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Egipto inicia la campaña que llevará a la presidencia al sucesor de Mubarak

Trece candidatos luchan en unas elecciones que fijarán el poder de los islamistas

Varios jóvenes se manifiestan contra la Junta Militar ante el Ministerio de Defensa de El Cairo.
Varios jóvenes se manifiestan contra la Junta Militar ante el Ministerio de Defensa de El Cairo.KHALED DESOUKI (AFP)

Esta mañana se ha iniciado oficialmente la campaña electoral de las elecciones presidenciales en Egipto, cuya primera vuelta tendrá lugar los días 23 y 24 de mayo. Finalmente, son 13 los candidatos que aspiran a suceder a Hosni Mubarak en la presidencia del país árabe. De éstos, sobresalen cuatro nombres: Amr Moussa, Abdel Moneim Abulfutuh, Ahmed Shafiq, y Mohamed Morsi. Las encuestas no ofrecen una radiografía clara del mapa electoral, por lo es difícil vaticinar quiénes se enfrentarán a mediados de junio en la segunda vuelta.

A tres semanas de los comicios, no sólo existe una gran incertidumbre respecto a la identidad del vencedor, sino también sobre cuáles serán sus competencias. Un ejemplo más de la enmarañada transición egipcia, marcada por las luchas de poder, y cuyo fin está previsto para el próximo 30 de junio con la entrega de poderes al presidente electo por parte de la Junta Militar.

En teoría, antes de esa fecha, debería haberse aprobado la nueva Constitución. Sin embargo, bloqueada hasta el sábado la Asamblea Constituyente, aún no ha empezado sus trabajos, por lo que no está claro que pueda cumplir con los plazos previstos. Ahora bien, existe un amplio consenso entre las fuerzas políticas para recortar los poderes que la Constitución de 1971 otorga al presidente, definidos como "faraónicos". Los partidos islamistas apuestan por implantar un sistema parlamentario clásico, pero la fórmula de consenso más probable es un sistema semi-presidencial, como el vigente hoy en Francia.

Según algunos expertos, el principal favorito es Amr Moussa, el exsecretario general de la Liga Árabe y exministro de Exteriores. De 75 años, Moussa, que se define como "nacionalista", presume de ser el candidato con una mayor experiencia de gobierno, y apela a aquellos sectores que anhelan el retorno a la estabilidad.

"En el contexto actual de crisis que vive el país, no es momento de ensayar experimentos que no han sido probados en ningún otro país", dijo en un encuentro con la prensa extranjera, en una velada referencia al proyecto de sus adversarios de tendencia islamista.

Mohamed Morsi es el candidato de los Hermanos Musulmanes, y cuenta con la más poderosa maquinaria electoral del país, engrasada en las pasadas elecciones legislativas. Sin embargo, nada más juega a su favor. Poco conocido y falto de carisma, Morsi era el "candidato de reserva" ante la hipotética descalificación de Jairat el Shater, el verdadero líder de la organización.

Además, la popularidad de la Hermandad se ha resentido tras haber roto su promesa de no presentar candidato a las presidenciales. De hecho, Morsi se ha visto obligado a iniciar su campaña a la defensiva, negando que la cofradía pretenda conseguir la hegemonía política en el país. Precisamente, ese temor explica que diversas organizaciones salafistas, incluida la coalición Nour, la segunda fuerza en número de escaños, hayan expresado su apoyo al otro aspirante islamista, Abdel Moneim Abulfutuh, a pesar de que sus postulados ultraconservadores son más próximos a los de Morsi.

Tras liderar durante años el ala más moderada de la Hermandad, Abulfutuh fue expulsado el año pasado de la organización. Su carisma y fidelidad a la revolución le han granjeado una heterogénea red de apoyos, que incluye desde a islamistas a jóvenes revolucionarios laicos.

No obstante, le será difícil recabar el apoyo de Tahrir, pues tres aspirantes con sólidas credenciales revolucionarias anunciaron ayer su intención de fusionar sus candidaturas, reforzando así su proyección. En las antípodas de sus discursos se sitúa Ahmed Shafiq, el último primer ministro de Mubarak, y considerado por muchos el candidato preferido por el ejército.

Por otra parte, el mariscal Hussein Tantawi, el presidente de la Junta Militar, anunció ayer su intención de nombrar un gobierno nuevo durante las próximas 48 horas. El gesto llegó pocas horas después de que el Parlamento suspendiera indefinidamente sus sesiones como medida de presión para forzar la cesión del gabinete Ganzuri. Durante los últimos meses, este asunto había empozoñado las relaciones entre los Hermanos Musulmanes y la Junta Militar.

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