Abramóvich gana la batalla legal contra otro oligarca ruso que lo acusó de chantaje
Boris Berezovski reclamaba una compensación de 3.750 euros por supuestos daños El magnate afirma que fue intimidado para vender sus acciones en una petrolera rusa
El Tribunal Superior de Londres ha dado este viernes la razón al magnate ruso Roman Abramóvich frente a su compatriota y examigo Boris Berezovski, que reclamaba una compensación de más de 3.000 millones de libras (3.750 millones de euros) por supuestos daños causados por el dueño del Chelsea.
Durante el juicio, que comenzó en octubre de 2011 y quedó visto para sentencia en enero de este año, Berezovski, de 66 años, aseguró que fue intimidado por su compatriota para vender sus acciones en la compañía petrolera rusa Sibneft a un valor "inferior al real". Su argumento es que Abramovich, de 45 años, le obligó a desprenderse de su participación en Sibneft bajo la amenaza de echarle encima al presidente ruso Vladimir Putin, con el que el dueño del Chelsea tenía y tiene muy buenas migas y Boris se había enemistado.
El oligarca Berezovski, que dejó Rusia en 2000 tras su pelea con Putin y obtuvo asilo político en el Reino Unido en 2003, acusaba a Abramóvich de chantaje, abuso de confianza e incumplimiento de contrato, alegaciones de las que el empresario ruso ha sido exculpado.
El caso puso en evidencia el extravagante estilo de vida de los oligarcas rusos y la influencia política que Berezovski ejercía en Moscú durante el Gobierno de Boris Yeltsin (1991-1999). El representante legal del propietario del club de fútbol del oeste de Londres, Jonathan Sumption, afirmó durante el juicio que Abramóvich pagó en la década de los 90 grandes cantidades de dinero a Berezovski para asegurarse su influencia política, pero rechazó la acusación sobre su cliente, que ocupa el puesto 68 en la lista de los hombres más ricos del mundo.
La jueza Elizabeth Gloster afirmó en la sesión de este viernes que la naturaleza de la disputa entre los dos multimillonarios obligaba al tribunal a decidir si creía a Berezovski o a Abramóvich.
"En mi análisis he considerado a Berezovski como un testigo impreciso y poco fiable, que moldeaba su posición para que se ajustara a sus necesidades en el proceso", apuntó la magistrada.
"En ocasiones, su testimonio fue deliberadamente deshonesto. A veces claramente inventó las pruebas y mostró dificultades para responder a cuestiones relacionadas con el caso de manera consistente", señaló Gloster.
Berezovski, que a diferencia de Abramóvich se presentó este viernes en el tribunal londinense para escuchar la sentencia, era uno de los oligarcas más ricos de Rusia y quizás el más influyente cuando Yeltsin era presidente. Además de sus negocios en gas, petróleo y aluminio tenía un poderoso imperio mediático, pero empezó a caer en desgracia ante Putin cuando sus medios se mostraron muy críticos con el Gobierno ruso tras la explosión que provocó la catástrofe del submarino nuclear Kursk, en la que murieron sus 118 tripulantes. En 2010 ganó en Londres un juicio contra un canal de la televisión estatal rusa, RTR Planeta, que le acusó de haber envenenado al ex agente secreto Alexander Litvinenko.
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