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Argentina y Venezuela condenan la intervención occidental en Libia

Hugo Chávez y Cristina Fernández firmaron varios acuerdos de cooperación

Los presidentes de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, y de Venezuela, Hugo Chávez, unieron ayer sus voces en Buenos Aires para criticar la intervención militar de EE UU, Reino Unido, Francia, España y otros países occidentales y árabes en Libia. No fue una sorpresa que lo hiciera Chávez, que ya había defendido al líder libio, Muammar el Gadafi, cuando comenzó a reprimir la rebelión y antes de los bombardeos extranjeros. En cambio, Fernández, que al igual que muchos de sus colegas europeos se había reunido en los últimos años con el dictador libio, había mantenido hasta ahora el silencio frente a la represión de los revolucionarios libios y a la intervención encabezada hasta hace unos días por EE UU.

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"Cuando observo el mundo que resuelve sus cuestiones a bombazos, me siento orgullosa de ser de América del Sur", dijo Fernández en una conferencia de prensa conjunta con Chávez en la Casa Rosada (sede presidencial de Argentina). "Hemos demostrado lo que muchas veces quisieron enrostrarnos desde los centros de presunta civilización. Digo presunta porque, como siempre, siguen resolviendo sus diferencias a los bombazos", añadió la jefa de Estado argentina, que este año protagonizó un incidente diplomático con Estados Unidos cuando la Aduana de su país confiscó una maleta de la Fuerza Aérea estadounidense con armas y medicinas no declaradas.

El propio presidente de Estados Unidos, Barack Obama, reclamó la semana pasada, al finalizar su gira por Brasil, Chile y El Salvador, que Argentina la devolviera. El mismo Obama se enfrentó a la abstención de Brasil ante el proyecto de intervención en Libia en el Consejo de Seguridad de la ONU, y recibió en Chile el respaldo del presidente de ese país, Sebastián Piñera, a la operación militar.

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Al llegar a Buenos Aires, en la madrugada de ayer, Chávez había reiterado sus críticas al ataque aéreo contra las fuerzas de Gadafi. "En nombre de la libertad, en nombre de la democracia, bombardean, invaden, acaban, destrozan. Eso no se vio ni cuando el imperio español. El español era imperio, se asuma, no venía aquí a hablar de democracia. El imperio portugués no vino a hablar de democracia, vino como imperio. Estos no, estos llegan a bombardear, a masacrar, en nombre de la democracia. Es el colmo del cinismo", declaró el presidente de Venezuela. "El petróleo libio es el que alimenta a Europa sobre todo, porque Europa no tiene una gota de petróleo. Ese es el objetivo", añadió Chávez, más allá del giro de algunos países europeos que antes apoyaban a Gadafi y que dejaron de hacerlo a partir de la represión de los opositores.

El presidente de Venezuela inició en Buenos Aires una gira latinoamericana que lo llevará también a Uruguay, Bolivia y Colombia. Con Fernández firmó nuevos acuerdos de cooperación, esta vez para que Argentina le transfiera tecnología a fábricas de alimentos y motores de su país, le venda más coches, comida y maquinaria agrícola, y le fabrique barcazas para la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA). A cambio, Chávez prometió seguir enviando fueloil, el combustible que necesitan las centrales termoeléctricas de Argentina ante la escasez de gas, sobre todo ahora que ha comenzado el otoño austral.

Chávez visitó el astillero estatal argentino Cinar, en el sur de Buenos Aires, donde se fabricarán las embarcaciones para PDVSA, y después se trasladó a La Plata (52 kilómetros al sur de la capital) para recibir un premio de la Facultad de Periodismo de la universidad local por su aporte a la comunicación popular. "Me siento honrado", aludió el presidente venezolano al galardón cuando llegó a Argentina. "Pero he leído que el dictador Chávez no lo merece. No hemos cerrado ni un solo medio en Venezuela. Hay plena libertad de crítica y pensamiento. Con Cristina representamos las voces de nuestro pueblo", declaró frente a quienes lo critican por no haber renovado las licencias a emisoras de televisión y radio.

El presidente venezolano había visitado por última vez Buenos Aires en noviembre pasado, por la muerte del marido y antecesor de Fernández en la presidencia argentina, Néstor Kirchner. Desde entonces se habían filtrado cables del Departamento de Estado estadounidense en los que Fernández decía que Chávez hablaba sin pensar y en los que funcionarios argentinos confesaban que la relación con Venezuela pasaba solo por el plano comercial, y no por una adhesión a la ideología de Chávez. De hecho, Argentina no pertenece a la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), que integran Venezuela, Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua, Antigua y Barbuda, Dominica y San Vicente y Granadinas. En los cables no se mencionaba que en 2007 ante la justicia de Estados Unidos se había denunciado que un maletín, que había sido secuestrado por la policía aeroportuaria de Argentina, traía desde Caracas 800.000 dólares en efectivo supuestamente para financiar la campaña electoral de Fernández.

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