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La lucha de los indígenas por las tierras se intensifica en Argentina

Un nativo toba y un policía mueren en un enfrentamiento en Formosa

Alejandro Rebossio

La lucha de los indígenas argentinos por la tierra se ha recrudecido de forma tan dramática que esta semana ha acabado de nuevo con derramamiento de sangre. Un integrante de la etnia toba qom y un policía murieron el pasado martes en un enfrentamiento en la provincia norteña de Formosa. Hace poco más de un año, otra disputa se había saldado con el asesinato de un indígena de la tribu diaguita en otra provincia del norte, Tucumán.

Las noticias de conflictos entre indígenas y blancos o mestizos por las tierras latinoamericanas han sido habituales en los últimos años, pero no particularmente en Argentina, donde los descendientes de los pueblos originarios suponen unos 318.000, o el 0,8% de la población total del país.

El primer caso de muerte en Argentina ocurrió en 2009 en Tucumán. Allí, un terrateniente y dos ex policías que lo acompañaban fueron armados a desalojar a unos diaguitas que ocupaban unas tierras que reivindicaban como propias. Todo acabó en una gresca en la que el cacique Javier Chocobar murió tiroteado. No ha habido aún condenas por el crimen.

El segundo episodio se produjo el pasado martes. Hace cuatro meses que los toba qom cortaban la carretera nacional 86 en Formosa. Protestaban contra la decisión del Gobierno local de emplazar una sede universitaria en tierras que los indígenas reclamaban como ancestrales. El piquete acabó el pasado martes cuando la policía desalojó la carretera por la fuerza. La batalla se saldó con la muerte del toba Roberto López y del policía Leonardo Bence.

Una lucha de 500 años

Ayer la justicia liberó a 29 tobas que habían sido detenidos en la refriega. "No tenemos una sociedad que nos respalda", opina Pablo, uno de los indígenas liberados, en diálogo telefónico desde el entierro de López. Pablo añade que la lucha por la tierra no es nueva, sino que data de hace más de 500 años. Después de la colonización española, la pelea de los pueblos originarios continuó con las nuevas repúblicas independientes, gobernadas por blancos y mestizos. Diego Montón, integrante de la secretaría del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), recuerda que a partir de 1870 el Ejército argentino emprendió campañas para avanzar sobre tierras dominadas por los indígenas: "Fueron genocidios y los grandes terratenientes que invertían en ese ejército fueron recompensado con tierras". En el siglo XX los indígenas siguieron resignando campos, pero sobre todo a partir de la década de los noventa, según Montón. Tierras que antes eran consideradas improductivas, y que ocupaban indígenas o campesinos pobres, comenzaron a resultar atractivas para los grandes inversores porque las nuevas tecnologías, como las semillas transgénicas y los agroquímicos, las convirtieron en rentables. Fue entonces cuando aparecieron compradores de fincas que estaban ocupadas por antiguos pobladores que carecían de los títulos de propiedad. Los nuevos terratenientes recurren a los jueces, que ordenan desalojos a la policía. Otras veces usan agentes de seguridad privada.

Los indígenas consiguieron que la Constitución de 1995 les reconociera sus derechos "preexistentes" al nacimiento de Argentina, hace 200 años. A partir de esa norma de la Carta Magna, el Congreso votó en 2006 una ley que ordena a las provincias a hacer un relevamiento de los territorios ancestrales de los indígenas y, a partir de él, a entregar los títulos de propiedad a las comunidades que los pidan. Ese registro debía terminar hace un año, pero se ha prorrogado hasta 2013. Durante este período la ley establece que los desalojos se encuentran prohibidos. "Pero hay jueces que no respetan esto", opina Montón. Así es que los conflictos de Formosa y Tucumán se repiten en otras provincias del norte argentino, como Salta o Santiago del Estero.

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