran perder su buen momento actual en la campaña- o por incompetencia –sus lagunas en la materia se hicieron evidentes en varios momentos del debate-, Romney se mostró esencialmente de acuerdo con las principales decisiones de Obama en política exterior y renunció a polemizar a fondo sobre cualquiera de ellas.
Obama demostró solvencia en el manejo de los asuntos abordados, exhibió su experiencia como comandante en jefe y combinó firmeza y realismo al exponer su posición sobre algunos asuntos delicados, como el programa nuclear de Irán. También estuvo más agresivo que su rival, a quien trató de dejar en evidencia por su inexperiencia y superficialidad. “Este no es la época de las bayonetas y los caballos, esto no es un juego de barcos”, contestó el presidente a una declaración de Romney sobre la necesidad de mantener el mismo tamaño de la flota que Estados Unidos tenía hace 50 años.
Romney sacrificó su agresividad en aras de aparecer centrista. Huyó en todo momento del peligro de ser identificado con la política neo con del presidente George W. Bush o de ser interpretado como un promotor de nuevas guerras. Para ello, tuvo que dar la razón a Obama en que no es posible una intervención militar en Siria o en que es necesario intentar frenar el programa nuclear de Irán mediante la negociación y la diplomacia.
Romney se desdijo de su frase anterior de que “Rusia es el principal enemigo geopolítico de EE UU”, y dio marcha atrás también en sus anteriores declaraciones contra China. En el debate anterior, Romney dijo que “el primer día” de su presidencia declararía a China un manipulador de su moneda. Esta noche, el candidato republicano dijo que China era un país con el que se podía colaborar y “no necesariamente un adversario”.
Aunque los sondeos inmediatos dieron al victoria a Obama, es difícil anticipar cómo puede influir este debate en la marcha de la campaña, al tratarse de un asunto de difícil comprensión para el público medio. Pero Obama estuvo más fuerte, más seguro, obviamente más experimentado, y muy por encima de su rival a lo largo de toda la noche. Para el ciudadano que buscara en qué manos puede este país estar más seguro, la respuesta esta noche parecía clara. Pero, ¿cuántos votantes están todavía haciéndose esas preguntas para decidir su voto?
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