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La huelga mundial

No conozco a nadie que estuviera al corriente de tan descomunal proyecto. Me enteré por el consejero de Interior catalán, Felip Puig, en una de sus declaraciones acerca de los graves incidentes que afectaron a la ciudad de Barcelona el día de la huelga general. El señor Puig es aficionado a comentar las actuaciones de su policía, sobre todo en los días de mayor agitación, y en aquella ocasión salió a proporcionar sus reflexiones y análisis sobre las causas que explican actuaciones tan violentas como las que pudieron ver los barceloneses el día 29 de marzo.

Algo tenía que decir el máximo responsable del orden público catalán respecto a la prevención de estos incidentes; a su represión cuando se desarrollaban y luego al castigo de los responsables. Ahí fue cuando los ciudadanos nos enterarnos de que nos encontrábamos ante un núcleo muy peligroso de revoltosos, en buena parte extranjeros, dispuestos a utilizar la ciudad como laboratorio de futuras jornadas violentas y, en concreto, como ensayo general para una huelga mundial convocada para el 15 de mayo. 

Hemos sabido después que el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, puso a disposición de su colega catalán los antidisturbios a su mando, en prevención de que la envergadura de la protesta le desbordara. No podía ser este el caso, naturalmente. El consejero Puig ha asegurado que el dispositivo policial funcionó perfectamente el día de la huelga. También ha adelantado que destinará más agentes a la división de antidisturbios y a la unidad de información que se dedica a estos grupos violentos. De forma implícita reconoce así que no andaba sobrado de fuerzas y, sobre todo, que le faltaba buena información.

Los responsables del orden público tienen una tarea difícil, también cuando hablan en público. Su eficacia se juzga por los hechos. Los ciudadanos, en cambio, suelen encajar con cierta prevención sus palabras, sobre todo cuando no están al servicio de la transparencia, sino de la autojustificación, ya que suelen terminar siempre pidiendo un endurecimiento de las leyes y mayores márgenes de acción para la policía. Aunque con sus análisis parecen sociólogos urbanos, lo que les tienta es la función de líderes sindicales, que encuentran en la amenaza de una huelga mundial una buena ocasión para hacer avanzar sus reivindicaciones.

(Foto tomada con mi iphone el día 29 de marzo en la calle Rosselló esquina Rambla de Catalunya de Barcelona a las dos de la tarde).

Comentarios

En la poca información que tuvimos los barceloneses hago hincapié, ya que es la base para establecer un rápido patrón de acción. Por otra parte he escuchado decenas de veces declaraciones del consejero de interior,por distintas emisoras de radio, y siempre es lo mismo, evadir preguntas y salir airoso. En lo personal, el 29 M , fui increpado por aquellos llamados" piquetes informativos" , los cuales no respetan también el derecho que tenemos los que queríamos laborar. En conclusión La ciudad condal ese día se convirtió en un territorio hostil, que fue el foco mundial y portada de muchos diarios internacionales. Que no se vuelva a repetir este mal ejemplo de democracia!!.
Legislar a golpe de golpe recibido suena a improvisación penal por no hablar de diarrea legislativa motivada por el miedo. Y últimamente se oye hablar mucho de esta forma de reacción. Al gobierno le tira la dureza en la represión, un comienzo nada alentador.
Dice el autor de este blog en "El año de la Revolución" que "nada refleja mejor los cambios históricos que los mapas escolares de una época preterida". Y qué razón tiene. Reconozco que yo siento algo parecido con los mapas de carreteras del viejo Mopu. Te das cuenta de cómo avanza nuestra sociedad, viariamente hablando, al mirar cómo se multiplican las curvas de colores de la guía de carreteras. Pero volvamos al texto citado. Habla el autor, en ese mismo contexto de los cambios políticos, que los efectos buscados en determinado sentido no se producen tanto "por el efecto directo de una revolución, sino como resultado de los esfuerzos generalizados para evitarla". La estrategia de ir cediendo pequeños puestos en la plaza a fin de no entregar la plaza entera. Quiere decir, si no lo entiendo mal, que la amenaza de tirar para adelante obliga a la fuerza contraria a maniobrar a su favor en clave menor. Así las cosas, nuestros belicosos gobernantes, Felip Puig y Jorge Fernández, tanto monta monta tanto, con bombín o sin bombín a lo Tintín, nuestros fieros defensores del orden público, digo, han entendido este curioso proceso de amenaza-cesión del amenazado pero siendo la amenaza en este caso la oficial. Para conseguir una mejor represión, nada como amenazar con armarse militar y legalmente, en ambos casos hasta los dientes. Quizás quienes organizan las protestas piensen lo mismo que los autócratas amenazados y quemen menos contenedores que lo habitual. Que esa es otra, qué sería de las algaradas sin contenedores. Pobres contenedores, qué vida más perra, de noche y de día. Pero bien podría ocurrir que estas amenazas del dúo belicoso, lejos de conseguir su efecto disuasorio, consigan, una vez más, que la Revolución triunfe. Y es que los caminos no siempre son de doble dirección, como ocurre en las autopistas y autovías, esas que llenan nuestros mapas de carreteras como nunca los han llenado y que hacen que no conozca este país ni la madre que las parió, los mismos carriles no sirven para los dos sentidos, son conductos distintos, hasta que se cuelan un par de suicidas con instintos asesinos y la montan.

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