Máxima alerta en las bases de EE UU por la matanza de civiles en Afganistán
El Pentágono insiste en que el sargento detenido, de 38 años, actuó en solitario Obama llama por teléfono a Karzai el domingo para expresarle su "horror" por lo ocurrido
El Pentágono ha puesto hoy a todas sus bases en Afganistán en situación de máxima alerta, después de que la guerrilla de los talibanes prometiera vengarse por la matanza de nueve niños y siete adultos a manos de un sargento del Ejército de Tierra de Estados Unidos, en la provincia de Kandahar, el domingo de madrugada. El Ejército norteamericano ha insistido hoy en que, según sus investigaciones, el soldado, que apoyaba al cuerpo de operaciones especiales de los Boinas Verdes, actuó en solitario y sin la asistencia de otros compañeros de filas.
La matanza desató de nuevo protestas antiamericanas en Afganistán, un mes después de la ira provocada por la quema de copias del Corán en la base militar de Bagram, al norte de Kabul. Los talibanes han emitido hoy un comunicado en su página web, en el que prometieron represalias: “Apoyamos a las víctimas de esos actos salvajes, y prometemos a los que les sobreviven que nos vengaremos de los invasores asesinos y que castigaremos estas brutales acciones”.
Fuentes del Pentágono han revelado hoy diversos detalles sobre el soldado detenido. Según las pesquisas iniciales del Comando de Investigaciones Criminales del Ejército se trata de un sargento de 38 años afiliado a la base de Lewis-McChord, en el Estado de Washington. Había estado de servicio en Irak en tres ocasiones, pero esta era su primera misión en Afganistán. Según la cadena de televisión ABC News, que citó fuentes anónimas, el soldado sufrió en el pasado una lesión cerebral leve, y, a pesar de ello, fue declarado apto para filas.
El domingo salió de la base militar en solitario y regresó después de la masacre, para entregarse a sus superiores. A pesar de que no reveló el nombre del detenido, el Ejército notificó a sus familiares del arresto. El sargento está casado y tiene dos hijos.
“Las Fuerzas Armadas de Estados Unidos tienen unos sólidos métodos para enfrentarse a estas transgresiones”, ha dicho hoy en Washington el portavoz del Pentágono, George Little. “Hay un acuerdo en vigor con el Gobierno de Afganistán, que permite que la investigación, y cuando sea procedente, el juicio, se efectúen a través de las vías habilitadas para ello por el Ejército de EE UU”. Los fiscales militares, ha añadido Little, están preparando cargos criminales que podrían llevar a un consejo de guerra.
El presidente norteamericano, Barack Obama, llamó por teléfono el domingo a su homólogo afgano, Hamid Karzai, para expresar su “horror y tristeza” por lo ocurrido, según anunció la Casa Blanca. Washington está negociando con Kabul un acuerdo estratégico que le permita culminar el repliegue de tropas según los plazos establecidos por Obama, que quiere poner fin a la misión bélica en 2014. Ahora, el Gobierno norteamericano teme que las protestas desatadas por la matanza compliquen esas conversaciones.
La OTAN ha confirmado hoy que el incidente no afectará a los planes de proseguir con el repliegue de forma paulatina. El primer ministro británico, David Cameron, se reúne mañana con Obama en la Casa Blanca. Se prevé que ambos mandatarios discutan la retirada de Afganistán. EE UU tiene en el país centroasiático país 100.000 soldados. Reino Unido, 9.500.
El soldado abandonó su base, en el distrito de Panjwai, la madrugada del domingo. Según información del ministerio de Defensa de Afganistán, caminó 1,8 kilómetros hasta la villa de Balandi, donde mató a 12 personas, 11 de ellas de la misma familia. Luego amontonó los cuerpos y trató de prenderles fuego, antes de desplazarse a otra villa, Alkozai, donde aniquiló a otras cuatro personas. Fuentes del Pentágono han dicho que el sargento se halla “bajo custodia militar en una base distinta a la de Panjwai”. No revelaron su localización exacta para evitar ataques contra puestos militares.
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