Sebastián Piñera llama a un Chile sin pobreza
El nuevo presidente de Chile se compromete a reconstruir el país en su primer mensaje al pueblo
El recién investido presidente de Chile, Sebastián Piñera, ha llamado hoy a sus ciudadanos a "una nueva transición para construir un país desarrollado, sin pobreza y con verdaderas oportunidades de igualdad, cualquiera que sea la cuna". Asomado al balcón del Palacio de la Moneda, con la imagen de "construir sobre roca y no sobre arena" lo destruido por el terremoto del 27 de febrero, ha mandado su primer mensaje como máximo dignatario al pueblo chileno.
"Esta nueva transición apunta a levantar el alma de nuestro país, a nuestro progreso espiritual, a construir un Chile en el que la vida y la familia son siempre sagrados", ha señalado el primer presidente conservador que eligen los chilenos en los 20 años de democracia tras la dictadura de Augusto Pinochet. Piñera, empresario multimillonario que introdujo las tarjetas de crédito en Chile, ha reconocido que asume el poder "en un momento histórico y también dramático".
Después del discurso, Piñera ha presidido la primera reunión de su gabinete. Sus nuevos ministros le expusieron la situación en sus respectivas áreas y se plantearon las primeras medidas para hacer frente a la situación tras el devastador terremoto, que dejó medio millar de muertos y dos millones de damnificados. Chile cumple en septiembre 200 años de su independencia de España.
Antes y durante la ceremonia hubo tres fuertes réplicas -de magnitudes de entre 6 y 7,2 en la escala de Richter- del seísmo que el 27 de febrero asoló la zona centro y sur, y se dio una alarma de tsunami en la costa. Presidentes, parlamentarios e invitados miraron con inquietud al techo del edificio del Congreso durante las réplicas. "La ceremonia fue bastante movida", comentó el presidente de Ecuador, Rafael Correa, uno de los siete mandatarios extranjeros que asistieron al acto de traspaso del poder en la sede del Congreso en Valparaíso, 110 kilómetros al oeste de Santiago.
Tras pedir a la población acatar con calma las alarmas preventivas, Piñera afirmó sobre lo que Chile necesita: "Secar nuestras lágrimas y poner manos a la obra en la gran tarea de enfrentar la emergencia y reconstruir el país". La primera decisión del nuevo presidente fue decretar el estado de zona catastrófica en la región de O'Higgins, donde se situó el epicentro de las réplicas de ayer. "Hay daños significativos en Rancagua [90 kilómetros al sur de Santiago]", afirmó. La declaración de zona catastrófica permite desplegar a los militares en las calles y llevar recursos sin trabas burocráticas a la zona.
Con esta medida, tres regiones del país ya han sido declaradas zona catastrófica. El ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, explicó que se dictó esta medida de emergencia para evitar que haya desmanes como los que ocurrieron en Concepción tras el terremoto de febrero.
La alarma de tsunami abarcó cerca de 1.500 kilómetros, entre las costas de las regiones de Coquimbo en el norte y Los Lagos en el sur, lo que incluye a Valparaíso y Viña del Mar. La televisión interrumpía la transmisión del cambio de mando con imágenes de la población dirigiéndose a los cerros en las ciudades del litoral.
Piñera suspendió el almuerzo con los invitados extranjeros y partió de inmediato a Rancagua, la mayor ciudad de la región más afectada por las réplicas. El presidente cambió su agenda de toda la jornada, en la que tenía previsto viajar a Constitución, una de las ciudades más dañadas por el terremoto y el tsunami de febrero.
El nuevo Gobierno tiene claro que para gestionar la reconstrucción creará un comité interministerial (Interior, Vivienda, Transportes, Educación, Salud, Hacienda, Economía, entre otras carteras) para organizar el trabajo en las áreas de vivienda, vialidad, energía y comunicaciones. Al frente de este comité estará uno de los hombres de más confianza de Piñera, el ingeniero Marcelo Cox.
Para acelerar el proceso de reconstrucción de infraestructuras se prevé la implementación de normas que agilicen los permisos de construcción y las exigencias burocráticas. Además, es previsible la aprobación de subsidios que impulsen la creación de empleo en la construcción y se aprueben incentivos fiscales. Se estudiará también la concesión de ayudas directas a las ciudades más devastadas, como la de Constitución, arrasada por el maremoto. El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, tendrá un amplio margen para aplicar medidas económicas para reactivar la actividad, una herramienta similar a la utilizada tras el terremoto de 1985.
Desde el partido de Piñera señalan que la catástrofe modificó toda la agenda del presidente pero también ha fortalecido el llamamiento a un Gobierno de "unidad nacional" realizado por Piñera desde el día de su elección. Sin duda, el cambio desde el centro-izquierda a la derecha en Chile está haciéndose sin tensiones políticas. En parte, por las consecuencias del terremoto, que llevaron a la Concertación, que deja el poder después de haber cambiado el país en las dos décadas posteriores a la dictadura del general Augusto Pinochet, a asumir una actitud de colaboración con las nuevas autoridades. El desastre obligará a la oposición a medir muy bien el impacto que generen en la ciudadanía las críticas contra la nueva Administración.
Bachelet, que se retira del poder con un récord del 84% de popularidad, se despidió de los chilenos en la víspera, a través de un discurso transmitido por la cadena nacional de televisión y radio. Rodeada por sus ministros, sostuvo que puso todas sus energías para hacer de Chile "una nación más justa, más solidaria y con mayores oportunidades para todos".
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