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Miles de indignados bloquean el puerto estadounidense de Oakland

El muelle es el quinto más importante del país Los acampados han decidido apoyar a las personas desahuciadas

Carmen Pérez-Lanzac
Campamento del movimiento Occupy Oakland, en California.
Campamento del movimiento Occupy Oakland, en California. ROBERT GALBRAITH (REUTERS)

Miles de simpatizantes del movimiento Occupy Oakland tomaron la noche del miércoles el puerto de la ciudad, el quinto más importante de EE UU, una mole que emplea a unas 73.000 personas en la zona. Parte de las miles de personas que el miércoles participaron en la “huelga general” convocada por los acampados de esta ciudad, vecina de San Francisco (California), marcharon por la tarde en dirección al puerto. Eran unos 7.000, según estimaciones de la policía, y lograron cerrar el tráfico portuario desde las ocho de la tarde a las tres de la madrugada. El grueso de los protestantes se marchó antes de que cayera la noche, pero un centenar de personas hizo guardia en el puerto. A las nueve de la mañana de ayer, los últimos manifestantes regresaban a sus casas. “Ha sido un éxito”, decía Bill Anderson, informático de 31 años, con los ojos enrojecidos por la falta de sueño. “Lo hemos hecho para que las empresas noten nuestra protesta en sus bolsillos y en solidaridad con los sindicatos del puerto; los empleados no ganan el mínimo necesario para subsistir”, añadía Kimberly Schroder, empleada de una ONG de 24 años.

Un manifestante durante los disturbios.
Un manifestante durante los disturbios.STEPHEN LAM (REUTERS)

Paralelamente a la protesta, un grupo autónomo formado por unas 60 personas (iban vestidos de negro de arriba abajo, con medio rostro cubierto por un pañuelo), ocuparon pasada la media noche un refugio de mendigos abandonado con intención de reabrirlo. La policía intervino entonces con gases lacrimógenos y lanzando proyectiles de goma. El caos se apoderó de Oakland, que hoy ha amanecido con decenas de escaparates rotos y pintadas anarquistas. La tienda de la cadena Whole foods mostraba una gran pintada con la palabra “huelga” hecha con espuma de extintores. “Nos va a llevar un buen rato limpiarla …”, decía ayer sin darle importancia Manuel, originario de Guadalajara (México), encargado junto con otros cinco empleados de devolver su aspecto al escaparate.

En el campamento de los indignados en Oakland, el sentir era agridulce. Por un lado estaban contentos por el éxito de la jornada de huelga (la primera que se convoca en Oakland desde 1946), que fue secundada de cientos de personas y decenas de establecimientos y que hasta la noche se desarrolló en un ambiente pacífico, reuniendo a todo tipo de personas, desde afectados por los desahucios, a estudiantes endeudados, activistas afroamericanos, parados, familias con niños y mendigos (son muy numerosos en esta zona del país). Por otro lado mostraban preocupación por el daño que los actos de vandalismo les van a causar. Hubo 80 detenidos, según la policía, y ocho heridos. “Por culpa de ellos nuestra lucha por lograr una vida mejor para millones de personas se va a ver afectada”, decía ayer una activista con los ojos llorosos.

La ciudad al otro lado de la bahía de San Francisco es uno de los bastiones demócratas del país y ha acogido con ganas este movimiento desde el pasado 10 de octubre. “La experiencia del movimiento en Nueva York nos ha inspirado una forma de expresión, pero el sentimiento que nos une ya estaba aquí”, dice Laura Long, de 28 años, miembro de la comisión de comunicación de los acampados y empleada de una consultora de medioambiente. El sentimiento al que se refiere es la sensación de que la política se ha entregado a los poderes económicos y ha dejado de lado al 99% de la población que no es rico, de ahí el lema que con más fuerza ha prendido de este lado del Atlántico: “somos el 99%”.

Como ya ha pasado en otras ciudades, la violenta intervención policial del pasado 25 de octubre en Oakland, cuando la alcaldesa Jean Quan ordenó levantar la acampada por motivos de higiene, atrajo a más simpatizantes. Miles de personas han visto el vídeo en el que se aprecia cómo el joven veterano de la guerra de Irak Scott Olsen (24 años) es golpeado en la cabeza por una lata de espray de gases lacrimógenos. Olsen queda tumbado en el suelo y en el vídeo también se ve cómo la policía sigue disparando proyectiles de goma a quienes acuden en su ayuda. El marine está en estado grave, con el cráneo fracturado. El incidente ha supuesto un fuerte varapalo para Quan, y en general los políticos de San Francisco (que están en plena campaña, la semana que viene hay elecciones locales) han lanzado numerosos guiños a los manifestantes. “Yo les apoyo”, decía el miércoles David Chiu, uno de los moderados que opta al ayuntamiento. “Han aumentado las desigualdades en este país y hay que escucharles”. Además de Olsen, los acampados de Oakland tienen un segundo mártir: Oscar Grant, el joven afroamericano fríamente asesinado por un policía en 2009 en el metro de la ciudad, y han rebautizado la plaza del ayuntamiento Oscar Grant Plaza.

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Sobre la firma

Carmen Pérez-Lanzac
Redactora. Coordina las entrevistas y las prepublicaciones del suplemento 'Ideas', EL PAÍS. Antes ha cubierto temas sociales y entrevistado a personalidades de la cultura. Es licenciada en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de El País. German Marshall Fellow.

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