Faiveley: la Europa ferroviaria le sienta muy bien
De ser un actor franco-francés, Faiveley ha pasado a ser un actor mundial con equipo internacional
Thierry Barel está desbordado. El patrón de Faiveley Transport no tiene ni tiempo de responder a nuestras preguntas. "Está terminando el traspaso de la empresa estadounidense de transportes Graham White", nos explican en la sede del fabricante de equipamiento ferroviario, creada en 1919 en Saint-Ouen, al norte de París. Graham White es la tercera empresa del sector en Estados Unidos.
Con esta nueva adquisición, Faiveley, un grupo de 5.000 personas y más de 914 millones de euros de facturación -de ellos, el 80% en exportaciones-, prosigue su expansión a gran velocidad. Pese a ser desconocido del gran público, es hoy uno de los actores fundamentales de la industria ferroviaria del viejo continente. Y si ha logrado colocarse a ese nivel es, en parte, aprovechando el mercado único, la desregulación progresiva del sistema ferroviario y el relanzamiento europeo del sector. Al ser más fuerte en Europa, está mejor situado para hacer frente a la competencia mundial y, sobre todo, a los nuevos rivales chinos.
El nombre de Faiveley es familiar para los enamorados del tren: es la empresa que inventó en 1923 el pantógrafo
El nombre de Faiveley es familiar para los enamorados del tren: es la empresa que inventó en 1923 el pantógrafo. Este elemento une la locomotora eléctrica a la catenaria, que proporciona electricidad a la máquina. En 2007, su nueva generación de pantógrafos electrónicos contribuyó en parte a que el tren francés de alta velocidad rompiera todas las marcas al circular a más de 574,8 kilómetros por hora. Hoy, esta tecnología figura en los trenes de alta velocidad de toda Europa. Faiveley provee asimismo a los grandes fabricantes de trenes, como Bombardier, Alstom y Siemens, de sistemas de frenado, climatización, control, información a los pasajeros y puertas. También garantiza el mantenimiento de los trenes.
En 2010, cuando le designaron consejero delegado de la compañía, de la que un 53,4 % es todavía propiedad de la familia Faiveley, Thierry Barel declaró su ambición de convertirse en el número uno mundial. Por el momento, debe conformarse con el segundo puesto, detrás de su gran competidor alemán, Knor Bremse. Desde hace 10 años, el grupo francés adquiere empresas europeas a diestro y siniestro. Después de la checa Lekov en 2002, Faiveley dio un gran paso comprando la sueca Sab Wabco, número dos mundial en el sector de los frenos para ferrocarril. El grupo francés asombró a todo el mundo, porque tenía 2.300 empleados, poco más que los suecos. Después adquirió un proveedor alemán, NOWE, especializado en sistemas de frenado. Al mismo tiempo, Faiveley atacó el mercado mundial. Para empezar, Asia, donde el grupo cuenta ya con 16 instalaciones, entre ellas varias plantas productoras, sobre todo, en China. Después, Estados Unidos, donde Faiveley ya había comprado Elconn en 2008, antes de la compra actual de Graham White.
El grupo lleva a cabo todavía el 61% de sus actividades en Europa
De ser un actor franco-francés gestionado a la antigua a finales de los años noventa, Faiveley ha pasado a ser un actor mundial con un equipo internacional al frente. El grupo lleva a cabo todavía el 61% de sus actividades en Europa y hace poco consiguió convencer a Siemens de que utilice sus puertas para equiparla próxima generación del ICE, el tren de gran velocidad alemán. Pero acceder al mercado del otro lado del Rin sigue siendo difícil: la industria alemana prefiere trabajar con su estrella, Knor Bremse. En cuanto a formar una EADS ferroviaria, ni soñarlo: el responsable de Faiveley ya dijo a la revista especializada Ville, Rail et Transports que no. «Además, tenemos un rival alemán que tiene tan pocos deseos como nosotros de mezclarse», añadió.
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