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El incendio en la refinería venezolana de Amuay se extiende

Un tercer tanque de combustible prende fuego La explosión del sábado ha causado 41 muertos y 150 heridos

Vecinos de la barriada Alí Primera escapan de las llamas en la refinería de Amuay.
Vecinos de la barriada Alí Primera escapan de las llamas en la refinería de Amuay.David Fernández (EFE)

Ya no son dos sino tres las lenguas de fuego que se elevan al cielo desde el patio de tanques de la refinería de Amuay, una de las plantas que conforman el Centro Refinador de Paraguaná de la estatal Petróleos de Venezuela, donde el sábado en la madrugada se produjo una explosión que mató a 41 personas e hirió a más de 150. La cifra inicial de víctimas mortales era de 48, pero la gobernadora del estado venezolano de Falcón, Stella Lugo, ha rectificado este lunes, según EFE.

Un tercer tanque de combustible ha comenzado a incendiarse este lunes, a la una de la tarde; los otros dos no han dejado de arder desde el sábado. Las llamas que salen de los tanques alcanzan hasta cincuenta metros de altura, seguidas de una columna de humo negro que se extiende por varios kilómetros. Las autoridades venezolanas, que tratan sin éxito de combatir el fuego, insisten en que la situación está controlada.

“Ahorita todo el esfuerzo de enfriamiento y extinción está concentrado en ese tanque. No hay incendio fuera del patio de almacenamiento”, ha dicho el ministro de Energía y Petróleo de Venezuela, Rafael Ramírez. Hasta el día de hoy, el ministro Ramírez ha sostenido que las operaciones regulares de la planta serían reanudadas mañana, 48 horas después del accidente y que el incendio estaba controlado y confinado a dos tanques de combustible. El presidente Hugo Chávez también se encontraba la tarde de este lunes en los alrededores de la planta y, al ser cuestionado sobre este tercer incendio durante una conferencia prensa, ha dicho que prefiere no referirse al tema hasta tanto pueda constatar la situación personalmente.

El barrio La Pastora, ubicado a 100 metros de distancia de la refinería, donde viven poco menos de 300 familias, ha sido desalojado este lunes por la Guardia Nacional. Once comercios, restaurantes y panaderías de este sector quedaron reducidos a escombros con la explosión del sábado y 209 casas sufrieron daños. Este domingo por la tarde decenas de vecinos cargaron sus enseres en caminos para huir del peligro.

En los demás barrios contiguos a la refinería los vecinos se niegan a salir por temor a que sus casas sean saqueadas. “Por aquí uno deja la casa sola y se desvalijan”, dice Edison Delgado, vecino de la urbanización San Rafael, que también sufrió daños de muros caídos, ventanas y puertas rotas, con la onda expansiva de la explosión del sábado en la madrugada. Carmen Granadillos ha huido de su casa al menos tres veces cada vez que se corre la voz de desalojo, desde el día del accidente: “A mí me da mucho miedo cuando uno se tiene que ir a dormir. Porque uno de día está pendiente del incendio, pero de noche…”.

La planta de Amuay es la más grande de las cuatro refinerías que tiene en propiedad la estatal Petróleos de Venezuela y está ubicada en el estado noroccidental de Falcón. Allí se procesa más de la cuarta parte -635.000 barriles—de la producción total de petróleo de Venezuela, calculada en 2,4 millones de barriles de crudo al día. La explosión del sábado es el peor accidente ocurrido en la industria petrolera venezolana en los últimos 30 años y el séptimo de una serie de incidentes ocurridos en el Centro Refinador de Paraguaná. En enero, se incendió un sector de la Unidad de Destilación 1 y días más tarde, un desperfecto en la planta PVAY-2 provocó una paralización temporal. En febrero, hubo otro incendio en la refinería de Cardón. En marzo, se produjo una explosión en la unidad de hidroprocesos número de Amuay y en Cardón, una falla en una línea de aire. Y en mayo, el complejo entero se paralizó a causa de una falla eléctrica.

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Los sindicatos de trabajadores petroleros, que se identifican con la oposición al Gobierno, atribuyen los continuos accidentes y la caída en la capacidad de refinación de Venezuela a la falta de mantenimiento de la plantas y al despido, en 2003, de 20.000 trabajadores especializados de la industria que se sumaron a un paro general convocado en contra del presidente Chávez.

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