El apoyo del presidente yemení: "Las reformas no son un peligro para el régimen de Saleh"

El dos veces ex primer ministro Abdulkarim al Eryani (Ibb, 1934) es uno de los políticos más veteranos de Yemen, además de secretario general del Congreso Popular General, el partido gobernante. Desde su entrada en política en los años setenta, ha estado además al frente de las carteras de Desarrollo, Educación y Exteriores. En la actualidad, es asesor político del presidente Alí Abdalá Saleh y miembro del Club de Madrid. A pesar de la grave situación de su país, confía en su capacidad de reforma y en la ayuda internacional. Pero en una conversación con EL PAÍS, también se muestra crítico con la actitud de EE UU. "Si no haces lo que te piden, no cooperas plenamente", se queja.

Pregunta. ¿Cuál es el principal reto que afronta su país?

Respuesta. El desarrollo y el crecimiento económico. Yemen es el país menos desarrollado del mundo árabe. Nuestros recursos son muy limitados y dependemos de la ayuda exterior. Tenemos que satisfacer las necesidades de educación, salud y servicios sociales de la gente. De no hacerlo así, no podremos dar por hecho la estabilidad.

P. La reciente Conferencia de Londres ¿ha ofrecido ayuda al respecto?

R. No se trató de una conferencia de donantes. Ésa ya tuvo lugar en 2006 y prometió fondos considerables. Fue un éxito, pero la capacidad administrativa y de absorción del país no ha permitido el pleno uso de esos recursos. La Conferencia de Londres lo ha tenido en cuenta y ha prometido ayuda para incrementar la capacidad de las instituciones gubernamentales y mejorar la administración.

P. También recordó a las autoridades yemeníes que necesitan hacer importantes reformas políticas...

R. No hay duda de ello. Las reformas económicas y administrativas empezarán tal como está programado. En 1991 ya las iniciamos, bajo los auspicios del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, con buenos resultados. No obstante, en los últimos años el Gobierno ha tenido algunas dificultades que han frenado [los avances], en especial en lo que se refiere a los subsidios a los carburantes. Ahora se ha programado su eliminación gradual en los próximos años y hace un par de días que se ha empezado. Es un proceso que está en marcha. Sin embargo, la situación de la educación y el nivel de formación constituyen obstáculos. En cuanto a las reformas políticas, se están discutiendo no dentro del partido gobernante sino con la oposición.

P. ¿Está el presidente Saleh dispuesto a arriesgar el poder con las reformas que el país necesita?

R. Hay gente que considera las reformas un peligro para su régimen. No estoy de acuerdo. Estoy convencido de que lo hará.

P. Está pendiente el tema de la sucesión...

R. Según la Constitución, el presidente acaba su mandato en 2013 y obligatoriamente tiene que haber otro candidato.

P. En Saná se dice que está preparando a su hijo...

R. No es una cuestión de preparar. La Constitución está clara. Tiene que haber unas elecciones nacionales, libres y limpias. Su hijo tiene el derecho a ser candidato como cualquier yemení. Ahora, decir que sucederá a su padre en la presidencia de forma automática no tiene sentido.

P. Leon Panetta, el jefe de la CIA, ha dicho que Yemen no está en condiciones de cooperar plenamente con Estados Unidos en su lucha contra Al Qaeda. ¿Está de acuerdo?

R. En absoluto. Ya sabe cuál es el estilo americano. A menos que se haga lo que ellos dicen y como ellos dicen, no se está cooperando plenamente. Deberían entender que Yemen tiene su propio estilo. Es un insulto.

P. Yemen ha dicho que no va a permitir acciones encubiertas contra Al Qaeda, pero ¿ha aceptado al Grupo de Interrogatorios de Alto Valor, mencionado por el director de Inteligencia Nacional de EEUU?

R. No tengo ni idea. Eso es una cuestión de seguridad.

P. Tras el incidente del terrorista de los calzoncillos se ha puesto en duda la seguridad de los aeropuertos yemeníes. ¿Qué están haciendo para reforzarla?

R. Ha venido un equipo de expertos internacionales y han hecho algunas sugerencias. La asistencia en ese terreno es parte de lo acordado en la Conferencia de Londres. Y esperamos en que pueda arreglarse satisfactoriamente. Fin