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Dirceu dice que no se callará tras ser condenado en Brasil

El exministro de Lula quiere demostrar su inocencia en un caso de corrupción

Juan Arias
José Dirceu en una imagen de archivo.
José Dirceu en una imagen de archivo. Ana Nascimento (EFE)

El gobernante Partido de los Trabajadores (PT) amaneció de luto con los titulares de los grandes diarios informando a toda página de la condena por corrupción activa de personajes de primer plano de la formación política fundada por el expresidente Luiz Inázio Lula da Silva.

José Dirceu, exministro de Lula y condenado por el Supremo como organizador de una trama corrupta para perpetuar en el poder al primer gobierno popular de Brasil, ha hablado claro, como de costumbre. “Voy a acatar la decisión del Supremo, pero no me callaré”, afirma en una carta que él mismo divulgó. “Continuaré luchando hasta demostrar mi inocencia. No abandonaré la lucha. No me dejaré abatir”, asegura para después añadir: “Mi sed de justicia, que no se confunde con el odio o la venganza, la cobardía moral o la hipocresía que mis amigos lanzaron contra mí en estos últimos años, será mi razón de vida”.

Dirceu considera que más que condenado ha sido “prejuzgado y linchado sin el beneficio de la presunción de inocencia”.

Lula, que debe a Dirceu el haberle llevado un día a la cumbre del poder y que, como agudo político que es, ha visto en estas condenas de los que fueron un día sus hombres de confianza, una gran herida en su partido, ha reaccionado con dureza: “Es preciso mantener la cabeza erguida”, afirmó al conocer la sentencia. El expresidente pidió a la militancia que “responda debidamente” a lo que considera una injusticia de la Corte Suprema que, en su opinión, ha pronunciado sentencias de condena “sin pruebas”.

La CUT (Confederación Única de los Trabajadores), el sindicato cercano al PT, ya se había adelantado a los deseos de Lula de responder a la Corte al escribir en los famosos Arcos de la Lapa, en Rio, el texo: “Atención STF (Supremo Tribunal Federal). Sin pruebas, sólo en las dictaduras”.

Mientras tanto, el periodista Flávio Tavares, compañero de exilio del exministro en México, exaltó “la valentía y el coraje” de Dirceu por haberse “ sacrificado para salvar a Lula” y por su regreso clandestino del exilio pese a que éste podía “costarle la vida”.

En la calle, los ciudadanos han hecho del juez instructor Joaquim Barbosa un héroe nacional. Precisamente ayer Barbosa, que fue propuesto por Dirceu a Lula como candidato al Tribunal Supremo, asumía su presidencia por turno convirtiéndose en la primera persona de raza negra en alcanzar el cargo en la historia de Brasil.

Los brasileños más pobres han hecho un paralelismo entre la hazaña de Lula que, salido del desfavorecido nordeste del país con su familia de emigrantes sin trabajo, llegó a la presidencia de la República, con Barbosa que, hijo de un albañil y una limpiadora, ha alcanzado la cumbre del poder judicial.

Barbosa fue acogido de forma gratuita en la casa de una familia de Brasilia para poder estudiar en la universidad. Trabajó como barrendero y en la rotativa de un periódico. Se doctoró en Derecho y Derecho Público en la Universidad París-II y ejerció como profesor visitante en la School of Law de la Universidad de California en Los Ángeles y profesor de Derecho Público de la Universidad de Rio de Janeiro (UERJ).

“Provengo de una familia pobre. Luché y gané, pero sé que otros, en las mismas condiciones y con la misma voluntad de vencer, no lo consiguieron, ya que el sistema educativo crea poderosos mecanismos de exclusión de negros”, ha afirmado.

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