Zuma intenta poner orden en el vital sector minero de Sudáfrica
Empresas y sindicatos rompen la negociación sobre los salarios. Arrecian las críticas contra el presidente por su incapacidad para gestionar la crisis

“Las legítimas quejas serán atendidas”. El presidente sudafricano, Jacob Zuma, ha intentado encauzar este miércoles la delicada, violenta y expansiva tensión que aqueja al sector minero sudafricano. “Aseguramos a los trabajadores que reconocemos las frustraciones que han quedado claras durante las protestas”, dijo Zuma en su intervención más relevante desde que empezó la ola de manifestaciones. Sus palabras llegan en medio de amenazas de las empresas a los mineros de perder su trabajo si no vuelven a sus puestos y de críticas sobre la falta de liderazgo del Gobierno en la gestión de la profunda crisis económica y social.
La sangrienta y sorprendente actuación policial contra los huelguistas de Marikana, que causó en agosto la muerte de 34 trabajadores de la mina de platino Lonmin, ha sido el episodio más trágico de la agitación en el sector, pero el malestar ya venía emergiendo desde mucho antes con un incremento de las protestas. Tras seis semanas de inactividad y después de la agresión que produjo las 34 muertes, Lonmin saldó la disputa accediendo a incrementar un 22 % los salarios.
Pero la convulsión obrera se ha extendido a otras empresas y minerales. Y está provocando reacciones tajantes por parte de las compañías afectadas. En el sector del platino, la mayor productora mundial de este mineral, Anglo American Platinium (Amplats) despidió a 12.000 trabajadores que se negaban a volver al trabajo. Y Gold Fields, la cuarta productora de oro del planeta, mantiene un ultimátum advirtiendo que hará lo mismo si sus hombres no abandonan la huelga ilegal. 6.200 trabajadores reaccionaron el miércoles a la intimidación y volvieron a los yacimientos de Gold Field.
El presidente sudafricano se dirigió el miércoles a los dos grupos implicados en la conmocionada escena minera. Pidió a los mineros que vuelvan al trabajo y a los consejeros delegados y ejecutivos de las compañías que se congelen el sueldo y los bonus durante un año como gesto de compromiso para “construir una economía equitativa”. Sudáfrica cobija a una de las sociedades más desiguales del mundo.
Zuma también ha hablado de la “urgencia” de “normalizar” el sector minero —es uno de los pilares de la economía sudafricana y ha sufrido pérdidas millonarias debido a los disturbios de los últimos meses— y ha dicho que se implementarán medidas para canalizar los desajustes y resolver las razones de fondo del malestar. Pero no ha dado detalles del plan. Las declaraciones de Zuma esconden y quieren calmar el profundo fracaso de las negociaciones rotas del pasado lunes cuando la Cámara de Minas sudafricana y las tres principales compañías del oro —AngloGold Ashanti, Gold Fields & Harmony— rompieron el diálogo sin llegar a ningún acuerdo. Las empresas del oro aseguraron que no se podían permitir los aumentos de sueldo requeridos.
De hecho, las huelgas podrían tener un efecto contraproducente, ya que podrían acabar con el cierre de algunos pozos marginales. Según el diario Bussiness Day, esto pondría en riesgo la desaparición de 28.000 puestos de trabajo a tiempo completo y 50.000 de contratistas y proveedores. “El impasse actual es extremadamente desafortunado no solo para la industria y sus empleados sino para el crecimiento futuro y el desarrollo en Sudáfrica, dado el rol fundamental que juega la minería del oro en el desarrollo económico de nuestro país”, se lamentó Elize Strydom, encargada de relaciones laborales de la Cámara de Minas.
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