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RAFAEL REY | Ministro de Defensa peruano

"Existe la sospecha de que Venezuela es el pasillo del 'narco' a Centroamérica"

El ministro de Defensa de Perú, Rafael Rey (Lima, 1954), no se anda por las ramas. Ha venido a Europa, afirma, para defender la imagen del ministerio que encabeza, después de que la Comisión de la Verdad y Reconciliación, dedicada a investigar los crímenes cometidos durante la lucha entre el grupo armado Sendero Luminoso y las Fuerzas Armadas peruanas, atribuyera unas 22.000 de las casi 70.000 víctimas del conflicto al Ejército de Perú. "[El informe de la comisión] contiene exageraciones. Deberíamos estar agradecidos por el esfuerzo que han hecho las Fuerzas Armadas en contra del terrorismo".

El ministro destaca que Perú se ha convertido en la última década en uno de los "milagros económicos" de América Latina. El índice de pobreza ha disminuido en nueve años de un 54% a un 34%, y junto con Brasil y Uruguay lidera el crecimiento de la región previsto para este año: su producto interior bruto (PIB) aumentará un 5% de acuerdo con las previsiones de los organismos internacionales.

Sin embargo, reconoce que las heridas sufridas por el pueblo peruano aún no han sido sanadas del todo. Rey insiste en que el informe no distingue entre las víctimas civiles y los muertos involucrados en el conflicto. "El informe obliga a indemnizar a los familiares de terroristas", refiriéndose a los combatientes de Sendero. Rey destaca que hay 300 miembros del Ejército acusados por delitos de lesa humanidad y añade que "ni siquiera Abimael Guzmán [el líder senderista, capturado en 1992] ha sido juzgado por crímenes de lesa humanidad", afirma. Lo más importante, en su opinión, es distinguir que entre las bandas armadas vinculadas con Sendero que aún operan en Perú mantienen contacto con grupos como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Una alianza que, según Rey, está alentada por acuerdos relacionados con el tráfico de drogas en la región, productora de casi 1.000 toneladas de cocaína al año, según la Oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (ONUDD).

Pregunta. ¿Sendero Luminoso es todavía una amenaza para Perú?

Respuesta. No para la democracia ni el Estado, pero todavía para las autoridades y los pobladores de las zonas en las que operan. Aunque no atacan a la población civil, ahora sus ataques se limitan a las fuerzas del Estado. En concreto, con las que luchan contra el narcotráfico.

P. La semana pasada se difundió que Sendero Luminoso mantenía contacto con las FARC desde 2006. ¿Hay un riesgo de que operen en la frontera entre Perú y Colombia?

R. No es así. Por supuesto que quieren unirse. Pero la colaboración entre nuestro Gobierno y Colombia ha sido muy estrecha para detectar los nexos antes de que se concreten.

P. ¿Por qué se ha extendido las actividades vinculadas con el narcotráfico entre los grupos armados de la región?

R. Hay una simbiosis entre lo que persigue el narcotraficante y lo que brinda el terrorista. Hay un enemigo en común [el Estado] y de ahí consiguen los fondos. El combate a la subversión está unido a la lucha contra el narcotráfico.

P. ¿Cómo se concretan las colaboraciones en el tráfico de drogas entre las FARC y grupos armados como Sendero Luminoso?

R. En proteger los cultivos clandestinos y transportar la droga. La colaboración entre Colombia y Perú ha sido estrecha, aunque existe la sospecha de que Venezuela se ha convertido en un pasillo para el narcotráfico hacia Centroamérica.

P. ¿Y en esta lucha es necesaria la ayuda de Estados Unidos?

R. Sin ellos, la batalla estaría perdida. Es necesario un compromiso real y firme con los países consumidores para acabar con el problema.

P. ¿Y una ayuda militar?

R. No creo que sea indispensable ni conveniente. Nuestras fuerzas del orden están capacitadas para solventar el problema.

P. ¿Lo están?

R. Lo que no tienen son recursos. Es necesario contar con cierta tecnología para detectar campos de cultivo, rutas de distribución. Ahí sí contamos con ayuda extranjera, de servicios de inteligencia, fotografías satelitales y en ese aspecto se puede trabajar mucho más. Pero presencia militar en el territorio no hace falta.

P. El presidente Alan García había pedido que América Latina parara su carrera armamentística ¿Entonces no es contradictorio dejar de comprar armas y plantearse una lucha autónoma contra el narcotráfico?

R. ¿Pero de qué tipo de armas hablamos? Las armas necesarias contra el narcoterrorismo no son las mismas ni son tan costosas como los equipos o armamentos que se adquieren para una carrera armamentística contra supuestas amenazas externas. Son armas de protección, no de ataque.

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