Colas de entusiasmo ante las urnas
Los votantes se agolpan ante los colegios electorales para romper la tradicional abstención de las presidenciales, que suele superar el 50%
María, una estudiante universitaria, se sentía orgullosa. Por primera vez, este domingo iba a ejercer su derecho al voto. "Lo tengo claro", decía, "voto por el cambio, por Mockus. Es diferente a todos los demás candidatos". Esperaba con paciencia en una larga fila frente a un puesto electoral, en un sector residencial de Bogotá, la capital colombiana. A su lado, una mujer de unos 40 años también lo tenía claro: "Voto por Juan Manuel Santos ; es el único que nos da estabilidad".
Enormes colas y entusiasmo. Este fue el signo de la primera vuelta de las elecciones. Los estrategas de campaña de los diferentes partidos recomendaron tener a mano un paraguas y no dejarse amedrentar por los torrenciales aguaceros de los últimos días. En Bogotá cayó tanta agua en la última semana como la registrada en meses precedentes. No fue necesario el paraguas. La jornada transcurrió en casi todo el territorio, durante las primeras horas, en medio de un sol radiante.
Antes del cierre de las urnas, los analistas se atrevían ya a pronosticar la derrota del abstencionismo, que en las presidenciales supera históricamente el 50%. Lo advertían ya las encuestas. Por eso, en el recinto de ferias de la capital, el mayor colegio electoral del país, se duplicó el número de mesas. Desde muy temprano, las colas para acceder a este lugar -donde podían ejercer su derecho los que jamás se han registrado en el censo electoral- daban la vuelta a varias manzanas.
Juana, una maestra de escuela de mediana edad, votó allí. El tiempo que permaneció en la fila, unos 20 minutos, lo aprovechó para sus últimas reflexiones: ¿apoyar a Antanas Mockus o al candidato del Polo Democrático, Gustavo Petro? "El mejor es Petro, pero temo que Santos le saque mucha ventaja a Mockus y lo debilite para la segunda vuelta", dijo en la misma cola. Su voto en segunda vuelta lo tiene claro hace rato: votará contra el candidato gubernamental.
Como ella fueron muchos los que afrontaron el dilema entre el voto de conciencia y el voto útil, una opción atacada hasta el último instante por los aspirantes con escaso apoyo en las encuestas. Otros estuvieron dudando entre Germán Vargas Lleras -uribista contrario a la reelección del presidente- y Santos. Los pequeños, como se llama a los cuatro candidatos restantes, esperaban un repunte. Necesitan el 4% de los votos para obtener financiación oficial para cubrir gastos de campaña.
Dudas no faltan sobre la transparencia de los comicios: un encuentro el pasado viernes entre el jefe del sindicato de la Registraduría, el organismo encargado del censo electoral y del escrutinio de votos, y Juan Manuel Santos generó el rechazo de los demás candidatos. Rafael Pardo, del Partido Liberal, exigió una respuesta clara. Cuatrocientos de los más de 1.000 interventores locales están afiliados al sindicato.
En las legislativas del pasado mes de marzo hubo suplantación de votantes y se alteraron actas electorales. Además, se repartió dinero a manos llenas para comprar votos. A mediodía ya había denuncias concretas sobre esta práctica, tan frecuente en Colombia.
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