"¿Preguntas por Biden? ¿Y quién es ese?"
Embajadores, primeros ministros... nadie se libra de las revelaciones del entorno de McChrystal a la revista 'Rolling Stone'
Casi nadie se salva de la quema. La edición española en Internet de la revista Rolling Stone publica hoy un artículo en el que el jefe de la OTAN en Afganistán, Stanley McChrystal, despelleja a dirigentes políticos y diplomáticos estadounidenses, a ministros franceses, y a ex militares convertidos en asesores del presidente Barack Obama. Ni siquiera el inquilino de la Casa Blanca se libra de las críticas, siempre ácida cuando sale de la boca de este hombre duro de pelar y que prefiere la comida rápida -llevó a su esposa, que le esperaba vestida de punta en blanco, a un local de la cadena de comida rápida Jack in the Box- a los restaurantes con velas. Son asesores y colaboradores de McChrystal quienes han desvelado a la revista las opiniones del general.
Nada más tomar posesión de la presidencia, Obama se reunió con varios generales en la Casa Blanca. "Obama se hallaba incómodo e intimidado", pensó McChrystal, según confesó un buen conocedor de lo que sucedió en la reunión. Cuatro meses después, se encontraron a solas el presidente y su general. "Fue una reunión de 10 minutos para la fotografía... Claramente, Obama no sabía nada sobre McChrystal, quién era él. Aquí está el tipo que va a manejar su jodida guerra, pero [el presidente] no parece muy implicado", afirma otro consejero del militar, quien añade que McChrystal se sintió "muy desilusionado".
Con el vicepresidente, Joseph Biden, se ensaña a gusto el jefe de las tropas de la OTAN en el país asiático. Califica la estrategia propuesta por Biden de "corta de visión" y que conducirá a crear "Caosistán". El tenor de las conversaciones del militar con sus consejeros es de este estilo.
-"¿Estás preguntando sobre el vicepresidente Biden? ¿Quién es ese?", se pregunta socarrón ante un asesor.
-"¿Biden?", se pregunta el consejero. "¿Has dicho bite me [expresión equivalente a 'chúpamela']?". También Richard Holbrooke, enviado de Obama para Pakistán y Afganistán, es observado con recelo, aunque McChrystal admite que es un hombre "brillante". "Holbrooke sigue escuchando rumores de que va a ser despedido. Eso le hace peligroso", comentó el jefe militar, según otro miembro de su equipo. Durante un viaje a París, McChrystal recibió un mensaje en su blackberry. "¡Oh! no, otro mensaje electrónico de Holbrooke. Ni siquiera quiero abrirlo", se mofa.
La lista es larga. Del embajador de Estados Unidos en Kabul, Karl Eikenberry, McChrystal señala que se siente "traicionado" por las críticas del diplomático a la petición de más soldados. "Aquí tenemos a uno que se cubre las espaldas para los libros de historia. Ahora, si fracasamos, podrá decir: 'Ya te lo dije". Para el consejero de Seguridad Nacional, el general James Jones, las palabras del jefe de la OTAN en Afganistán son ofensivas. "Es un payaso que se ha quedado anclado en 1985". Para otros, McChrystal y sus ayudantes emplean términos ofensivos. "Es un jodido gay", dicen, aludiendo a un ministro francés que cenaba en París con el jefe militar estadounidense.
Solo la secretaria de Estado, Hillary Clinton, sale bien parada. Tal vez porque la jefa de la diplomacia estadounidense aseguró durante una reunión en la que se decidía la estrategia a seguir en Afganistán: "Si Stanley quiere eso, hay que darle lo que necesita".
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