Bill Clinton se vuelca en la campaña de Obama
El exmandatario califica una futura presidencia de Romney como “desastrosa”
Superadas las diferencias personales surgidas de la tensa campaña de 2008 en la que Barack Obama derrotó a su esposa en unas disputadas y cerradas primarias por la candidatura demócrata a la Casa Blanca, Bill Clinton se ha entregado de forma maratoniana a lograr la reelección del presidente en ejercicio. Clinton ha iniciado al semana asistiendo en la noche del lunes a tres eventos distintos en Nueva York para recaudar fondos para la campaña de Obama. El resultado económico de su apoyo puede que supere los tres millones y medio de dólares. Pero no cabe ninguna duda de que las declaraciones del expresidente elogiando a Obama y criticando con dureza inusitada a su contrincante, el republicano Mitt Romney, no tienen precio en el mercado de valores de las campañas políticas.
Las declaraciones del expresidente elogiando a Obama y criticando con dureza a Mitt Romney no tienen precio en el mercado de valores de las campañas políticas
Clinton advirtió de forma clara y directa que una presidencia bajo el mando de Mitt Romney sería “desastrosa” tanto para Estados Unidos como para el mundo. En opinión del expresidente, Obama se ha ganado el derecho a otros cuatro años dirigiendo el país por su excelente manejo de la economía durante una “penosa situación”. “Ha hecho lo mejor que podía hacer en una situación tan desafiante. Merece ser reelegido”, anunció el que fuera el presidente número 42 de la nación.
Obama, que aspira a romper el récord que ahora ostenta Clinton, el de ser el único presidente demócrata que ha estado dos mandatos en la Casa Blanca desde los años cincuenta, permaneció sentado al lado del expresidente, serio y pensativo, mientras este último elogiaba su gestión e iba en sus ataques contra Romney más allá de lo que ha ido hasta ahora el propio Obama.
Las palabras de Clinton cerraban la herida abierta la semana pasada –y que la campaña temió que podía gangrenarse-, cuando el exmandatario creó cierta confusión al afirmar que las credenciales económicas de Romney y su trayectoria empresarial eran “excelentes”. Clinton socavaba así la estrategia iniciada por la Casa Blanca de cuestionar al aspirante republicano por su pasado al frente de la empresa de inversiones de riesgo en Bain Capital, responsable en última instancia de la quiebra de muchas empresas y la pérdida de miles de puestos de trabajo en momentos de grave crisis económica.
Ha hecho lo mejor que podía hacer en una situación tan desafiante. Merece ser reelegido” Bill Clinton
Las elecciones presidenciales de este año tienen en el punto de mira a la economía, ya que a pesar de que el país ha remontado la recesión a la que se enfrentaba cuando Obama llegó a la Casa Blanca no acaba de remontar con fuerza y el mal dato del paro del pasado viernes es la prueba de ello. A cinco meses de la cita con las urnas el próximo 6 de noviembre, Obama y Romney están muy igualados en las encuestas y el viaje hacia la Casa Blanca promete ser ajustado, por lo que el apoyo del carismático Clinton ha sido vital.
Clinton bromeó en la noche del lunes, en el evento en el que 50 personas pagaron 40.000 dólares cada una por atender a una recepción en la casa de Manhattan del multimillonario bursátil Marc Lasry –fundador de Avenue Capital Group-, que tanto los republicanos como Romney parecían ahora abrazar las políticas económicas de Europa tras décadas de criticar su modelo. “¿Quién habría imaginado que los republicanos, que durante décadas se dedicaron a ridiculizar a la vieja Europa, ahora adoptarían las políticas económicas de la misma?”, se preguntó irónico Clinton.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.