Fracasan en Pakistán las manifestaciones de los islamistas radicales contra EE UU
La ausencia de movilización popular de condena tras la operación que acabó con la vida de Bin Laden sorprende a los observadores
Apenas unos pocos miles de paquistaníes han respondido hoy al llamamiento de los partidos religiosos para manifestarse en contra de la agresión de EE UU y la violación de la soberanía nacional. Poca cosa en un país de casi 200 millones de habitantes y donde el antiamericanismo está a flor de piel, no tanto por la operación para matar a Osama Bin Laden como por llevar 10 años pagando los platos rotos de la guerra contra el terror.
"América vete", coreaban un centenar de militantes de Yamaat-e-Islami en Rawalpindi. Pero la energía con la que agitaban las banderolas del principal partido religioso no ha eclipsado el escaso número de congregados. En Peshawar, el bastión de los fundamentalistas, apenas se han reunido a 400 personas. Parecido eco han tenido en las dos mayores ciudades del país, Karachi y Lahore, que tienen 15 y 8 millones de habitantes respectivamente. Sólo en Quetta, el feudo de Yamaat-Ulema-e-Islam, han superado el millar de asistentes y se han oido gritos de "Larga vida a Osama".
La ausencia de expresiones populares de condena tras la operación que acabó con la vida de Bin Laden ha sorprendido a los observadores. En este país la guerra de EE UU contra el terrorismo es muy impopular por el alto coste en vidas civiles que causan los ataques de los aviones tripulados. Hoy mismo se ha producido el primero de esos ataques tras la muerte de Bin Laden, al intervinir cuatro aviones no tripulados que han dejado otros 17 muertos en la zona tribal de Waziristán, según Reuters. También influye el sentimiento de que violan la soberanía del país y la manipulación de los partidos religiosos que si bien obtienen resultados muy modestos en las urnas, tienen una gran capacidad de movilización.
"Lo controla el ISI", asegura un diplomático occidental respecto a la falta de manifestaciones. "No se mueve una hoja sin que el ISI está detrás", añade. ISI son las siglas de Inter Services Intelligence, la poderosa agencia de espionaje paquistaní que ahora está en el ojo del huracán por desconocer tanto la presencia de Bin Laden cerca de Islamabad como la operación estadounidense. A la salida de las plegarias de mediodía en la Mezquita Roja de Islamabad, casi había más periodistas que feligreses. La presencia de numerosas cámaras de televisión ha dado la oportunidad a los asistentes, todos hombres, para expresar las dudas que les ha suscitado la intervención de EEUU. Pero no ha habido pancartas ni eslóganes contra la superpotencia. La manifestación prevista en un cruce cercano se desconvocó por falta de asistencia.
"Es intolerable que violen la soberanía de nuestro país"
"Bin Laden fue una creación de Estados Unidos para llevar la guerra al islam", explica un hombre de unos treinta años que como el resto viste el tradicional shalwar kamiz (bombachos y blusón largo). "Si le han matado ¿por qué no enseñan su cadáver?", pregunta otro más joven. "Es todo propaganda", concurre un tercero. "Es intolerable que violen la soberanía de nuestro país. No podemos consentirlo". Lal Masjid, la Mezquita Roja, no es una aljama cualquiera, sino el punto de congregación de los más rigoristas, un detalle que se aprecia en sus largas barbas y en los pantalones un poco más cortos de lo normal. Aquí se parapetaron los extremistas que en julio de 2007 echaron un pulso al Gobierno. En el subsiguiente asalto murieron 173 personas, incluido su imam, Abdul Rachid Ghazi. Su hermano, Abdul Aziz, que trato de huir cubierto con un burqa, dirige ahora las plegarias.
Pero no todos los que acuden al rezo son extremistas. "Queremos un sistema civilizado. No nos gusta el terrorismo, pero estamos gobernados por criminales", explica Mazari mientras observa como otros fieles despiden ceremoniosamente a Abdul Aziz. "Lo que necesitamos es educación y trabajo", añade este hombre que a pesar de haberse graduado como contable no tiene trabajo. A la vista de la respuesta que dieron a la convocatoria de ayer, el paro y la carestía de la vida parecen preocupar más a los paquistaníes que el debate sobre la violación de la soberanía que alientan los sectores más conservadores. Los liberales, por su parte, recuerdan que mucho rasgarse las vestiduras ante la presencia de soldados estadounidenses, pero nadie levanta la voz cuando extremistas de los cuatro puntos del planeta se instalan en el país y se dedican a matar y mutilar a los ciudadanos.
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