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La autopsia revela que el terrorista de Toulouse murió acribillado a tiros

Merah falleció por un tiro en la cabeza tras ser alcanzado por 20 proyectiles Los servicios secretos se defienden del aluvión de críticas recibidas por su actuación

Un policía mira por la ventana del edificio asaltado.
Un policía mira por la ventana del edificio asaltado.JEAN-PIERRE MULLER (AFP)

Todo fue un poco menos literario y menos aséptico de lo que se dijo en un principio. El supuesto terrorista de Al Qaeda Mohamed Merah, que confesó haber asesinado a siete personas entre el 11 y el 19 de marzo, murió en efecto a causa de un disparo en la cabeza durante el asalto de las fuerzas especiales de la policía, RAID. Pero este viernes se ha confirmado lo que algunos imaginaban, que el yihadista de Toulouse fue cosido a balazos. Según el informe preliminar de los forenses, adelantado por el diario Le Parisien, Merah murió a causa de dos disparos y recibió en total 20 disparos, la mayoría por la espalda y en las piernas y los brazos.

Los datos de la autopsia completan la escueta versión oficial ofrecida tras el asalto policial por el ministro del Interior, Claude Guéant, y el fiscal de París, François Molins, que se habían limitado a explicar que Merah recibió “un disparo en la cabeza” mientras intentaba saltar por la ventana después de haber opuesto feroz resistencia.

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El informe forense indica la trayectoria de las dos heridas mortales de necesidad: “Un impacto penetró por el lado izquierdo de la frente y el otro atravesó su abdomen entrando por el flanco derecho y saliendo por el izquierdo”. Una fuente judicial precisó que aún se ignora cuál de esas balas “fue disparada primero”.

Otro detalle nuevo es, según los primeros análisis, que “la mayoría” de los disparos de los agentes del RAID entraron “por la espalda” de Merah, lo que parece avalar que en el intenso intercambio de fuego los asaltantes trataron de capturarle vivo al menos hasta que llegó al balcón, momento en el que un francotirador le disparó en la cabeza, según la versión oficial.

El cuerpo de Mohamed Merah, de 23 años, fue trasladado al Instituto Médico de Toulouse después de que 15 agentes de los RAID tomaran su pequeño apartamento del barrio Côte Pavée para acabar con un dramático cerco de 32 horas. Los cuerpos especiales dispararon más de 300 cartuchos y Merah replicó con 30 tiros de Colt 45, dijo la policía, que añadió que el joven llevaba un chaleco antibalas.

La investigación policial intenta ahora reunir todo el material acumulado por el asesino confeso y localizar a sus posibles cómplices. Su madre, Zulika Aziri; su hermano mayor, Abdelkader, y la compañera de este permanecen arrestados, y podrían estarlo hasta el domingo en virtud de la ley antiterrorista.

Según fuentes de la investigación, Abdelkader Merah ha asegurado que “ignoraba del todo” los proyectos criminales de su hermano, aunque los servicios secretos le tenían fichado como reclutador de yihadistas y varios testigos han dicho que fue el artífice de la radicalización de su hermano. Fuentes policiales dijeron que han encontrado explosivos en su coche, sin dar más detalles.

Mientras tanto, las dudas sobre la efectividad de los servicios secretos aumentan cada día que pasa. Las críticas han forzado al director de los servicios de inteligencia, Bernard Squarcini, a defenderse asegurando que fue imposible detener antes al pistolero y que este no pertenecía a ninguna red islamista.

“Era imposible decir el domingo por la noche”, víspera de la matanza del colegio judío de Toulouse, “es Merah, hay que detenerlo”, aseguró Squarcini, jefe de la Dirección Central de la Inteligencia Interior (DCRI), en una entrevista al diario Le Monde. “No podíamos ir más rápido”, concluye.

El joven de 23 años, francés de origen argelino, entró en el fichero de la DCRI en noviembre de 2010, tras un simple control de carretera en Kandahar, en Afganistán. “Hicimos una investigación pero no había nada, no hay activismo ideológico, no va a la mezquita”, dice el director de Inteligencia. Lo llamaron en noviembre de 2011 para explicar su estancia. “Se mostró cooperativo, y nos enseñó fotografías de su viaje”. Tras esa convocatoria, Merah fue incorporado a la lista de personas de cuyos viajes debe informarse a la DCRI.

“Para hacer lo que hizo, revela más un problema médico y de fanatismo que un simple recorrido yihadista”, dijo Squarcini. “Se ha autorradicalizado en la cárcel, solo, leyendo el Corán”, añadió, por lo cual concluye que “no tiene ninguna relación con ninguna red”. Según explicó Merah durante el cerco policial, su entrenamiento militar fue en Waziristán en 2011, donde fue formado por una sola persona para evitar llamar la atención.

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