El primer debate electoral en la historia de Egipto ajusta cuentas con el pasado
El cara a cara enfrentó a Amr Musa, exjefe de la Liga Árabe, con el islamista Abulfutú El duelo televisado duró más de cuatro horas y ofreció pocas divergencias programáticas
Inmerso en un azaroso proceso de transición democrática, Egipto vivió la noche del jueves un nuevo hito: la celebración del primer debate presidencial de la historia de la región. El cara a cara, que duró más de cuatro horas y media, enfrentó a los dos grandes favoritos para acceder a la presidencia del país: Amr Musa, exsecretario general de la Liga Árabe, y Abdel Moneim Abulfutú, un islamista moderado. El histórico debate, que terminó pasadas las dos de la madrugada, despertó una gran expectación entre la ciudadanía. Miles de cairotas, hipnotizados ante las pantallas de televisión, llenaron las salas de los bares del centro de la ciudad. Fue un espectáculo impensable antes de las revueltas (hace solo año y medio).
Siendo un integrante del antiguo régimen, ¿cómo es posible que se convierta en la solución a los problemas del país?"
Abulfutú a Musa
Moderado por dos rutilantes estrellas de la televisión egipcia, el debate (emitido por dos canales privados) fue un fiel reflejo del transcurso de la campaña electoral, que ha entrado ya en sus últimas dos semanas. Los dos aspirantes, que se alternan en el primer puesto de los diversos sondeos publicados, se mostraron interesados en contrastar sus trayectorias pasadas más que sus respectivos programas.
Los egipcios, que echaron a Mubarak en una fugaz revolución popular, están convocados a las urnas para elegir a su sucesor los días 23 y 24. Será la primera vuelta de unas elecciones clave para ver en qué se traduce la revolución.
Ni en cuestiones relativas a la política económica, educativa, o las relaciones con Israel, mostraron Musa y Abulfutú profundos desacuerdos a la hora de responder a las preguntas de los moderadores. Ambos dijeron que revisarán el tratado de paz con su vecino, que el exdiplomático definió como "adversario" y el islamista como "enemigo". De acuerdo con el formato pactado, al final de cada bloque, ambos tenían la oportunidad de realizar una pregunta a su adversario, momento en los que ambos políticos aprovecharon para entrar en una batalla cuerpo a cuerpo.
Utiliza un lenguaje dual: con los salafistas, es salafista, y con los laicos, es laico" El exjefe de la Liga Árabe al islamista
En reiteradas ocasiones, Abulfutú resaltó en sus cuestiones la conexión de Musa con el régimen de Hosni Mubarak, pues sirvió durante la década de los noventa como ministro de Asuntos Exteriores. "Siendo un integrante del antiguo régimen, ¿cómo es posible que se convierta en la solución a los problemas del país?", le espetó.
El veterano diplomático se defendió argumentando que, desde su posición, defendía "los intereses nacionales", y no los del régimen. Además, aseguró no compartir muchas de sus políticas: "Me opuse a muchas de las políticas internas del Gobierno, y esa fue la razón por la que fui relevado de mi cargo".
Por su parte, Musa atacó a su adversario a causa de su pertenencia durante más de tres décadas a la organización de los Hermanos Musulmanes, de la que fue expulsado el año pasado por desobedecer las directrices de su guía supremo. En concreto, acusó a Abulfutú de haberse opuesto al régimen de Mubarak para defender los intereses de la Hermandad, y no los del pueblo egipcio. Asimismo, le recriminó sostener discursos contradictorios: "Él utiliza un lenguaje dual: con los salafistas, es salafista, y con los laicos, él es laico, ninguno de los dos sabe el acuerdo al que ha llegado con los otros".
Gracias a su condición de islamista moderado comprometido con la revolución, Abulfutú ha sido capaz de recabar el apoyo de partidos y grupos de ideologías muy diversas, desde organizaciones de jóvenes revolucionarios laicos, a movimientos salafistas que abogan por una interpretación ultraconservadora del islam.
"Llamo a la unidad de laicos, coptos e islamistas, para reflejar la unidad del 25 de enero [día de inicio de la revolución]. No podemos construir el país sin unidad, sin superar las diferencias de religión o de posiciones", dijo el político islamista en defensa de su proyecto político para la presidencia del país.
Ambos candidatos pasaron de puntillas por la delicada cuestión del futuro papel del ejército
Ambos candidatos pasaron de puntillas por la delicada cuestión del futuro papel del ejército, en especial por lo que respecta a sus inversiones -algunos expertos apuntan a que sus negocios superan el 30% del PIB. “El ejército necesita poder financiarse, la cuestión es sensible, y debe haber un diálogo sobre los límites de esas inversiones”, respondió Musa.
Los responsables de organizar el programa especial informaron de que invitaron a Musa y Abulfutú porque son los favoritos, y que otros candidatos, como Mohamed Morsi, el representante de los Hermanos Musulmanes, rechazaron participar en el debate. Si bien existe la voluntad por parte varios medios de comunicación de organizar nuevos debates con la participación de otros aspirantes, de momento no existe ninguna aún ninguna fecha concreta.
Las televisiones que emitieron el debate, conscientes de la trascendencia del momento, también dedicaron al debate los 90 minutos previos al comienzo del cara a cara: emitieron las imágenes del duelo Kennedy-Nixon, en Estados Unidos en 1960, el primer debate presidencial televisado, análisis de expertos y mucha publicidad.
Una de las anécdotas del día fue el error cometido por Musa, máximo representante de la Liga Árabe durante una década, al decir que Irán es un país árabe.
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