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“Si los Zetas no aguantaron, ninguna organización aguanta”

La muerte de ‘El Lazca’ es un hito en la lucha antidrogas de Felipe Calderón

Bernardo Marín
Ceremonia por el aniversario de la matanza perpetrada por los Zetas en Monterrey en agosto de 2011.
Ceremonia por el aniversario de la matanza perpetrada por los Zetas en Monterrey en agosto de 2011.REUTERS

¿Cómo afectará la muerte de Heriberto Lazcano El Lazca, líder del sangriento cartel de los Zeta, a la guerra contra la droga en México? Quizá no tanto como pudiera hacer creer la categoría del narcotraficante, el segundo más buscado del país después del líder del cartel de Sinaloa, Joaquín El Chapo Guzmán. Samuel González, extitular de la Unidad Especializada en Delincuencia Organizada de la Procuraduría General de la República (fiscalía), cree que el mapa del tráfico de drogas en México no tiene por qué cambiar por una razón muy sencilla: porque los Zetas, el grupo que fundó y que comandaba El Lazca controla solamente entre un 15 y un 20% de los estupefacientes ilegales que circulan por el país hacia su destino final, principalmente Estados Unidos, mientras que su rival, el cártel de Sinaloa se lleva el 70% del pastel.

Otra cosa, subraya González, es el mapa de la violencia. “Si los Zetas no logran tener el liderazgo necesario para seguir replicando sus métodos criminales puede haber un repunte inicial y luego una disminución”, asegura. “En principio puede generarse cierta anarquía que haga aumentar los crímenes, pero luego está por ver que si el que sustituye a El Lazca es capaz de seguir replicando su estrategia, que es la más sangrienta porque incorpora una metodología paramilitar”.

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González explica que el modelo “zeta” de violencia es totalmente irracional, de control territorial. “Ellos llegaban a una población e identificaban a quien controlaba la droga, la prostitución o el robo de coches y los asesinaban. Y le decían a sus subordinados: ‘o trabajas para nosotros o mueres’. Ellos no tienen problemas para las sustituciones, es un modelo jerárquico. Pero como el que inventó esto ya no está, habrá que ver si el que sigue podrá evolucionarlo, mejorarlo o si nadie va a lograrlo. Esas son las preguntas”, concluye.

Alejandro Hope, investigador del fenómeno del tráfico está de acuerdo con que hay que distinguir entre los efectos a corto y a largo plazo. “A corto plazo puede haber desorden del mercado y guerra entre los grupos por el control del tráfico”, asegura porque “el problema con los delitos transaccionales es que la eliminación de un jugador abre una oportunidad de negocio, algo que no pasa en el caso del secuestro o la extorsión”.

“Yo creo que es una vuelta de tuerca adicional al proceso vivido hace tiempo, nos movemos de una fase con grupos grandes e identificables, a una multiplicidad de bandas. Es uno de los últimos eslabones de una secuencia que empezó hace un año. No sé si esto liquidará a los Zetas, pero sí sé que han entrado en una espiral de la que es difícil salir”, asegura.

¿Cómo podría aprovechar este golpe el Gobierno mexicano? Hope remite a su blog, Plata o plomo que se publica en el portal de información Animal Político: “Bien utilizado y bien comunicado, el desmantelamiento de los Zetas podría servir de palanca de disuasión para los demás grupos. La banda más peligrosa y más sofisticada tácticamente que jamás haya existido en el submundo criminal mexicano no pudo resistir un embate sostenido y concentrado del Estado. Si los Zetas no aguantaron, ninguna otra organización aguanta. Ese mensaje hay que transmitirlo, claro y sin interferencias, al resto de las organizaciones”.

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Sobre la firma

Bernardo Marín
En EL PAÍS desde 1997, es jefe de boletines en el equipo de Estrategia Digital. Antes fue integrante de la Unidad de Edición, redactor jefe de Tecnología, director de Retina, subdirector de las ediciones impresa y digital, y responsable y fundador de la redacción de México. Es profesor de la Escuela de EL PAÍS y autor de 'La tiranía del clic'.

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