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LA CARRERA POR EL ELÍSEO

Hollande promete en su primer mitin una reforma del sistema bancario francés

“Francia no es el problema sino la solución”, afirma el candidato socialista

El candidato socialista a la presidencia de Francia, François Hollande, en un mitin este domingo en Le Bourget.
El candidato socialista a la presidencia de Francia, François Hollande, en un mitin este domingo en Le Bourget. FRED DUFOUR FRED DUFOUR (AFP)

“Francia no es el problema sino la solución. ¡El cambio es ahora! Movilicémonos, unámonos, y en tres meses haremos ganar a la izquierda”. Un François Hollande entregado y vibrante a ratos ha salido reforzado hoy de su primer mitin de campaña para las presidenciales. En Le Bourget, cerca de París, y ante 10.000 militantes socialistas, Hollande ha hablado durante hora y media, mezclando lo personal y lo político, y ha sido muy crítico con el presidente saliente, Nicolas Sarkozy, cuyo nombre no ha citado. “Yo amo a la gente, otros están fascinados por el dinero”, ha dicho.

Pero la principal noticia del arranque de la campaña es el claro giro a la izquierda con propuestas concretas que el favorito en todos los sondeos estrena con una declaración de guerra al sistema financiero. Hollande ha explicado que su “verdadero enemigo es el mundo de las finanzas”, ese sistema que “no tiene nombre ni cara, no será jamás candidato y no será elegido, y sin embargo, gobierna”.

El candidato del Partido Socialista ha prometido que para “controlar las finanzas” aprobará una nueva ley que obligará a los bancos “a separar sus negocios de especulación y crédito” y “prohibirá pura y simplemente los productos financieros sin relación con las necesidades de la economía real”. La norma establecerá un marco legal para las opciones por acciones y los bonus en los salarios de los directivos de las compañías financieras, ha anunciado sin dar más detalles.

Metiéndose por primera vez de lleno en el charco de la crisis europea, el diputado de Corrèze ha reivindicado la creación de una agencia pública de calificación europea, y ha defendido la aprobación de una “verdadera tasa que grave todas las transacciones financieras” junto a “todos los socios europeos que lo deseen”, y ha especificado que no será un mero impuesto sobre las operaciones bursátiles, que es a su juicio la medida que impulsa Sarkozy.

"El verdadero enemigo es el mundo de las finanzas, un sistema que no tiene nombre ni cara, no será jamás candidato y no será elegido, y sin embargo, gobierna”.

Sobre Europa, Hollande se ha esforzado por ofrecer una vía visión distinta a la del actual inquilino del Elíseo. Pero ese pasaje ha sonado bastante hueco. “Europa es nuestro bien común. Debemos defenderla”, ha proclamado, para reivindicar “una Europa de crecimiento, de solidaridad, de protección”. En cuanto a Alemania, ha anunciado que su primer viaje al extranjero será a Berlín y que promoverá la firma de un nuevo tratado bilateral en enero de 2013, “para conmemorar el que firmaron hace medio siglo De Gaulle y Adenauer”.

En cuanto a la situación de las cuentas públicas, Hollande ha preferido no dar muchas pistas. Ha dicho que es consciente de la debilidad del crecimiento y del escaso margen de maniobra que eso produce, y se ha comprometido a devolver a Francia al equilibrio presupuestario o déficit cero solo al final del mandato de cinco años, es decir en 2017. Además, ha prometido suprimir las exenciones fiscales que el Gobierno actual concede “a los más ricos y a las grandes empresas”, y derogar la “ciega norma” que obliga al Estado a sustituir solo a uno de cada dos funcionarios jubilados.

Citando a Albert Camus, y glosando pasajes de Martin Luther King, John F. Kennedy, Barack Obama y Shakespeare, Hollande ha pedido a los franceses que le ayuden a construir “el sueño” de la justicia y la dignidad humana. Es consciente de que encarna el deseo de vencer de la izquierda, ha añadido: “Siento una profunda emoción, la de expresar vuestra convicción, vuestra voluntad, vuestra esperanza”, ha dicho. Para concluir, releyendo a Kennedy: “No se trata de lo que la República puede hacer por vosotros sino de lo que vosotros podéis hacer por la República”.

Si es elegido será “el presidente del fin de los privilegios”, y sus prioridades serán la igualdad, la educación y los jóvenes. “La igualdad no es el igualitarismo, es la justicia; no es la asistencia, es la solidaridad”, ha dicho, antes de prometer que el acceso a la vivienda será universal.

El estilo presidencial será el opuesto al que Francia ha vivido en estos últimos cinco años. Para Hollande, “presidir la República es rechazar que todo procede de un solo hombre, de un solo razonamiento, de un solo partido que se puede convertir en clan. Yo quiero conquistar el poder pero no soy voraz. Quiero ponerlo al servicio de los franceses. Reivindico una sencillez que no es represión, sino la marca de la auténtica autoridad”.

Aludiendo a los escándalos de corrupción y amiguismo del último quinquenio, el ex primer secretario del PS se ha dicho dispuesto a renunciar a algunas competencias: “Presidir la República es aceptar compartir el poder de nombrar a los altos cargos, y no nombrar a los presidentes de las cadenas y radios del servicio público; es garantizar la independencia de la justicia y preservar la libertad de prensa protegiendo las fuentes de información. Presidir la República es no tener piedad ante la corrupción”.

También ha dejado un mensaje para el Frente Nacional, al evocar el 21 de abril de 2002, el día que el candidato socialista, Lionel Jospin, fue superado en el primer turno por Jean-Marie Le Pen. Hollande garantiza que no se repetirá: “Es una herida que sigo llevando conmigo y todavía siento. Aprendí la lección, no dejaré a los obreros y a los empleados ir hacia una familia política que nunca ha hecho nada por ayudarles. No dejaré que un grupo político se presente como la voz del pueblo cuando lo que pretende es servirse de él”.

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