“Superpreparados, superdesempleados”
Centenares de personas se suman en Washington a las protestas de Ocupa Wall Street
Varios centenares de personas se han sumado a las protestas de Ocupa Wall Street en Washington. Inspirados por el movimiento en Nueva York, llegaron este jueves a la plaza de la Libertad, en el centro de la capital. Por el momento tienen permiso para ocupar el recinto, en pleno centro de la ciudad y apenas a unos metros de la Casa Blanca, hasta el domingo por la noche.
“Nuestra intención es quedarnos después de ese día”, explica Lisa Simeone, miembro de la organización Octubre 2011. Este grupo, que tenía planeado protestar contra la guerra de Afganistán con motivo de su décimo aniversario, así como el elevado presupuesto de defensa en detrimento de las necesidades de los ciudadanos, se ha visto beneficiado por el calendario.
“Vengo inspirado por lo ocurrido en Nueva York, pero también quiero recordarle a Obama que no ceda ante las presiones del Tea Party ni de la derecha”, comentaba Bobby Murray, ciudadano de Washington. A pesar de la crisis, que ha dejado sin empleo a varios familiares de este jubilado, Murray no retirará su apoyo a Obama en 2012. “Mira las opciones que hay, claro que le votaré”.
Contra los grupos de presión
Entre las diversas actividades organizadas por Ocupa DC (como llaman los de la capital al movimiento) están los tours de la calle K, sede de la mayoría de los lobbies y grandes firmas de la capital. En la plaza de la Libertad, sobre las inscripciones del texto de la Constitución grabadas en el suelo, quedan los comités de organización, atención a los medios, centro de voluntarios y hasta una guardería. En el escenario, discursos que alertan del “monumental colapso social” que afecta al país y peticiones de “más compasión y menos capitalismo”.
“Me siento un poco decepcionada”, decía Michelle Buscemy, una joven de 30 años que había viajado a Washington desde Pennsylvania para participar en la primera manifestación de su vida. Pensó que habría miles de personas. “Después de trabajar 10 años como dentista, acabo de perder mi trabajo. La gente no tiene seguro médico y los que todavía lo conservan prefieren ahorrarse ese dinero”.
A su lado, Iris, de 16 años, se sienta en el suelo de la plaza de la Libertad. Los organizadores han decidido formar la cifra del 99% con los manifestantes. Mientras esperan a que los fotógrafos tomen la imagen desde la azotea de un hotel cercano, esta estudiante de Ohio cuenta que el pasado mes de marzo vino con su familia a otra manifestación contra la guerra. Acabó arrestada por una sentada en la que pedían la libertad del soldado Bradley Manning, detenido bajo la acusación de filtrar miles de documentos a la organización Wikileaks. “Gracias a eso toda la gente de mi instituto se enteró de quién era y lo que había hecho. Espero que mi presencia aquí también les enseñe lo importante que es este movimiento”.
Guerra de Afganistán
La concentración en Washington estaba planificada desde hace meses. El 6 de octubre se cumplía el décimo aniversario de la guerra de Afganistán. Además, esta semana entra en vigor el presupuesto del Gobierno para 2012 y muchos de los manifestantes del grupo Octubre 2011 alegan que parte de la crisis económica actual en Estados Unidos se debe al elevado coste de las guerras. Las tres semanas de manifestaciones en Nueva York solo han impulsado unas protestas que en los últimos días no habían alcanzado el centenar de asistentes en la capital.
“Sé de primera mano en qué han consistido estas guerras y cómo estuvieron basadas en mentiras y abusos”, protesta Mike Prysner, que abandonó el Ejército tras pasar un año en Afganistán. “Es el momento de decir que no tomen más decisiones así en nuestro nombre. La mayoría de los ciudadanos no tenemos ni voz ni voto a la hora de elegir en qué gastar el dinero de nuestros impuestos”.
Prysner nunca apoyó a Obama, que hoy, por primera vez, admitió en rueda de prensa que el movimiento Ocupa Wall Street “refleja la frustración de los ciudadanos”. “No le voté porque no creo que ningún presidente sea capaz de cambiar el hecho de que el uno por ciento de la población [en referencia a los dueños de las grandes corporaciones y multimillonarios] decida el futuro de este país”, dice Prysner. “Y si hay alguien que ha demostrado esto es precisamente Obama”.
"¡Vergüenza!"
Con gritos de “vergüenza”, los manifestantes caminaron hasta las inmediaciones de la Casa Blanca, la sede de la Cámara de Comercio y finalmente la calle K que, conocida como la calle de los lobbies, alberga las oficinas de los grupos de influencia más grandes y poderosos del país.
A pesar de las protestas en Manhattan, apenas unas decenas de jóvenes se habían reunido en los últimos días en Washington. Solo este jueves, apoyados por una coalición de 150 organizaciones consiguieron movilizar a un grupo con planes de manifestarse las 24 horas. “Nunca quisimos manifestarnos un fin de semana, queríamos que todos los que trabajan aquí vean lo que está pasando”, afirma Simeone.
Según la organización, unas 5.000 personas habían sellado el compromiso del movimiento en la capital. Entre ellos hay desde sindicatos de trabajadores hasta ciudadanos en paro y estudiantes. Como uno de los protagonistas del día y que se hace llamar Máster del desempleo.
Con un disfraz a medio camino entre un personaje de Los Increíbles, banquero encorbatado y superhéroe, este graduado en paro dice representar al grupo de jóvenes “superpreparados y superdesempleados”. Miles de estudiantes universitarios están atrapados en EE UU por la crisis, la falta de oportunidades y la obligación de devolver los préstamos con los que pagaron la universidad, una situación que el superhéroe lleva con una dosis de humor. No podrá saldar sus deudas hasta después de morir y de momento se dedica al “desempleo creativo”.
Partidos alternativos
Gerard Giblin, un profesor de instituto de Maryland y miembro de una coalición verde, todavía trabaja para devolver los préstamos con los que pagó la universidad. “El sistema electoral impide que aparezcan grupos políticos alternativos que nos ayuden a cambiar la situación”, lamentó.
Roger Fox, de 53 años, no se plantea llevar su participación en la política más allá de acudir a las urnas. Tampoco cree que la solución sea simplemente subir los impuestos a los ricos. “Antes el Gobierno les devolvía la mitad de los impuestos si invertían en Estados Unidos, en la creación de empleo, pero con los recortes de Bush todo eso se acabó. Ahora ese dinero está destinado a la especulación o a externalizar los puestos de trabajo”, dice este parado que perdió su trabajo de conductor de limusinas hace nueve meses. “Yo trabajaba para el otro uno por ciento”.
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