Strauss-Kahn, imputado por proxenetismo en el 'caso Carlton' de Lille
El exministro de Economía está en libertad bajo una fianza de 100.000 euros Los investigadores quieren saber si DSK conocía la condición de prostitutas de las mujeres
Tres jueces de Lille (norte de Francia) han decidido este lunes imputar a Dominique Strauss-Kahn por un presunto delito de “proxenetismo agravado en banda organizada” dentro del caso del hotel Carlton, según han anunciado sus abogados. El exdirector del Fondo Monetario Internacional, de 62 años, ha sido interrogado desde las dos y media de la tarde hasta cerca de las diez de la noche por los jueces, que adelantaron por sorpresa su declaración en 48 horas. El miércoles se inicia en un tribunal del Bronx, Nueva York, la causa civil abierta contra Strauss-Kahn en Estados Unidos a raíz de la denuncia por violación de la camarera guineana Nafissatou Diallo en el caso del hotel Sofitel.
Tras su imputación formal en Lille, los jueces le han impuesto una fianza de 100.000 euros y diversas medidas cautelares, entre ellas la prohibición de entrar en contacto con los otros inculpados, las partes civiles del proceso y los testigos, así como la de no hablar con ningún medio informativo sobre los hechos.
La investigación judicial intenta esclarecer si el expolítico socialista participó en diversas fiestas y orgías organizadas por los cabecillas de una supuesta red de prostitución. Los jueces tratan de averiguar si DSK, como se le llama en Francia, conocía la condición de prostitutas de las mujeres que frecuentaba, y si sabía o no que esas fiestas eran financiadas con fondos de dos empresas privadas.
Según ha afirmado Richard Malka, uno de sus abogados, DSK “ha declarado con toda firmeza que no es culpable de ningún delito y que nunca tuvo la menor consciencia de que las mujeres que frecuentó fueran prostitutas”.
El exdirector del FMI ya había sido interrogado bajo detención provisional hace un mes, y entonces declaró que ignoraba que las jóvenes fueran remuneradas por participar en las fiestas ya que le habían sido presentadas “por jefes de la policía”. Tras dormir en los calabozos de la gendarmería, DSK fue informado el 21 de febrero de que debería comparecer ante los jueces por los dos delitos de los que se le consideraba sospechoso: complicidad con proxenetismo agravado en banda organizada y encubrimiento de abuso de bienes sociales, infracciones que pueden ser penadas con hasta veinte años de reclusión.
Hasta ahora, la justicia había acusado formalmente en el caso Carlton a ocho personas: el exjefe de policía del norte de Francia, tres directivos del hotel Carlton, dos empresarios de la región de Pas-de-Calais, un abogado y el supuesto cabecilla, Dominique Alderweireld, apodado Dodo La Salmuera, que es dueño de una cadena de burdeles en Bélgica.
Los empresarios que pagaban los gastos han declarado a los jueces que DSK ignoraba que las chicas fueran prostitutas, pero según fuentes judiciales, un SMS en el que el expolítico recomendaba a un amigo los servicios de una de ellas parece indicar que lo sabía.
El caso estalló en octubre de 2011 con la detención de Alderweireld. La justicia sospecha que este organizaba el desplazamiento de prostitutas desde Bélgica para asistir a fiestas privadas en el lujoso hotel Carlton de Lille, entre cuyos clientes se encontraba el exministro.
Los jueces descubrieron que la red también organizó viajes a París y Washington, y que los imputados estuvieron en la capital de EE UU entre el 11 y el 13 de mayo del año pasado, es decir, la víspera del arresto de DSK en Nueva York tras ser acusado de violación por la camarera guineana del Sofitel. El exdirector del FMI logró evitar entonces la causa penal porque los fiscales consideraron que el testimonio de Nafisattou Diallo carecía de fiabilidad y presentaba contradicciones que no se habrían podido sostener ante un jurado.
Irónicamente, la imputación formal de DSK en su país se produce un mes antes de que se celebre la primera vuelta de las elecciones presidenciales que un día soñó con ganar, ya que, hasta su caída en desgracia el año pasado, Strauss-Kahn era el candidato favorito de los franceses para suceder a Nicolas Sarkozy en las encuestas. Hoy, el presidente saliente encabeza los sondeos seguido muy de cerca por François Hollande, el aspirante del Partido Socialista, que sigue apareciendo como ganador de la segunda vuelta.
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