Rousseff elogia por carta la labor de Cardoso en Brasil

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, sigue enviando mensajes de su independencia. El pasado domingo, la mandataria sorprendió a los brasileños con una carta enviada al expresidente de la República, Fernando Henrique Cardoso, con motivo de la celebración de su 80º cumpleaños.

En la carta, Rousseff, tras tratarlo como "querido presidente" y mandarle un "afectuoso abrazo", reconoce que Cardoso fue un "académico innovador, un político habilidoso, el ministro arquitecto de un plano duradero de salida de la hiperinflación y el presidente que contribuyó decisivamente a la consolidación de la estabilidad económica". En dicha carta, llena de elogios al que ha sido siempre la bestia negra del Partido de los Trabajadores (PT), la presidenta escribe: "Quiero destacar también al demócrata, el espíritu joven que luchó por sus ideales que duran hasta hoy".

Rousseff reconoce también al expresidente Cardoso, hoy líder de la oposición a su Gobierno, que "supo hacer del diálogo la fuerza motriz de la política que fue esencial para la democracia brasileña en sus ocho años de mandato".

Para entender la sorpresa que la carta (reproducida por toda la prensa nacional) ha causado ante la opinión pública, hay que recordar que Lula fue siempre un enemigo duro de su antecesor, al que consideró su antagonista por excelencia y al que nunca, en sus ocho años como presidente, invitó a mantener una conversación.

Los analistas políticos, tanto del Gobierno como los opositores, han elogiado el gesto valiente de la presidenta. Rousseff, con ocasión del banquete que ofreció meses atrás al presidente estadounidense Barack Obama, con motivo de su visita a Brasil, invitó a los cuatro expresidentes de la democracia. Solo faltó Lula. La presidenta colocó en su mesa, al lado de Obama, al expresidente Cardoso, a pesar de estar en la oposición al Gobierno. Y los gestos, a veces, hablan con mayor claridad que las palabras.