El Parlamento indio aprueba una ley para crear un 'ombudsman' anticorrupción
El activista Anna Hazare interrumpe una huelga de hambre con la que pedía una ley más rígida
La Cámara baja del Parlamento indio aprobó ayer un proyecto de ley que permitirá crear un ombudsman (defensor del pueblo) anticorrupción, en un movimiento destinado a desinflar un movimiento de protesta cuyo líder, Anna Hazare, ha puesto contra las cuerdas a las autoridades por sus continuas denuncias de corrupción en la Administración.
Coincidiendo con la votación parlamentaria, Hazare, de 74 años, inició ayer una huelga de hambre de tres días en la capital financiera del país, Bombay, en protesta por la flexibilidad del proyecto de ley. Pero Hazare ha acabado hoy, un día antes de lo previsto, su huelga tras afirmar que ya llevaba cuatro días ayunando y que había una mejor manera de luchar contra lo que considera un "engaño" del gobernante Partido del Congreso. "Haremos actos en los cinco estados (que próximamente tienen elecciones legislativas) y allí despertaremos a la gente diciéndoles que no voten por los traidores", ha dicho hoy el activista gandhiano, que ha añadido que suspendía el resto de protestas para los próximos días.
A la preocupante salud de Hazare, los medios añadieron como causa de la decisión la falta de apoyo popular a este nuevo desafío al Ejecutivo, que contrasta con la ola de protestas que recorrió la India en agosto pasado, cuando el activista fue incluso encarcelado. Con esta última huelga, Hazare intentaba recabar más apoyo público en aras de una legislación más rígida.
El Parlamento empezó a debatir ayer el denominado proyecto de ley Lokpal, que se propuso por primera vez en 1968 para crear la figura de una institución anticorrupción. La líder de la oposición en la Cámara baja, Sushma Swaraj, se ha hecho eco de las reivindicaciones de Hazare. Pero este no se da por satisfecho. “El Gobierno está engañando a la gente”, declaró ayer, y añadió que el proyecto de ley, tal como está redactado, no acabará con la que se considera una lacra inveterada en el país asiático. La corrupción es percibida por la población india como uno de los problemas más graves y, según una encuesta difundida este año, la mayoría de los indios (60%) cree que su Gobierno es corrupto y apoya a los activistas que luchan contra este problema.
Los activistas han mantenido que el proyecto gubernamental anticorrupción es "débil", porque en la versión aprobada la creación de los defensores del pueblo queda en manos de las regiones y se excluye de su ámbito a las fuerzas armadas.
El pasado mes de enero, Hazare emprendió una protesta que pronto adquirió ámbito nacional por varios casos de corrupción que afectaban al Gobierno de Nueva Delhi, entre ellos la venta a un precio menor que el de mercado de licencias de telefonía móvil, operación que habría hecho perder al Estado 39.000 millones de dólares (unos 27.000 millones de euros). Alrededor de 130.000 personas secundan en todo el país el movimiento de protesta Jail Bharo (“Llenar las cárceles”, en hindi), según el rotativo indio The Hindu.
Dos de las huelgas de hambre emprendidas por el septuagenario activista, en abril y agosto pasados, fueron seguidas por varios miles de personas, por lo que las autoridades han desplegado esta vez en el lugar elegido para su ayuno en Bombay a unos 2.000 agentes y dos centenares de subinspectores de la policía, así como importantes contingentes de otros cuerpos de las fuerzas de seguridad. A su lucha se han unido manifestantes en diversos puntos del país, como la capital, Nueva Delhi.
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