Lula, ¿candidato en 2014?
El presidente brasileño admite por primera vez que podría volver a presentarse a las elecciones en el año en que el país acogerá el Mundial
Mientras se especula sobre el posible futuro del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, que acaba sus ocho años de mandato con un récord de aprobación personal del 83% y de su Gobierno del 75%, el carismático dirigente acaba de admitir por primera vez que "no excluye" volver a presentarse como candidato en las presidenciales de 2014, el año en que se disputará el Mundial de fútbol en Brasil.
La noticia ha corrido enseguida no sólo en los círculos políticos brasileños, sino también entre la opinión pública.
Al responder a una pregunta de la televisión Band sobre si descartaba volver a ser candidato dentro de cuatro años, Lula respondió: "No, no lo descarto".
Según Lula, lo único cierto es que asistirá a la final del Mundial en el estadio de Maracaná, en Río de Janeiro, o en el de Morumbi, en São Paulo, como mero espectador, sin relación con el Gobierno. Y es que Lula, tras pensárselo mucho, decidió finalmente no forzar la Constitución para poder optar a un tercer mandato en las elecciones que se celebrarán el próximo octubre, como quería una parte de su formación política, el Partido de los Trabajadores (PT). Lula prefirió lanzar a su propia candidata, la entonces ministra Dilma Rousseff, imponiéndola a su partido; Rousseff le asegura la continuidad de su proyecto político, conocido ya como lulismo, una mezcla de neoliberalismo económico con un fuerte contenido social.
Lula siempre ha recordado que, si la ex ministra gana las elecciones de octubre, tendrá derecho a aspirar a un segundo mandato, aunque no pocos piensan que ya existe un acuerdo entre ambos para dejar paso a Lula en 2014. Si, por el contrario, ganase el candidato de la oposición, el socialdemócrata José Serra, Lula tendría aún más motivos para volver a optar a la presidencia.
Quienes trabajan de cerca con Lula han explicado a EL PAÍS que el presidente prefiere rechazar un cargo internacional que implique su salida de Brasil, para poder así seguir in situ la política nacional. "Es un animal político", dicen, y por eso le cuesta verse excluido de la contienda.
2014 será un año de alegría y euforia para Brasil, que albergará el Mundial; dos años después, en 2016, Río acogerá los Juegos Olímpicos. Serán fechas muy signficativas para un país que aspira ya a ser una potencia mundial. Por eso es lógico que Lula, que, ayudado por su antecesor, Fernando Henrique Cardoso, sacó a Brasil del grupo de países del Tercer Mundo y lo colocó en el centro del interés mundial, sienta ahora la tentación de estar de nuevo en el poder para entonces.
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