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El ruido de sables continúa en Pakistán pese al regreso de Zardari

La plana mayor del Ejército se había reunido después de que el presidente viajara a Dubái para un chequeo médico de un día

El presidente paquistaní, Asif Ali Zardari, en esta foto tomada el noviembre de 2011.
El presidente paquistaní, Asif Ali Zardari, en esta foto tomada el noviembre de 2011.MURAD SEZER (REUTERS)

El presidente de Pakistán, Asif Ali Zardari, ha regresado ya a su país, según ha anunciado su portavoz, citado por la agencia Reuters. Zardai había viajado este jueves a Dubái dejando el país sumido en un duro enfrentamiento entre el poder civil y el militar. La plana mayor del Ejército se reunió para estudiar la situación poco después de que Zardari emprendiera el vuelo para “un chequeo médico de un día”, según dijo su portavoz Farhatula Babar al diario paquistaní en inglés The Nation. Sin embargo, otros funcionarios indicaron a la cadena británica BBC que el presidente viajó a Dubái para asistir a una boda.

La decisión de Zardari, muy criticada en el país —el senador del gobernante Partido Popular de Pakistán (PPP) Faisal Raza Abidi tuvo que salir a defender a su líder—, se ha producido al día siguiente de que el primer ministro Yusuf Raza Gilani destituyera de forma fulminante al ministro de Defensa. El exministro y teniente general en la reserva Naim Jalid Lodi, es un hombre cercano al jefe del Ejército, general Ashfaq Pervez Kiyani, con quien el jefe del Gobierno se ha enzarzado en una dura polémica que hace temer por la estabilidad del país.

Horas antes, el máximo jefe militar advirtió a Gilani de “graves consecuencias” por haber tachado de “ilegal” su decisión y del jefe del Servicio de Seguridad Interior (ISI) de entregar al Tribunal Supremo unos documentos que prueban que el Gobierno pidió ayuda a Estados Unidos para frenar un posible golpe de Estado.

El desencadenante de la grave crisis institucional que vive Pakistán —un país de 190 millones de personas y dotado de armas atómicas— fue la operación llevada a cabo por Estados Unidos en mayo pasado para matar a Osama bin Laden. El Ejército paquistaní no se enteró del asaltó al escondite del terrorista pese a que en la operación intervinieron dos helicópteros procedentes de Afganistán. El enorme malestar que la operación desató entre los militares hizo temer al Ejécutivo un nuevo golpe de Estado. Los militares han gobernado Pakistán más de la mitad de su historia como nación, tras la independencia del imperio británico en 1947.

La versión oficial es que el viaje es para "un chequeo médico de un día"

El Ejército, que se sintió humillado por la actuación de EE UU, no perdona al Gobierno que recurriera a Washington para calmar las turbulentas aguas de este país con una importante insurgencia extremista, azuzada por los ataques de los aviones no tripulados (drones) estadounidenses. El Pentágono persigue en Pakistán a miembros de Al Qaeda y a líderes talibanes, que organizan los ataques contra las tropas norteamericanas destacadas en Afganistán. Pero los drones causan también numerosos muertos civiles, lo que alimenta el antiamericanismo en Pakistán.

El Gobierno sostiene que hay “connivencia” entre el mando militar que ha facilitado los documentos acusatorios y el Tribunal Supremo, que investiga las alegaciones del llamado memogate sobre la denuncia de que el Ejecutivo pidio a Washington que interviniese en caso de golpe de Estado. De ahí que, el miércoles, Gilani en una entrevista con medios chinos declarara que la actuación del general Kiyani y del general al mando del ISI es “ilegal”.

Además, el Supremo sostiene que el presidente Zardari, que ya estuvo 11 años preso por corrupción tras el golpe de Estado que acabo con el Gobierno de su esposa, la ex primera ministra asesinada Benazir Bhutto, sigue teniendo pendientes varias causas por corrupción. Zardari, por el contrario, afirma que todos las denuncias contra él fueron políticas.

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