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Entrevista:Janne Kristiansen | Jefa del servicio secreto noruego

"No hay indicios que demuestren que Breivik tuviera cómplices"

Janne Kristiansen ha bajado a saludar al vestíbulo de la central del servicio secreto noruego (PST). La tensión de la última semana no se le notaba en el rostro, que conserva la impasibilidad amable con la que suelen presentarse los noruegos. Seis días después de los ataques de Oslo y Utoya, el país sigue conmocionado por el asesinato de 76 personas a manos del ultraderechista Anders Breivik.

Kristiansen ha tenido que enfrentar, como jefa de los espías, la peor crisis sufrida en Noruega desde la II Guerra Mundial. Una vez en la sala de reuniones donde ha concedido la entrevista, ha dejado traslucir la enorme presión -política y ciudadana- a la que se está viendo sometida.

La abogada de 58 años, responsable de la seguridad interior en el país desde 2009 demostraba su creciente impaciencia subiendo levemente la voz y fijando duramente sus ojos muy azules. Sin embargo, su actitud sugería una franqueza inhabitual en un funcionario de servicios secretos.

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Pregunta. ¿Hay alguna pista de que Breivik tuviera colaboradores dentro o fuera de Noruega?

Respuesta. En la información que hemos recabado hasta ahora no hay ninguna pista de que tuviera cómplices ni de que existieran esas células terroristas a las que él se refiere. Obviamente seguimos investigando, pero es todo lo que sabemos en este momento. Y es todo lo que le voy a decir. Lógicamente, centramos nuestra investigación en esto. Intercambiamos información con el espionaje extranjero. La segunda línea de la investigación se centra en buscar posibles bombas colocadas por él en otras partes.

P. ¿Es posible preparar una masacre así sin ayuda?

R. Se pasó 12 años planeándolo [Breivik tiene hoy 32 años]. Ha sido muy puntilloso para quedar siempre por debajo del radar policial y de los servicios secretos. Todo lo hacía legalmente. Lo compraba todo en cantidades pequeñas y por Internet. Recorría Europa para hacerse con los productos necesarios. Era muy meticuloso. Así que sí, es posible.

P. ¿Qué falló?

R. Nuestra tarea es, sin duda, evitar que sucedan estas cosas. Tenemos bajo vigilancia a los grupos de ultraderecha de Noruega. Son pocos, mal organizados y no tienen un líder. Breivik no entró en el radar con el que controlamos estos grupos.

P. ¿Alguna autocrítica?

R. Ni con los métodos de la Stasi [la policía política de la RDA] habríamos detectado a Breivik.

P. Breivik fue militante del Partido del Progreso (FRP) entre 1999 y 2007, un grupo con algunos puntos de vista de extrema derecha. En Alemania un partido legal puede ser vigilado por los servicios secretos...

R. Esto es Noruega, aquí no se vigila a partidos legales. Alemania tiene otra historia, otros problemas y otras leyes.

P. ¿Tienen informantes dentro de los partidos extremistas que les alerten sobre posibles elementos radicales?

R. No los tenemos. Esto es Noruega y el Partido del Progreso es legal y respetuoso de la ley.

P. Pero Breivik fue dirigente de las Juventudes del FRP ?militó de 1999 a 2007? al tiempo que preparaba el ataque.

R. Nadie, ni siquiera sus amigos cercanos, sospechaban este aspecto de su personalidad.

P. Usted afirmó que no cree que esté loco.

R. No creo que esté enfermo. Pero lo tiene que determinar un psiquiatra. No ha hablado con ninguno aun. Tampoco creo que él quiera que su abogado alegue enajenación mental. Si lo declaran loco se hunde su proyecto propagandístico.

P. Se habla de contactos de Breivik con grupos de extrema derecha británicos y holandeses...

R. Ya habrá visto que estos grupos se distancian de Breivik y niegan cualquier contacto. Aun así, nos lo tomamos muy en serio. También los británicos tienen enorme interés en esto.

P. ¿Consideran la posibilidad de que planee suicidarse para cimentar su aspiración a "mártir"?

R. Creo que es demasiado cobarde para eso, demasiado enamorado de sí mismo. Pero lo vigilaremos de cerca las 24 horas.

La jefa de los servicios secretos noruegos, Janne Kristiansen
La jefa de los servicios secretos noruegos, Janne KristiansenWOLFGANG RATTAY (REUTERS)

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