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Reino Unido dice que Brasil, Chile y Uruguay no bloquearán las Malvinas

Los tres países sudamericanos no recibirán barcos con banderas de las islas, pero admiten los de insignia británica

Alejandro Rebossio
Foto de Archivo de la Guerra de las Malvinas en 1982 entre Argentina y Reino Unido
Foto de Archivo de la Guerra de las Malvinas en 1982 entre Argentina y Reino UnidoGetty Images

Reino Unido consiguió que Uruguay, Brasil y Chile se comprometieran a recibir en sus puertos barcos de Malvinas con bandera británica o la de otras nacionalidades que vayan o vengan de las islas, según informó ayer el ministro de Asuntos Exteriores británico, William Hague. Londres busca así una endija al bloqueo a las embaracaciones de bandera malvinense que promueve Argentina, país que reclama contra la ocupación británica del archipiélago desde 1833.

De todos modos, el ministro de Relaciones Exteriores de Agentina, Héctor Timerman, se comunicó ayer con sus pares de Brasil, Chile y Uruguay y le confirmaron que mantendrán ese bloqueo a los barcos con bandera de las islas. Los ministerios de Exteriores de Uruguay y Chile difundieron ayer comunicados en los que ratifican esta posición. En Argentina se considera que esto supone un triunfo diplomático porque los países vecinos están desconociendo una bandera que Buenos Aires considera ilegal.

En el Gobierno uruguayo aclararon que lo que no pueden hacer es impedir que buques británicos o de otras nacionalidades amarren allí para abastecer a las Malvinas. De hecho, nunca se había comprometido a ello, pero ayer el Gobierno británico anunció esto como si fuera un logro. El Ministerio de Relaciones Exteriores uruguayo aclaró que en una reciente conversación entre su titular, Luis Almagro, y Hague "jamás existió la sugerencia de cambiar la bandera inhabilitada para operar en el puerto de Montevideo por una tercera; dicha decisión no es en absoluto de competencia de Uruguay".

En noviembre pasado, el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner había conseguido un inusual compromiso unánime de los otros 11 países integrantes de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) para impedir que amarrasen en sus puertos embarcaciones con bandera de Malvinas. En diciembre, el presidente de Uruguay, José Mujica, anunció que comenzaba a regir esa medida y la justificó por la posición anticolonialista de su país. Argentina también logró que en la reciente cumbre de Mercosur de Montevideo Brasil y Paraguay se sumaran a la postura de Uruguay. El Foreign Office (Ministerio de Asuntos Exteriores británico) reaccionó de inmediato con un comunicado en el que advertía contra el bloqueo económico a los 3.140 habitantes de las llamadas Falkland. El 61,3% de los pobladores son nativos; el 29%, de Gran Bretaña, el 6,5%, chilenos y el 2,6%, españoles que en general se dedican a la pesca.

Semanas después de aquella declaración de Mercosur, Hague informó ayer al Parlamento de su país que Uruguay, Brasil y Chile finalmente aceptarán que barcos malvinenses recalen en sus costas siempre y cuando enarbolen la insignia británica o la de otra nacionalidad. El ministro aprovechó para advertir a Argentina y Paraguay (país por el que no suelen pasar buques de las Falkland dado que carece de puertos sobre los océanos) que su decisión resulta “inconsistente” con los principios de Naciones Unidas.

A Reino Unido tampoco le satisface del todo la posición de los Gobiernos de Mujica, Dilma Rousseff y Sebastián Piñera, pero se conforma con que después de “discusiones productivas y honestas” hayan supuestamente flexibilizado su posición. “Aunque no aceptamos que la decisión de denegar la entrada a buques que enarbolen la bandera de las Malvinas tiene base en el derecho internacional, nuestra prioridad ha sido asegurar que los vínculos comerciales entre las Malvinas y América del Sur no se vean comprometidos por esta declaración política (las de Unasur y Mercosur)”, dijo Hague, que espera que los demás países sudamericanos “reconozcan que las diferencias de opinión sobre la soberanía británica sobre las Falkland no pueden justificar la colusión de esfuerzos para intimidar a una población civil inocente mediante la presión económica”. De todos modos, con el supuesto acuerdo con Chile, Uruguay y Brasil el Gobierno de David Cameron ya se asegura que los países más cercanos a Malvinas vuelvan a abrir sus puertas.

El conservador Cameron ratificó a finales de 2011 que su país no negociará “nunca” con Argentina la soberanía de unas islas por las que se libró una corta pero sangrienta guerra hace casi 30 años. Reino Unido, incluso bajo anteriores Gobiernos laboristas, reivindica la autodeterminación de los isleños. Sin embargo, en la prensa británica han aparecido recientes artículos de opinión con críticas a la posición de su país. En The Guardian se advirtió que Argentina ha conseguido en los últimos tiempos que los países latinoamericanos e incluso los caribeños, más afines a Londres, apoyaran el planteo de Buenos Aires de que los dos países negocien la soberanía. Son tiempos en que la región ya no mira tanto a Europa para definir su política exterior, según el periódico londinense. Antes, Reino Unido se jactaba de que Argentina no conseguía el apoyo regional unánime a su reclamación. Mientras tanto, en un editorial, The Independent llamó al Gobierno de su país a sentarse a discutir con Argentina la soberanía de las Malvinas.

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