La confesión de Condoleezza
Alrededor del 98% de las páginas de su libro se refieren a Oriente Próximo, Rusia y Asia, y un 2% a Latinoamérica
Si las biografías políticas de los recientes presidentes de Estados Unidos y sus encargados de relaciones exteriores dicen algo sobre cuáles son las regiones que más les interesan -y yo creo que sí-, el nuevo libro de la exsecretaria de Estado Condoleezza Rice habla por sí mismo: alrededor del 98% de sus páginas se refieren a Oriente Próximo, Rusia y Asia, y un 2% a Latinoamérica.
Rice, cuyo jefe, el expresidente George W. Bush, prometió durante la campaña de 2000 convertir a Latinoamérica en un "compromiso fundamental" de su presidencia, dedica solo dos de los 58 capítulos de su libro de memorias, No higher honor (Ningún honor más alto) a América Latina. O sea, le dedica a la región unas 15 páginas de un volumen de 766 páginas.
Pero el libro de Rice no es diferente de otros libros de memorias políticas escritos por presidentes recientes y exsecretarios de Estado en lo que se refiere a los temas a los que dedican la mayor parte de sus obras. Veamos:
- Hojeando el libro de memorias de George W. Bush, publicado recientemente, y titulado Decision points (Puntos de decisión), dudo de que las páginas referidas a Latinoamérica lleguen al 0,5% de las 497 páginas de la edición de bolsillo. No pude encontrar en el índice del libro de Bush ni una sola referencia a Brasil, la octava economía del mundo. Solo hay unos párrafos sobre Venezuela, y referencias aisladas a México y Chile, en general vinculadas con las posturas de esos dos países en el Consejo de Seguridad de la ONU.
- En la biografía política del expresidente Bill Clinton, My life (Mi vida), publicada en 2004, solo hay unas 10 páginas del volumen de 957 páginas que se refieren a Latinoamérica, o alrededor del 1% del libro. Y esas 10 páginas están casi por completo dedicadas a Haití y a Cuba.
- En las memorias de la exsecretaria de Estado Madeleine Albright, Madame secretary, de 2003, hay alrededor de una docena de referencias a "Latinoamérica" en el libro de 562 páginas, sin contar las menciones en un anexo con la bitácora de sus viajes por el mundo, y algunos párrafos dispersos sobre Cuba y Haití.
Volviendo al libro de Rice que acaba de salir, hay que decir que contiene algunas referencias inusualmente sinceras sobre varios líderes latinoamericanos, que resulta interesante leer.
Cuando escribe sobre el año 2007, describe a la pareja presidencial de Argentina como "los siempre difíciles Kirchner". Refiriéndose a los líderes con los que se encontró en la asunción de la expresidenta chilena Michelle Bachelet, escribe que el presidente izquierdista de Bolivia, Evo Morales, "parecía completamente perdido. No tenía ideas, solamente eslóganes". Rice añade que el gesto de Morales de entregarle públicamente como regalo un ukelele decorado con hojas de coca en esa ocasión "fue harto revelador sobre su inmadurez".
Rice confiesa que para fines del primer periodo presidencial de Bush, en 2004, el presidente venezolano, Hugo Chávez, y sus seguidores estaban cobrando fuerza "como resultado de nuestra desatención" hacia Latinoamérica. Agrega, con una mezcla de esperanza y resignación, que "ya llegaría el momento, más tarde, de hacer algo al respecto, si el presidente [Bush] era reelecto". Por supuesto, Bush terminó su segunda presidencia sin convertir a Latinoamérica en una prioridad de su política exterior.
Y uno ya puede prever que las biografías políticas del presidente Obama y de la secretaria de Estado Hillary Clinton, una vez que dejen sus cargos, no serán muy diferentes. Ya tenemos un indicio de ello en el número de este mes de la revista Foreign Policy, en el que Clinton publica un artículo titulado El siglo del Pacífico de Estados Unidos, cuyo subtítulo empieza diciendo que "el futuro de la geopolítica se decidirá en Asia, no en Afganistán ni en Irak".
Mi opinión: la confesión de Rice sobre la "desatención" de Washington a Latinoamérica confirma lo que muchos sabemos, pero los ocupantes de la Casa Blanca siempre niegan. No hay duda de que Estados Unidos tenía que centrarse en el terrorismo islámico después del 11 de septiembre de 2001, y que China será su principal desafío en el futuro próximo.
Pero también es cierto que Estados Unidos exporta tres veces más a Latinoamérica que a China. En total, el 43% de las exportaciones de EE UU van a Latinoamérica y Canadá, y con el crecimiento de las clases medias de los países latinoamericanos, ese porcentaje podría aumentar aún más.
Además, América Latina es fuente cada vez más importante de petróleo, y es la región que más impacto tiene sobre Estados Unidos en temas como la inmigración y el narcotráfico. Latinoamérica merece algo más que el 2% de la atención de los líderes estadounidenses.
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