Atrocidades cada vez más visibles
La grabación de los abusos cometidos mancha la reputación de sus ejércitos
Solo en 1997 comenzaron a conocerse los abusos perpetrados por soldados belgas durante la operación en Somalia de los cascos azules bautizada como Recuperar la Esperanza. A jóvenes musulmanes se les obligaba a comer carne de cerdo o se hacían simulacros de ejecuciones: quemar vivo en una hoguera a un detenido o colocarlo delante de un tanque que se ponía en marcha. Pero entonces no se llevaban encima teléfonos móviles con los que grabar este tipo de tropelías que han acompañado siempre a toda guerra. Pero ahora es diferente.
Desde que las torturas sistemáticas ejecutadas por soldados de Estados Unidos en la prisión iraquí de Abu Ghraib salieron a la luz, en la primavera de 2004, cada vez es más frecuente la difusión de vídeos que ponen los pelos de punta. Los militares norteamericanos que orinan sobre los cadáveres de varios insurgentes afganos es el último ejemplo de un listado cada día más abultado.
Durante los casi nueve años de invasión de Irak, varios escándalos han manchado la reputación de los ejércitos ocupantes. La muerte de una docena de civiles indefensos ametrallados desde un helicóptero, las palizas propinadas, justo después de ser llevados a la fuerza a un cuartel, por soldados británicos a hombres detenidos en una ciudad del sur de Irak también fueron filmadas. Culatazos, puñetazos y patadas fueron la bienvenida a esos hombres que protestaban en la calle. El Gobierno iraquí también denunció la violación, a veces delante de sus maridos, de mujeres en Sheijan y Kazemia, dos ciudades del sur de Irak. Eran obligadas a desvestirse delante de los soldados occidentales. Alguna se suicidó tras su liberación.
Algunos militares de EE UU han admitido que salían a matar civiles por diversión.
En Afganistán también se han grabado escenas de soldados que amputaban miembros a cadáveres de insurgentes. Algunos uniformados han admitido que salían a matar civiles por diversión. Porque algunos soldados parecen disfrutar mucho con sus desmanes. Sonríen ante la cámara. Y posan estirando de los pelos a un joven malherido o ya muerto, al que en todo caso rematan. Como parecen divertidos los soldados israelíes que posan en un invernadero ante el cadáver de un civil palestino muerto en 2006 en Gaza durante una operación del Ejército israelí.
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