Hollande exige que el PS hable con una sola voz
El vencedor de las primarias y sus seguidores piden a Aubry que abra el aparato del partido a los hollandistas. La secretaria general solo se impuso en París y en cuatro provincias.
Tras el posado del domingo por la noche, todos los candidatos juntos, aplaudiéndose más o menos cínicamente para la histórica foto de las primarias ciudadanas, el Partido Socialista francés ha empezado a buscar hoy la unidad real que parece condición indispensable para que el centroizquierda regrese al Elíseo tras las presidenciales de la próxima primavera.
Según han afirmado hoy el vencedor, François Hollande, y sus partidarios, lo primero que habrá que hacer es reequilibrar los órganos de dirección del partido, que lidera la perdedora de las primarias, Martine Aubry, abriéndolos a la corriente del ganador.
Hollande ha asegurado que la campaña debe ser unitaria y no “bicéfala”. “No podemos hacer dos campañas distintas pero tampoco una campaña con un doble mando”, ha dicho a Le Monde. Irónicamente, la frase se refería a lo sucedido en 2007, cuando el aparato que comandaba el propio Hollande no se movilizó para apoyar a la candidata surgida de las primarias, Ségolène Royal.
Ambos dirigentes, que entonces eran todavía pareja sentimental, hicieron la guerra por su cuenta, y el líder de la derecha, Nicolas Sarkozy, acabó obteniendo una cómoda victoria en las urnas.
Ahora, tras recibir un fuerte respaldo popular --el 56,3% de los 2,8 millones de votos validados el domingo, frente al 43,6% logrado por Aubry--, Hollande ha asegurado de forma solemne que los socialistas han “aprendido la lección” de 2007: “El partido debe jugar su papel, y el candidato investido por las primarias hará la campaña junto al partido que ha elaborado el programa que todos hemos adoptado”.
Hollande ha anunciado además que quiere crear su equipo de campaña “en buen entendimiento con el partido”, después del acto de investidura que se celebrará el sábado. “No debemos caer en la precipitación”, ha afirmado el ganador, que estará en Madrid el miércoles en un acto de homenaje al ex presidente brasileño Lula da Silva.
La pelota está pues en el tejado de Aubry, quien tras felicitar “calurosamente” a Hollande el domingo, prometió que a partir del lunes se pondría a trabajar para construir “el equipo de Francia que debe lograr la victoria en 2012”.
La hija de Jacques Delors hizo de tripas corazón, dada su conocida antipatía por Hollande, pero dejó traslucir su decepción personal al no acudir a saludar a los seguidores que le esperaban para consolarla, y al admitir que el anhelo de los socialistas por derrotar a la derecha es “más fuerte” que cualquier otra consideración.
Sus intenciones, en todo caso, han sido adelantadas por alguno de sus partidarios con lapidaria resignación unitaria (“si tiene que ser con Hollande, será con Hollande”), y por Harlem Désir, hasta ayer primer secretario interino y hoy otra vez número dos tras el regreso de Aubry a su oficina de la sede de la calle de Solférino, en el distrito VII.
Désir ha afirmado que es “normal, necesario y democráticamente lógico que la dirección del partido se amplíe a miembros del equipo de Hollande. La dirección debe estar en sintonía absoluta con el candidato para que la campaña sea un éxito”.
El rassemblement (la concentración) es la nueva consigna socialista, y el mapa del voto del domingo deja pocas dudas sobre el mensaje lanzado por los simpatizantes de izquierdas. El dominio de Hollande sobre Aubry fue casi abrumador pues la secretaria general solo logró imponerse, y por solo unas décimas, en la ciudad de París y en cuatro departamentos del norte del país. En las otras 96 provincias metropolitanas y de ultramar, Hollande ganó sin el menor aprieto.
La participación aumentó además un 8% sobre el primer turno, hubo un 20% de electores nuevos respecto a la cita de la semana anterior, y votaron de media el 6,5% del total de inscritos en las listas electorales. Aunque en general participaron más los habitantes de las grandes ciudades -en París la cifra alcanzó el 14% de los censados, y en Lyon y Toulouse, el 9%-, la afluencia bajó de forma significativa en los barrios más populares.
Hollande, un hombre de provincias, ha encontrado su feudo y su futuro en la Francia profunda y rural. Dejando aparte el caso de Corrèze, donde es presidente del consejo regional y se impone a la búlgara con el 94,2% de los votos, las mayores diferencias a su favor se registran en otras zonas rurales como Cantal (74,4%), Aude (72,4%) o Creuse (70,1%).
Los datos enseñan además que su tarea de integración y búsqueda del voto útil entre los perdedores del primer turno ha contribuido mucho a su éxito final. En la región de Poitou-Charentes, que preside Ségolène Royal, Hollande obtiene uno de sus mejores resultados, con picos del 72%, y algo parecido pasa en Saône-et-Loire, donde campa Arnaud Montebourg.
Son las cifras de una batalla fácil, casi ganada de antemano y con un estilo minimalista y moderado. La gran duda ahora es ver si el Hollande será capaz de batir a la derecha con esas mismas armas. Brice Hortefeux, vicepresidente de laUMP, ha anunciado hoy que Sarkozy afrontará el cara a cara confiando en cuatro ejes básicos: la política energética, las contrataciones de la función pública, los bancos y la reforma de las pensiones. Según Hortefeux, “el PS es el único partido del mundo que todavía promueve una bajada de la edad de jubilación”.
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