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Los Balcanes se alejan de Europa

Las tensiones en Kosovo y la crisis política en Bosnia y Albania desestabilizan la región La Comisión Europea muestra su preocupación en un informe

Andrea Rizzi
Mural de Ratko Mladic pintarrajeado en Belgrado
Mural de Ratko Mladic pintarrajeado en BelgradoMarko Drobnjakovic (AP)

Cuando el pasado mes de mayo Serbia capturó y entregó al general Ratko Mladic al Tribunal para la Antigua Yugoslavia, con sede en La Haya, muchos creyeron que el simbólico gesto sentaba por fin las condiciones para una estación de deshielo en los Balcanes. Poco después, a principios de julio, el presidente serbio, Boris Tadic, consolidó las expectativas tendiendo la mano a los bosnios durante una significativa visita a Sarajevo. Cinco meses después, sin embargo, un inesperado deterioro de la situación ha oscurecido el cielo balcánico y frenado el avance de la región hacia Europa.

Esta semana, la Comisión Europea ha publicado sus recomendaciones anuales a los Veintisiete acerca de la región. Los informes, junto con algunas luces, evidencian las preocupantes nuevas sombras. Bruselas recomendó a los Veintisiete ofrecer a Serbia el estatus de país candidato a la adhesión a la Unión Europea. Sin embargo, rehusó indicar una fecha de inicio de las negociaciones.

Se trata de un paso importante, pero que deja en la boca un sabor amargo. Tras la entrega de Mladic, la oferta de Bruselas se dio por descontada: el posterior rebrote de la tensión entre Kosovo y Serbia —esta vez por fricciones acerca de los controles fronterizos— ha enfriado de golpe los avances y alejado indefinidamente la apertura de las negociaciones.

Para los demás países de la región —salvo Croacia y Montenegro— las conclusiones de la Comisión han sido malas o pésimas, reflejando situaciones inquietantes. Entre ellas destaca la de Bosnia-Herzegovina, que cumplió el 3 de octubre un año sin Gobierno por la incapacidad de croatas, serbios y bosnios musulmanes de ponerse de acuerdo; y la de Albania, que recibe un duro varapalo tras meses de boicoteo parlamentario de la oposición, violencia política y unas elecciones municipales marcadas por irregularidades, sospechas y recursos judiciales.

Serbia creyó que la entrega de Mladic allanaría su camino a la UE

En cualquier caso, la situación más candente es la de Kosovo. La disputa por el control de dos puestos fronterizos en el norte —una zona poblada por serbios en un territorio de gran mayoría albanesa—, ha degenerado hasta causar varios enfrentamientos violentos en los últimos meses y el levantamiento de barricadas.

Los choques —además de haber forzado un aumento del despliegue de las tropas internacionales bajo mando de la OTAN— han tenido una trascendental consecuencia política. A finales de agosto, en un discurso pronunciado en la capital serbia, la canciller alemana, Angela Merkel, lo dejó claro exigiendo a Serbia que “desmantele las estructuras paralelas” que mantiene en el norte de Kosovo.

La crisis y la presión internacional están dando alas a los radicales serbios

El discurso avisó a Belgrado de que el camino hacia Europa no estaba allanado. Serbia creía haber terminado los deberes al capturar a Mladic, el general serbobosnio considerado responsable de la masacre de Srebrenica y último pendiente por entregar de una lista de 46 criminales de guerra buscados por La Haya. Merkel dijo por primera vez de manera explícita que Kosovo es otro deber. La sensación de que, salvado un obstáculo, siempre aparece otro, ha hundido la confianza de los serbios en la UE. Un sondeo publicado la semana pasada señala que solo el 46% de la población desea la integración, siete puntos menos que hace tres meses.

“Creo que, para Tadic, el discurso de Merkel fue una gran sorpresa. Creyó que la entrega de Mladic sería suficiente”, comenta desde Sofia Ivan Krastev, director del Centre for Liberal Policies, un think tank especializado en la región. Las nuevas exigencias europeas desempeñarán un papel relevante en las elecciones legislativas serbias previstas para la primavera de 2012. “Pero el asunto realmente determinante será la situación económica. Este es un aspecto descuidado por los observadores externos, y que sin embargo domina la agenda política”. La tasa oficial de paro supera en Serbia el 20%. La real es probablemente incluso superior.

La OTAN ha tenido que aumentar el despliegue de sus tropas en Kosovo

“No es casualidad que hace unos días se haya denegado el permiso para el desfile del Orgullo Gay en Belgrado. El malestar crece. Los comedores sociales están cada vez más llenos. En ese clima, debe de haber bastantes radicales con ganas de armar líos”, observa en conversación telefónica desde Italia Luka Zanoni, analista del Osservatorio sui Balcani ed il Caucaso (OBC) y director de su cabecera periodística. “La sensación es que Serbia está al borde de un estallido”, concluye.

La insatisfacción social, unida a la propaganda sobre Kosovo, puede dar alas a la oposición nacionalista y radical. En las presidenciales de 2008, el nacionalista Tomislav Nikolic logró un 48% de los votos, frente al 50,3% de Tadic: solo 100.000 votos de diferencia.

Los partidos bosnios llevan un año sin acuerdo para formar Gobierno

En Bosnia y Herzegovina, la situación también es grave. A finales de septiembre fracasó la enésima reunión entre partidos de las dos entidades que componen el país —la bosnio-croata y la serbia— para formar Gobierno. El 3 de octubre, el país cumplió un año sin Ejecutivo. “La arquitectura constitucional creada por los acuerdos de paz de Dayton [en 1995, al final de la guerra], con ese rígido entramado de poderes de veto, no funciona”, explica Andrea Rossini, especialista en Bosnia del OBC. “Y lo desastroso es que los problemas ahora proceden de la entidad bosnio-croata del país, en la que no se halla un acuerdo. Esto permite a la entidad serbia erigirse en árbitro y sostener la teoría de que es mucho mejor estar separados, cada etnia por su lado”.

Krastev se declara pesimista y observa que en Bosnia hay de facto “una nueva fase de segregación étnica”. Además, lamentablemente, “los jóvenes perciben que la emigración es una opción mucho más racional que luchar por las reformas”, lo cual está desangrando el país de energías preciosas.

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Sobre la firma

Andrea Rizzi
Corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS y autor de una columna dedicada a cuestiones europeas que se publica los sábados. Anteriormente fue redactor jefe de Internacional y subdirector de Opinión del diario. Es licenciado en Derecho (La Sapienza, Roma) máster en Periodismo (UAM/EL PAÍS, Madrid) y en Derecho de la UE (IEE/ULB, Bruselas).

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