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Rousseff y Serra dejan los ataques a un lado

La candidata oficialista se centra en alabar las medidas económicas del Gobierno de Lula mientras el candidato opositor pide más ayudas para los pobres durante su último debate en televisión

Los candidatos a disputarse mañana en la segunda vuelta la presidencia de Brasil, la candidata del presidente saliente, Lula da Silva, Dilma Rousseff y el opositor José Serra, se esmeraron esta noche en ofrecer su cara más amable en el último debate televisado en la cadena Globo -con las mayores audiencias del país- antes de las elecciones.

Tanto Rousseff, representante del Partido de los Trabajadores (PT), como Serra, aspirante del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) siguieron la misma estrategia: suavizar su imagen y dejar a un lado los ataques que han estado presentes a lo largo de una campaña salpicada de constantes golpes bajos por parte de ambas formaciones mientras contestaban a las preguntas de los electores, que fueron seleccionados por no tener aún claro su voto.

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Una charla más espontánea en la que los dos políticos evitaron incluso los reproches cuando el adversario fue huidizo o eludió una cuestión concreta. Cuando un elector preguntó sobre la alta carga de impuestos y, al responder, Rousseff habló sobre educación, Serra dejó pasar la oportunidad de poner en evidencia a la candidata del PT y dedicó su tiempo para prometer rebajas tributarias.

El tono comedido guió a ambos hasta en el tema de la corrupción, una cuestión espinosa que podrían haber utilizado para ensañarse el uno con el otro por los escándalos recientes que afectaron a sus dos coaliciones, y como ya hizo Serra en el penúltimo debate. En lugar de sacar a relucir a la reciente dimisión de la sucesora de Rousseff en el ministerio de la Presidencia, Erenice Guerra, por un caso de corrupción, Serra se centró en pedir el refuerzo de los órganos de control a los políticos.

Dejando de lado el choque, ambos candidatos hablaron sobre propuestas en salud, educación, agricultura, saneamiento y medioambiente, temas en los que los sus partidos comparten la misma visión en grandes líneas y que, por el escueto tiempo del que disponían para argumentar, difícilmente podrían haber profundizado hasta confrontar sus diferencias.

Las mayores divergencias se vieron en el abordaje de las políticas sociales y los programas de distribución de renta, de los que dependen cerca de 14 millones de familias en el país. Rousseff defendió sin ambages los programas económicos impulsados por el Gobierno de Lula, puesto que considera la mejoría de la vida de las personas como una "cuestión central". Mientras Serra defendió el "fortalecimiento" de los subsidios a los pobres y la creación de "mecanismos" para que en un tiempo "se libren de la necesidad" de estas ayudas.

Rousseff, por delante en las encuestas

Los candidatos aún podrán pedir el voto mañana en actos callejeros, antes de acudir a la segunda vuelta de este domingo, en la que Rousseff se presenta como favorita.

Por ahora las encuestas dan la victoria a Rousseff, una amplia ventaja que se podría incluso medir hasta con una cifra con dos dígitos de diferencia. Rousseff obtendría a su favor 12 puntos más que Serra, un 56% de los votos (una vez excluidos los votos nulos y en blanco), según la última encuesta facilitada por Datafolha.

Jose Serra y Dilma Rousseff, cara a cara en el último debate televisado antes de las elecciones presidenciales de mañana.
Jose Serra y Dilma Rousseff, cara a cara en el último debate televisado antes de las elecciones presidenciales de mañana.REUTERS

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