Un tiroteo en una discoteca de Colombia causa ocho muertos

Medellín, en el noroeste colombiano, despertó el viernes a la segunda jornada del III Festival Iberoamericano de Cultura, que cuenta con ocho mil participantes, ministros de varios países y artistas de fama continental, así como a la certeza de que la violencia del narcotráfico no es, ni mucho menos, cosa del pasado. Un tiroteo indiscriminado en el contiguo municipio de Envigado (estado de Antioquia) causó a las dos de la madrugada (9.00 hora peninsular española) ocho muertos y 17 heridos en una discoteca. Entre los heridos figuran dos policías, que trataron de detener a los sicarios cuando estos emprendían la huida.

Pese a que la policía sostuvo durante la jornada que las causas de la masacre no estaban claras, todos los dedos señalaron a la violencia con origen en el narcotráfico, cuyas aterradoras cifras repuntan en la zona, tras años de retroceso; solo en el primer trimestre han sido asesinadas en la ciudad a Medellín medio millar de personas.

El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, condenó desde Casa de Nariño la matanza y la calificó de "sumamente triste". Este suceso, a su juicio, "quiere decir que el fenómeno criminal del narcotráfico sigue con enorme capacidad de hacer daño". "Tenemos que hacer mas en el Gobierno, en las Fuerzas Armadas y en la Justicia", admitió, ante un tema "muy grave". El mandatario anunció que viajará cuanto antes a Medellín para realizar un Consejo extraordinario centrado en aspectos de seguridad, uno de los principales problemas de la región.

En un encuentro con periodistas en el marco del Congreso de Cultura, el alcalde de Medellín, Alonso Salazar Jaramillo, pidió que las autoridades gubernamentales no "cedan toda la responsabilidad" de la lucha contra la violencia a las municipalidades.