Obama afirma que aún falta mucho por hacer en Irak
El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, asegura que el Irak de hoy es "soberano e independiente" y asegura que sus fuerzas son capaces de asumir la seguridad.- Obama visita a las tropas en una base militar de Tejas
Para el presidente Barack Obama, aún queda mucho trabajo por hacer en Irak, por lo que su discurso de esta noche, al concluir el plazo de salida de las tropas de combate del país árabe, va a evitar mencionar la famosa frase de "misión cumplida".
"No va a ser una vuelta de honor. No va a ser de autocomplacencia", ha dicho Obama sobre el discurso que dirigirá a la nación desde el Despacho Oval en hora de máxima audiencia (a las 2.00 hora española) para hablar sobre Irak y el papel que aún tiene Estados Unidos para garantizar la estabilidad en esa conflictiva zona. En el discurso prometerá a los iraquíes asistencia a largo plazo y delineará las metas de la nueva misión estadounidense en Irak.
Obama se encuentra ahora en Tejas, visitando a las tropas en la base del Ejército de Fort Bliss, que estuvieron desplegadas en Irak durante la guerra que comenzó con el derrocamiento de Sadam Husein en marzo de 2003. Desde el inicio de la guerra en Irak, en marzo de 2003, 200.000 soldados de Fort Bliss han sido desplegados a ese país y han participado en cada fase del conflicto armado.
Obama ha querido quiso agradecer explícitamente los "sacrificios" que han realizado los soldados y sus familias y ha asegurado a su regreso "trataremos de serviros a vosotros, tan bien como vosotros habéis servido al país". El presidente de Estados Unidos ha reconocido que muchos de los militares que han regresado sufren lesiones cerebrales y estrés postraumático, y aseguró que en los últimos dos años se han incrementado los servicios que se prestan a los veteranos.
Al dirigirse a los soldados, les recordó -como también hará esta noche en su discurso- que todavía sigue una dura lucha en Afganistán, donde "las bajas han aumentado por los combates contra Al Qaeda, los talibanes y sus aliados". "Ahora tenemos tropas en posición de responder los ataques de los terroristas y eso va a significar algunas bajas y va a significar momentos de angustia y desconsuelo. Pero lo que tengo claro es que estamos dispuestos a hacer sacrificios en pro de nuestra seguridad nacional", ha dicho.
Soberano e independiente
El jefe del Gobierno de Irak en funciones, Nuri al Maliki, ha subrayado esta mañana en un discurso televisado a la nación con motivo del fin de las operaciones de combate de EE UU que "el Irak de hoy ya es soberano e independiente" y que su Ejército y policía, a las que considera "capaces de asumir la seguridad", se ocuparán a partir de ahora de "todas las amenazas, ya sean internas o del exterior". Aunque las últimas tropas de combate de EE UU abandonaron Irak el 19 de agosto, EE UU celebra mañana, a primera hora, el traspaso oficial de la seguridad en una ceremonia a la que asistirá Joe Biden. "Iraquíes, tenéis una cita con una nueva fiesta nacional en la que recuperáis la soberanía de vuestro país y dibujáis su futuro con vuestra manos", ha dicho Maliki.
El vicepresidente de EE UU ha expresado hoy a Maliki su confianza en la capacidad de las fuerzas de seguridad iraquíes para asegurar la estabilidad de Irak. Biden se ha mostrado además satisfecho con la cooperación entre los Ejecutivos de Washington y Bagdad que "ha llevado a continuar con el cumplimiento del acuerdo de seguridad y la retirada de las tropas en las fechas establecidas", según un comunicado de la oficina del jefe de Gobierno iraquí.
El vicepresidente de EE UU aterrizó ayer en Bagdad -por sexta vez desde que asumió el cargo en enero de 2009- para asistir a la ceremonia. En la cita, se certificará el repliegue de los 50.000 uniformados estadounidenses a sus bases en Irak y el punto final a sus operaciones de combate tras siete años y medios de contienda, siempre que las Fuerzas Armadas iraquíes demuestren que pueden asumir el cometido de garantizar la estabilidad. A pesar de que la guerra en Irak ni ha terminado ni se ha ganado, los soldados comenzarán una nueva misión, llamada Nuevo Amanecer y que se prolongará durante 16 meses: entrenar y asesorar a un Ejército iraquí todavía maltrecho e inexperto. La retirada total de Irak se producirá, si Barak Obama cumple su promesa, el 31 de diciembre de 2011.
Sin embargo, no es la ceremonia el capítulo más importante de la misión de Biden. El vicepresidente tenía hoy otra tarea peliaguda: presionar a los dirigentes políticos locales para que aceleren la formación del Gobierno en una coyuntura trascendental para el país. Irak es, a día de hoy, un país sumido en el caos político seis meses después de las elecciones generales del 7 de marzo.
Lucha contra la corrupción
Sus líderes, abrazados a la corrupción y al sectarismo religioso o étnico, son incapaces de pactar la formación de un Gobierno, a pesar de la tremenda insistencia de EE UU. Solo el Ejército y la policía son omnipresentes, pero la exagerada incompetencia de una Administración fantasma, tras el desmantelamiento del régimen de Sadam Husein en 2003 y de que sus funcionarios emigraran a los países árabes vecinos, han abocado a los más de 30 millones de iraquíes a la desesperación. Los insurgentes -los grupos afines a Al Qaeda- aguardan su momento precisamente cuando hoy concluyen formalmente las operaciones de combate de EE UU.
La única certeza es que el primer ministro será un político chií, aunque se desconoce cuándo será investido -los plazos fijados por la Constitución para formar el Ejecutivo vencieron hace ya tres meses y se tenían que haber convocado ya nuevos comicios-. En estado de máxima alerta por el temor a la enésima oleada de ataques de la insurgencia, el jefe del Gobierno en funciones se esfuerza por aferrarse al cargo. Lo tiene muy complicado, aunque más difícil resulta para otros aspirantes. En especial para Iyad Alaui, cuyo partido, Iraquiya, resultó vencedor en los comicios con 91 de los 325 diputados de la Cámara. El partido de Al Maliki logró 89, pero afronta obstáculos de envergadura para convencer a quienes fueron sus socios en las urnas en 2005: el Consejo Supremo Islámico Iraquí, obediente a Teherán, y la Corriente Sadrista, el grupo encabezado por el clérigo radical Múqtada al Sáder, quien no perdona los ataques del Ejército iraquí contra sus milicianos en 2008 y considera que Al Maliki es un agente de Washington.
Ante este panorama, la agenda política del vicepresidente estadounidense ha estado hoy cargada, pues se ha reunido con los máximos dirigentes del país y de todas las coaliciones y partidos como Al Maliki, Alaui, el presidente iraquí, Yalal Talabani, y el dirigente de la Alianza Nacional Iraquí, Emar al Hakim. Solo uno ha quedado excluido: el que dirige el clérigo radical chií Múqtada al Sáder, que con 40 diputados en el Parlamento dispone de una fuerza nada desdeñable. Uno de sus portavoces declaró ayer: "Los planes de Biden no tendrán éxito y no servirán para facilitar la formación del Ejecutivo. Solo busca que unos partidos excluyan a otros del pacto político". Naturalmente, aludía a su propio grupo, que se ha enfrentado en varias fases de la ocupación de Irak a las tropas de EE UU con especial celo.
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