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A Romney le cuesta coger fuelle a tres meses de las elecciones presidenciales

La última encuesta, del centro Pew, le da a Obama una ventaja de 10 puntos Las valoraciones de ambos candidatos son bajas

Romney, en un mitin en Indiana, el 4 de agosto.
Romney, en un mitin en Indiana, el 4 de agosto. SCOTT OLSON (AFP)

A sólo tres meses de las elecciones presidenciales norteamericanas, los dos candidatos, el presidente Barack Obama y el republicano Mitt Romney, han intensificado notablemente sus actos de campaña, en un creciente cruce de críticas políticas y propuestas para solucionar el actual estado de la economía. El desempleo, según se supo el viernes, supera al 8%, y es por lo tanto demasiado elevado como para ayudar a garantizarle la reelección a Obama. Aun así, a Romney le cuesta coger fuelle, y sigue por debajo del presidente en la gran mayoría de encuestas publicadas recientemente. Según revelan esos sondeos, su fortuna y sus relaciones con el fisco son un lastre que le impide conectar con el elector medio.

El desempleo subió en EE UU en junio una décima, para situarse en el 8,3%. Son ya tres años en los que el paro se mantiene por encima del 8%. Los analistas políticos recuerdan que la mayoría de presidentes que se han presentado a la reelección con un desempleo de más del 7% han perdido en las urnas. Sucedió com George Bush padre, con Jimmy Carter y con Gerald Ford. El único presidente en la historia reciente de EE UU que logró la reelección con un paro por encima del 7% fue Ronald Reagan, con un 7,4%, y porque ese índice había bajado casi un 1% en menos de un año.

Aun a pesar del elevado desempleo, Obama sigue obteniendo buenos resultados en las encuestas. En la media que efectúa Real Clear Politics a nivel nacional, supera a Romney por tres puntos, con un 47,6% de la intención de voto. En el último sondeo del centro de análisis Pew, Obama supera a Romney en 10 puntos, y recibiría un 51% de los votos. Esas cifras, según los analistas, son insólitas para un presidente cuyo índice de desempleo se halla en cotas tan elevadas. En la misma encuesta de Pew se ofrece la clave para ello: a pesar del estado de la economía, Romney sigue teniendo una imagen personal eminentemente negativa.

Un 52% de los encuestados por Pew dice tener una imagen poco o nada favorable de Romney. Y sólo un 37% dice tener una buena impresión de él. En el caso de Obama, las tornas se invierten. Un 50% de los que participaron en el sondeo aseguran que el presidente les transmite una imagen favorable, y el 45% mantiene lo contrario. Aun así, según aclara el informe de Pew, los índices de popularidad de Obama son de los más bajos de los que se han registrado entre los candidatos a elecciones presidenciales recientes. El problema para Romney es que sus índices de aceptación son todavía más bajos.

A Romney le ha perjudicado notablemente su imagen de empresario millonario ajeno a los problemas cotidianos de los norteamericanos. Su fortuna se estima en 250 millones de dólares; diversos informes periodísticos de EE UU han demostrado que tiene o ha tenido cuentas en paraísos fiscales como las islas Caimán, y su campaña se ha negado a hacer públicas más de dos declaraciones de la renta, que, difundidas en enero, revelaron que gana 20 millones de dólares al año. Diversos líderes demócratas en el Congreso, como el senador Harry Reid, le acusaron recientemente de no haber pagado impuestos “durante diez años”.

“He pagado impuestos cada año. Y muchos impuestos”, dijo Romney en un acto electoral en Nevada el viernes. En realidad el candidato paga un 13,9% de impuestos, según su última declaración de la renta, por debajo del 35%, el tipo impositivo máximo. El candidato republicano se ha visto obligado a convertir sus mítines en defensas de la legitimidad de su fortuna y de sus relaciones con el fisco. En el mes pasado, visitó prácticamente todos los Estados donde se decidirán las elecciones dentro de tres meses, aquellos donde el voto por un partido u otro no está nunca asegurado, como Nevada, Ohio o Colorado.

Obama no se ha quedado en la zaga. Ha visitado incluso más Estados que Romney, defendiendo su propuesta de mantener las bajadas de impuestos para las clases medias y de permitir que suban para aquellos que ingresan más de 250.000 dólares al año. “Para permitirnos el bajarle los impuestos a alguien que gana más de 250.000 dólares, como el señor Romney, 125 familias como las vuestras deberían pagar 2.000 dólares más, y no sólo una vez en su vida, sino cada año”, dijo el presidente el jueves en una visita a Orlando.

En un mes, como es el de agosto, donde normalmente desciende el nivel de actividad política en EE UU, ambas campañas están manteniendo un ritmo frenético de viajes, mítines y, sobre todo, gastos. Oficialmente, la de Obama es la campaña de reelección de un presidente que más dinero ha invertido en unas elecciones en la historia. Entre enero de 2011 y junio de 2012, gastó, junto al Partido Demócrata, 400 millones de dólares en actos electorales. El diario The New York Times publicó ayer un informe, elaborado con datos de la junta electoral, donde revelaba esas cifras de gasto.

Tanta inversión electoral por parte de Obama ha dejado a Romney y al Partido Republicano con una ventaja de 25 millones de dólares en sus arcas. Ya en junio, el candidato republicano recaudó 106 millones, 30 millones más que Obama. Entonces se estimaba que Romney y su partido tenían en sus cuentas 160 millones de dólares para invertir antes de las elecciones, según una estimación del canal Fox News. En una reciente visita a Israel, en la que lanzó duras advertencias contra Irán y se alineó con el sector más duro de los políticos locales, Romney recaudó, sólo en dos días, un millón de dólares.

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