EE UU establece un férreo control sobre los musulmanes británicos
La Embajada norteamericana en Londres puso en marcha en 2007, dos años después de los atentados en el metro, un grupo de trabajo especial para luchar contra la radicalización de la comunidad islámica de Reino Unido
Numerosos documentos de la Embajada de Estados Unidos en Londres ponen de manifiesto que la preocupación general hacia el mundo musulmán es especialmente acentuada en lo que afecta a los musulmanes británicos. Probablemente debido a los atentados del 7 de julio de 2005 en Londres, cometidos por jóvenes musulmanes británicos que solo de forma tangencial estaban en el radar de los servicios secretos de Reino Unido.
La necesidad de atraer a los musulmanes británicos es calificada de "misión de máxima prioridad" en un documento confidencial de la Embajada en Londres con destino a la Secretaría de Estado en Washington del 5 de febrero de 2010. "Aunque la población de fe musulmana solo significa entre el 3% y el 4% de la población de Reino Unido, llegar a esta audiencia clave es vital para los intereses de la política exterior de EE UU en Reino Unido y más allá", señala el cable.
"El embajador contacta con estas comunidades regularmente"
"Un despacho confidencial define la misión como de 'máxima prioridad"
La embajada puso en marcha en 2007 un grupo de trabajo específico con la participación de diversas agencias del Gobierno estadounidense "para mejorar nuestra comprensión de las comunidades musulmanas, el proceso de radicalización y los esfuerzos de contrarradicalización del Gobierno de Su Majestad [el Gobierno británico]", que desarrolló un plan de acción estratégico en 2009. "El plan es coherente con los planes generales del Gobierno de EE UU para contrarrestar la violencia extremista, pero tiene en cuenta el contexto particular de la radicalización en Reino Unido", precisa el texto.
El plan defiende instrumentos de actuación típicos en estos casos, como poner énfasis en reforzar a las comunidades musulmanas para que puedan movilizarse contra los agentes del radicalismo, fomentar el sentimiento de cohesión, contrarrestar la percepción de que Occidente está en guerra con el Islam, poner en marcha redes de activismo cívico a diversos niveles (jóvenes trabajadores, organizaciones de derechos civiles, empresarios, antiguos extremistas, etcétera), poniendo especial énfasis en las mujeres y los jóvenes.
Pero quizá lo que más llama la atención es su consideración de que "las artes son una importante vía de llegar a audiencias potencialmente hostiles" y la importancia que da al hecho de que "la interacción persona a persona y ver América de primera mano han sido maneras constantemente efectivas de despejar los estereotipos y los prejuicios acerca de EE UU".
El texto subraya que "el embajador contacta con las comunidades de musulmanes británicos regularmente" y señala que "ha hablado con grupos de musulmanes en Gales y en Escocia, visitado la Mezquita Central de Londres, y ha acogido en su residencia un desayuno multiconfesional". "Ver al embajador de EE UU visitando y escuchando respetuosamente los puntos de vista de musulmanes tiene un impacto enorme en grupos que a menudo se sienten marginados e ignorados", concluye el mensaje.
Las visitas personales del embajador o de otros funcionarios se han puesto en marcha desde hace ya algún tiempo. Un memorando confidencial de 8 de noviembre de 2007, por ejemplo, relata la visita del consejero político y un miembro de su equipo a la mezquita de Finsbury Park. Situada en el norte de Londres, la mezquita se convirtió a partir del año 2000 en el cuartel general de un grupo de islamistas encabezados por el famoso Abu Hamza al Masri. Por allí desfilaron terroristas como Richard Reid, el hombre que intentó derribar un avión con una bomba que escondía en la suela de su zapato, o Zacarias Mussaoui. La mezquita acabó siendo tomada al asalto por la policía en 2003 y desde 2005 está gestionada por un nuevo consejo de trustees.
El carácter excepcional de la presencia de diplomáticos estadounidenses en una mezquita tan significada queda de relieve cuando el autor del informe explica que el organizador de la visita les explica a los diplomáticos que les presentará como "amigos americanos", sin revelar que esos amigos trabajan en realidad en la Embajada estadounidense en Londres. "Hassan nos explicó que había preocupación entre algunos que no querían que los líderes de la mezquita pudieran ser identificados como muy próximos a funcionarios del Gobierno, por miedo a provocar una reacción que afectara negativamente a los progresos conseguidos hasta ahora". La mezquita de Finsbury Park , que acogía entre 50 y 60 fieles en tiempos de Abu Hamza, recibía hasta 1.000 fieles en las plegarias de los viernes cuando se realizó esa visita, en otoño de 2007.
El interés de la embajada por la comunidad musulmana británica queda de manifiesto en un detallado estudio enviado el 6 de enero de 2009 con la calificación de "secreto" a la Secretaría de Estado en Washington. El estudio detalla la evolución demográfica de la población musulmana, que ha pasado de menos de 22.000 individuos censados en 1951 a los 2,2 millones que el Gobierno británico estima que se inscribirán en el censo previsto para 2011.
Otro amplio informe de agosto de 2006 aborda el creciente descontento de la comunidad musulmana británica, que se siente cada vez más perseguida de forma injusta tras los atentados de julio de 2005 en Londres. En otros casos, los despachos de la embajada descienden a detalles microscópicos, como el informe de abril de 2008 que desmiente que Reino Unido se disponga a "importar" imanes moderados de Pakistán; el de julio de 2007, sobre la expansión de las finanzas islámicas en la City; o el párrafo que un amplio texto de septiembre de 2009 sobre la posición acerca de Afganistán y Pakistán del entonces líder conservador y ahora primer ministro, David Cameron, dedica a la radicalización de los musulmanes británicos de origen paquistaní debido a la guerra de Irak.
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