China cabalga el tigre de los microblogs
Millones de mensajes cortos reflejan el descontento popular y las críticas contra el Gobierno
El primer ministro chino, Wen Jiabao, suele hacer en sus discursos un uso frecuente de citas y proverbios. Si antes utilizaba únicamente dichos y pensamientos de los clásicos chinos, en los últimos años ha comenzado a recurrir también a renombrados intelectuales occidentales. Es un síntoma de los tiempos que corren, de la globalización de la política y la economía del país asiático, donde las nuevas tecnologías e Internet juegan cada vez un papel más importante.
Dentro de Internet, ocupan un lugar crucial en China las redes sociales, especialmente los servicios de mensajes cortos como Weibo, el más popular del país. Este servicio de la compañía privada Sina fue creado en 2009 a imagen y semejanza de Twitter, como alternativa más fácil de controlar que la página estadounidense, que está bloqueada en el país asiático.
Muchos chinos rechazan los medios de comunicación oficiales y utilizan Weibo para informarse y difundir noticias e ideas
Pero el fenómeno Weibo se ha convertido en un tigre difícil de domesticar. Los microblogs son una potente herramienta de comunicación en China. Gran parte de lo que circula en ellos son cotilleos y comentarios sobre celebridades sin más trascendencia; pero también conforman una extensa red fluvial en la que se almacenan y se propagan el descontento popular, las protestas y las críticas contra el Gobierno. Decenas de millones de personas -muchas de las cuales rechazan a los medios de comunicación oficiales y su habitual propaganda- los utilizan a diario para informarse y difundir noticias, ideas u opiniones, con una influencia creciente.
El auge de los microblogs tiene su lado positivo para el Gobierno, ya que constituyen no solo un termómetro sobre el estado de la opinión pública sino también una fuente preciada de información para los responsables de seguridad pública sobre potenciales movilizaciones.
Inquietud en el poder
Pero en un sistema de gobierno de partido único, el alto potencial de esta moderna herramienta de intercambios para acumular descontento y extender posibles protestas inquieta profundamente a los líderes; en particular, después del papel que redes sociales como Facebook –también censurado en China- han jugado en las revueltas en los países árabes.
Uno de los proverbios que tanto gustan a los eruditos chinos resume perfectamente la delicada situación en que se ha colocado a sí mismo el Gobierno ante el auge de los microblogs: ‘Qi hu, nan xia’, que viene a significar ‘Una vez que se cabalga un tigre, es difícil bajarse de él’.
El Gobierno está preocupado por la enorme difusión que alcanzan los microblogs y ha reforzado los controles de los censores
Las autoridades están tan preocupadas por la fuerza de los microblogs que han movilizado a investigadores y departamentos para que analicen su impacto y las posibles medidas para contrarrestarlo. Los analistas creen que hay en el horizonte nuevas regulaciones; aunque ven poco probable que Pekín decida clausurarlos totalmente, ya que la medida podría desencadenar una ola de descontento popular entre los blogueros mayor que la que pretende evitar con los controles. China tiene la mayor población de internautas del mundo, 485 millones, entre ellos, 195 millones de usuarios de microblogs registrados a finales de junio. La inmensa mayoría utilizan Weibo o su rival QQ, de Tencent.
Desde que llegó a China, los dirigentes han tenido sentimientos encontrados con Internet. Por un lado, impulsan su uso, debido a su potencia como herramienta de desarrollo tecnológico, económico y educativo; por otro, lo restringen, para bloquear la libre circulación de información. Su sistema de control y filtrado, conocido como ‘El Gran Cortafuegos’, es uno de los más sofisticados del mundo.
Censura a dos pasos
Pero la explosión del uso de los microblogs ha sorprendido a los gatos sesteando, mientras los ratones se escapaban. Los censores van a remolque. Nada más llegar un mensaje, una foto o un vídeo a los microblogs, los seguidores del usuario pueden reenviarlo, y en minutos, la cascada es imparable. Además, los blogueros utilizan astucias, como palabras alternativas, para evitar los filtros automáticos.
Los analistas no dudan de que si se produjera una situación de crisis o protestas generalizadas, Pekín cortaría en seco el servicio. Pero su problema es qué hacer en circunstancias normales. Entre las posibles medidas en estudio para frenar el uso no apropiado -para el Gobierno- de los servicios de mensajes cortos, están, según los expertos, introducir un retardo entre el momento en que se escribe un mensaje y en que aparece en la Red –lo cual daría más tiempo para cribar contenidos-, exigir a los usuarios que se identifiquen con su nombre real, y endurecer los requisitos y la concesión de licencias para operar microblogs, con objeto de hacer su número más manejable.
Weibo ya ha anunciado que está reforzando los controles para evitar la difusión de “rumores”
De momento, Weibo ya ha anunciado que está reforzando los controles para evitar la difusión de “rumores”. “Hay muchos rumores e información falsa en Weibo, y esto causará grandes desafíos al Gobierno y a los vendedores en nuestra plataforma”, dijo hace unos días Charles Chao, director general de Sina. “Algunos veces, los rumores se propagan en Weibo demasiado rápido, por lo que Sina está explorando diferentes mecanismos para ponerles coto”, dijo Chao, quien añadió que han sido creados “equipos caza rumores”, cada uno integrado por una decena de personas para supervisar el servicio y detectar “información falsa”.
El anuncio se produce después de que en las últimas semanas, varios altos líderes, entre ellos, Li Changchun –responsable de Propaganda del Partido Comunista Chino-, hayan visitado las principales empresas de Internet –como Sina, Baidu (buscador) y Youku (vídeos)- para urgir a sus directivos a que detengan la difusión de “información falsa y dañina”.
Los internautas consideran que las medidas van destinadas no solo a frenar “rumores falsos”, sino toda información que no guste a las autoridades, como escándalos de corrupción y protestas medioambientales o por abusos de poder, aunque sean verdad. La clave reside en por qué tantos chinos creen a pies juntillas los rumores en los microblogs -unos con base, otros sin ella-, mientras desconfían de lo que dice el Gobierno y a este le preocupa tanto que sus ciudadanos crean esos rumores.
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