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Los sindicatos franceses rechazan al ministro de Trabajo, cada vez más implicado por el 'caso Bettencourt'

Eric Woerth es el encargado de gestionar la reforma de las pensiones que comenzará a debatirse en la Asamble el próximo martes

Los líderes de los dos principales sindicatos franceses ponen en entredicho la capacidad real del ministro de Trabajo, Eric Woerth, -cada vez más cuestionado por el caso Bettencourt- de gestionar la principal reforma que encara el Gobierno de Sarkozy, la de las pensiones, que el martes comenzará a debatirse en la Asamblea. El martes también hay convocada una jornada de huelga general por los sindicatos que, hasta ahora, no se habían referido a las dificultades que encara Woerth por las acusaciones que pesan sobre él por trato de favor hacia la millonaria heredera del imperio L'Oréal, Liliane Bettencourt y su gestor, Patrice de Maestre. Hasta ahora.

Ayer, en una entrevista conjunta publicada en el diario económico Les Echos, los secretarios generales de la CFDT y de la CGT, François Chérèque y Bernard Thibault, respectivamente, manifestaron que la situación personal de Woerth se ha convertido en un "problema" a la hora de discutir la reforma. Hoy, en una entrevista radiofónica, Chérèque, ha añadido: "No se puede ya trabajar con Woerth". El lider de la CFDT se refiere a las acusaciones que, un día y otro también, salpican al actual ministro de Trabajo. La última: Woerth intercedió por escrito para que el gestor de la fortuna de la anciana millonaria recibiera la Legión de Honor francesa. "En esta situación, ¿Puede él defenderse y al mismo tiempo conducir la reforma clave de la legislatura?", se pregunta Chérèque.

La respuesta le llegó del mismo Woerth un poco después: "Yo empleo a la la reforma de las pensiones el 120% de mi tiempo", explicó. De cualquier forma, la sucesión casi constante de acusaciones, informaciones y escándalos, con el ministro de Trabajo como epicentro siempre o casi siempre, debilitan cada día aún más el eslabón más frágil del Gobierno, encargado, además, de sobrellevar una reforma crucial, contestada en la calle y por la oposición, que pretende retrasar la jubilación de los trabajadores franceses de los 60 a los 62 años.

El ministro de trabajo francés, Eric Woerth.
El ministro de trabajo francés, Eric Woerth.AFP

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