Los soldados bolivianos gritarán "patria o muerte"
Las Fuerzas Armadas asumen el grito de guerra del Che Guevara, al que combatieron hace cuarenta años
Las Fuerzas Armadas de Bolivia han asumido como suyo un grito de guerra del enemigo al que combatieron hace cuarenta años, acatando una orden de su capitán general y presidente del Estado, Evo Morales, aunque ha provocado polémica y malestar entre militares y civiles.
"Quisiera que podamos decir: patria o muerte, venceremos", dijo Morales hace pocos días durante uno de sus discursos ante una audiencia de militares. Y a su retorno de Chile, el viernes pasado, fue categórico al afirmar que "lo que dice el capitán general se respeta", en consonancia con las declaraciones de su ministro de Defensa, Rubén Saavedra, que recordó que se trata de un mandato que debe ser cumplido por la institución castrense.
Los recordatorios imperativos del Poder Ejecutivo reflejan la resistencia que, en un principio, surgió entre muchos militares reacios a cambiar o, al menos, a incorporar un grito de guerra con alto contenido ideológico y que fue utilizado en la década de los años sesenta por los guerrilleros encabezados por Ernesto Che Guevara, cuya figura pasó de villano a héroe.
Los ex comandantes Alvin Anaya (de las Fuerzas Armadas) y Marcelo Antezana (del Ejército) han protestado públicamente ante la actual jerarquía castrense, que ve con buenos ojos la sustitución del actual lema, "subordinación y constancia", por aquel otro que emociona a los gobernantes: "Patria o muerte, venceremos".
El vicepresidente, Álvaro García Linera, considera que implica un compromiso de sangre con la patria. "Es una frase hermosísima, digna de ser pronunciada por todos los bolivianos, digna de ser pronunciada por un soldado".
"Personalmente, me da mucha pena que copiemos [el grito de guerra] de una persona que asesinó a mansalva a muchos bolivianos", afirmó en Cochabamba el general jubilado Eduardo Galindo, cuya patrulla realizó un pertinaz seguimiento del grupo guerrillero liderado por Guevara por las tortuosas quebradas de Vallegrande.
El periódico La Razón de La Paz ha informado de que jefes, oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas discrepan sobre el cambio, aun cuando tendrán que acatarlo.
Varios programas de radio y televisión en los que participa la audiencia reflejaron que muchos civiles están en desacuerdo con ese cambio. El analista político Carlos Cordero señaló que el lema es contrario a la cultura de vida que pregona el Gobierno.
Los historiadores militares han señalado que el desplazado lema emergió en las postrimerías de la guerra del Pacífico, en 1879, y se consolidó en 1904, tras la creación del servicio militar obligatorio.
En realidad, se trata de un saludo de buenas noches del oficial de tropa, al que sus subalternos responden: "Subordinación y constancia". Es el "parte de retreta" que se utilizaba hasta ahora en todos los cuarteles.
No es la primera vez que se intenta reemplazarlo. En 1956, Bolivia vivía la euforia revolucionaria de la nacionalización de las minas, el voto universal y la reforma agraria mientras se reorganizaba el Ejército. El Gobierno de entonces decidió que el parte fuera "por la revolución nacional", pero el saludo duró poco tiempo, pues se impuso el tradicional "subordinación y constancia" por su carácter institucional, según explicaron varios historiadores.
El urticante grito de guerra que se incorpora a el día a día de la tropa, junto al anunciado cambio de uniforme y la aceptación de la enseña indígena, whipala, como bandera de guerra, es apenas el maquillaje de las transformaciones que el Gobierno espera introducir en la estructura jurídica de las Fuerzas Armadas.
La Asamblea Legislativa Plurinacional tiene en sus manos un paquete de 15 proyectos de ley al respecto. El paquete incluye el proyecto de la ley orgánica de las Fuerzas Armadas y nuevas normativas para regular, entre otros aspectos, el seguro social militar, la administración de personal para regular los ascensos, la educación y la justicia militar, además de un proyecto de creación de un fondo de defensa.
De aprobarse este conjunto de leyes se producirá un "reposicionamiento de las Fuerzas Armadas en ámbitos que estaban totalmente descuidados y que, en el pasado, ocasionaron el debilitamiento del Estado y de su seguridad integral", señaló el general jubilado Luis Fernando Sánchez, ex secretario permanente del Consejo Supremo de Defensa Nacional.
El Semanario Uno de Santa Cruz, que difundió los proyectos de ley, afirma que el documento de presentación menciona una veintena de "amenazas y riesgos a la seguridad y defensa integral" del Estado. Entre ellas, además de las tradicionales, como la injerencia de potencias extranjeras, incluye el contrabando -que en Bolivia está muy extendido-, el separatismo o secesionismo y el tráfico de armas.
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