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Sarkozy quiere votos de Le Pen pero no ministros lepenistas

El presidente lanza guiños al electorado del Frente Nacional pese a las diferencias respecto a la política económica europea

El presidente candidato Nicolas Sarkozy durante su mítin en Cernay, Alsacia.
El presidente candidato Nicolas Sarkozy durante su mítin en Cernay, Alsacia.CHRISTOPHE KARABA (EFE)

Nicolas Sarkozy y François Hollande han levantado la veda sobre la crucial reserva de sufragios que suponen los 6,4 millones de votantes del Frente Nacional (FN), grupo hasta ahora considerado como indeseable. A ambos candidatos les va en ello la vida política y defienden con matices su cortejo de este electorado complejo y en expansión social y geográfica, que ha pasado de vilipendiado a hacedor de reyes. Un sondeo revela que dos de cada tres electores de Sarkozy aceptan un acuerdo con los lepenistas. El candidato presidente asegura que esos hipotéticos votos no se traducirán en ministros en el Gobierno que llegue a formar si repite en el Elíseo. “No habrá acuerdo con el Frente Nacional”, asegura Sarkozy.

Primero Hollande con su “A mí me toca convencer a los electores del Frente Nacional” y luego Sarkozy diciendo que “Le Pen es compatible con la República” han hecho guiños a ese voto nacionalista puro y duro, socialmente conservador y sociológicamente rural y proletarizado con vetas xenófobas que reflejan su victimación por la globalización. El socialista quiere atraerse a los obreros de las regiones desindustrializadas que ven en Marine Le Pen el único refugio fiable de una clase política que les ha dado la espalda. Mientras Hollande ofrece justicia social a esas cohortes desheredadas, Sarkozy les ofrece eso y todo los demás, hablando de los “olvidados”, de “los que sufren”, de la raíces cristianas de Europa, de la patria, de la seguridad, de las fronteras, de los que abusan del Estado de bienestar en beneficio propio y del voto a los extranjeros no comunitarios en elecciones locales, promesa de Hollande que repugna a los electores del Frente Nacional.

Prominentes sarkozystas han dado la campanada al decir que jamás darán su voto al Frente Nacional

El discurso de Sarkozy se parece tanto al de Le Pen que los analistas creen que podría enajenarse a su electorado natural, aunque el 64% de sus votantes aceptaría un acuerdo en las legislativas de junio entre lepenistas y sarkozystas, según un sondeo. En el tercio que se opone a tal maridaje político hay prominentes sarkozystas, dos de los cuales (una senadora y ex ministra y un ministro en ejercicio) han dado la campanada al decir que ellos jamás darán su voto al Frente Nacional.

Al paso de la tesis de que está haciendo excesivos gestos de identificación con el FN ha salido Sarkozy este miércoles asegurando que “no habrá acuerdo con el Frente Nacional, no habrá ministros”. Según el candidato presidente hay demasiadas diferencias políticas entre él y Le Pen. No se hacen visibles en los mítines, en los que la cuestión del voto a los extranjeros es una de las no-diferencias sobre la que Sarkozy vuelve repetidamente. Este miércoles en Alsacia, donde ha apelado directamente al voto de los lepenistas al pairo del voto a los extranjeros, que el sarkozysmo tampoco desea: “Si los electores del Frente Nacional no lo quieren, que nos den su voto”.

Sobre la Unión Europea si hay diferencias, empezando por el deseo de Le Pen de abandonar el euro. Sarkozy se ha puesto duro con Bruselas al considerar intolerable que la Comisión Europea proponga un incremento del 6,8% de su presupuesto para 2013 cuando toda Europa está apretándose el cinturón “Es imposible, injustificable e inaceptable que la UE pida a cada uno de sus socios esfuerzo en la reducción del déficit mientras reclama un aumento del 7% de su presupuesto”, ha dicho la portavoz del Gobierno francés.

Para Sarkozy la austeridad y el rigor presupuestarios son irrenunciables, una rigidez que daña a los electores del Frente Nacional, con nutrida presencia de obreros no cualificados. En esa disciplina en el gasto se empeña el presidente frente a las propuestas de Hollande. El socialista, que controla el Senado, se opone a la constitucionalización de la regla de oro del equilibrio presupuestario. “Todos los países de Europa se han comprometido a hacerlo”, ha explicado Sarkozy en su mitin en alsaciano. “Si el Senado se opone, convocaré un referéndum para preguntar al pueblo francés qué piensa”.

A la espera de esa respuesta, Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo se ha alineado con las ideas de Hollande de que el pacto presupuestario debe convertirse en uno de crecimiento. El socialista ha prometido que si gana las elecciones el próximo 6 de mayo renegociará el pacto presupuestario inspirado por la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés: “Ella ha dirigido Europa junto a Nicolas Sarkozy. ¡Ya vemos el resultado!”

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