La crisis económica consolida la democracia en América Latina
Aumenta el respaldo al régimen democrático y a la economía de mercado entre los países de la región, según el Latinobarómetro
La crisis económica internacional ha tenido efectos inesperados en América Latina. Lejos de los augurios que vaticinaban regresiones y desgobierno, el continente americano ha sufrido menos que el resto del mundo y, más notablemente aún, los ciudadanos han reforzado su confianza en la democracia y en la economía de mercado. Así lo refleja el estudio Latinobarómetro 2009, presentado este viernes. La fotografía de esta macroencuesta, realizada en 18 países, muestra una América Latina preocupada por la economía y la delincuencia, pero también más tolerante, más feliz y con una mayor confianza en el futuro.
Los propios analistas del Latinobarómetro no pueden evitar utilizar el término "paradoja" a la hora de explicar los resultados de su trabajo. El apoyo a la democracia, constatan, ha aumentado en un año de decrecimiento económico, en el que el Producto Interior Bruto de América Latina se contraerá en alrededor del 1,6%. Pese a ello, la defensa del sistema democrático sigue en aumento y alcanza el 59%, dos puntos más que en la encuesta del año pasado. Toda una sorpresa, si se tiene en cuenta que, durante la crisis asiática de 2001, el apoyo a la democracia había bajado a un 48%. "Este dato hace mirar con una nueva perspectiva la consolidación de la democracia" en el continente, sostiene el informe. En palabras de su directora, la consultora chilena Marta Lagos, no se trata "de una democracia volátil al vaivén de la economía. Responde a toros elementos diferenciados".
"Mientras la crisis de los años ochenta derrota a la región, esta crisis parece verse contenida con políticas públicas que los pueblos reconocen"
"Las naciones con una peor percepción de la economía son Nicaragua y Honduras, a las que se suman México, Guatemala y Argentina"
La explicación a esta paradoja puede estar en el hecho de que la crisis ha encontrado a una región más preparada, gracias a las reformas llevadas a cabo en la década precedente (flexibilidad en los tipos de cambio, manejo fiscal prudente, disminución de la deuda, etc). Y el choque se ha visto amortiguado por el "quinquenio virtuoso" (2003-2008), en el que la economía creció a un promedio anual del 4,8%, lo que ha posibilitado la expansión de las clases medias y la reducción de la pobreza en diez puntos. La adopción de políticas responsables y su continuidad han mejorado la imagen de los gobernantes: la población aprueba la forma en la que sus gobiernos están manejando la crisis, algo que ya había percibido también la OCDE en su reciente informe sobre la economía latinoamericana. "Mientras la crisis de los años ochenta derrota a la región, esta crisis parece verse contenida con políticas públicas que los pueblos reconocen", señala el informe.
Quizás por ello, a pesar de que los problemas económicos (inflación, paro, pobreza) son prioritarios para la mitad de los encuestados, el apoyo a la economía de mercado ha pasado del 52% en 2008 al 59% en 2009, y es mayoritario en todos los países, salvo en Ecuador y Argentina.
Las naciones con una peor percepción de la economía son Nicaragua y Honduras, a las que se suman México, Guatemala y Argentina. Por el contrario, los ciudadanos más confiados son los de Brasil, Paraguay, Panamá, Colombia, Costa Rica y Chile.
El optimismo se ve reflejado en el grado de aprobación de los gobernantes. "Los presidentes son los grandes ganadores en esta crisis, ya que no sólo aumenta su valoración política, sino que logran mejorar la percepción de la democracia en sus países", dicen los analistas. Un promedio del 60% de los latinoamericanos apoya a sus mandatarios, llegándose al 80% en Chile, Brasil, El Salvador y Panamá. En cambio, los gobernantes de Argentina, Perú, Nicaragua y Venezuela son los menos apreciados.
Este respaldo a la figura del presidente, inusitadamente alto, lleva a los analistas del Latinobarómetro a advertir cierto riesgo de un "hiperpresidencialismo" en detrimento de otras instituciones, como el Congreso y los partidos políticos, que sufren un enorme descrédito, a tenor de la encuesta. Este peligro se agudiza por la "ola reeleccionista" que sacude a numerosos países del continente, y que podría agudizar la fragilidad institucional.
Y es que las encuestas muestran inconsistencias que revelan fallas en la percepción de la democracia y actitudes autoritarias. De hecho, los "demócratas perfectos", que responden de forma adecuada al "examen político", no superan el 8%. Pero más del 70% cree, como Churchill, que la democracia es el menos malo de los sistemas de gobierno. Eso sí, un tercio de la población está de acuerdo con pasar por encima de las leyes para poder resolver problemas.
El caso de Honduras es revelador. Según la encuesta, un 76% de los latinoamericanos y un 58% de los hondureños se declaran contrarios al derrocamiento de Manuel Zelaya el pasado junio. Lo inconsistente, sin embargo, es que un 42% (y un 48% en el caso de Honduras) se muestra partidario de que los militares depongan a un presidente que viola la Constitución.
Pese a todo, el porcentaje de los latinoamericanos que nunca apoyarían a un gobierno militar "bajo ningún concepto" sigue aumentando, hasta alcanzar este año un 65%. Y una mayoría de la población cree además que vive en una democracia homologable. La carrera electoral que ha vivido el continente en 2009, con la celebración de comicios en 13 países, permite a los analistas del Latinobarómetro concluir que no puede hablarse de "giro a la izquierda", dadas las enormes diferencias entre los gobernantes así catalogados. Por el contrario, señala el informe, "el pragmatismo político y las circunstancias nacionales parecen imponerse en América Latina sobre el dogmatismo".
No falta en la encuesta una evaluación continental de los líderes: el presidente de EE UU, Barack Obama, es el más apreciado, seguido del brasileño Lula da Silva y del rey Juan Carlos. Un año más, Daniel Ortega (Nicaragua), Fidel Castro (Cuba) y Hugo Chávez (Venezuela) suscitan el mayor rechazo.
El estudio, dirigido por la ONG Corporación Latinobarómetro, con sede en Santiago de Chile, se realizó a partir de más de 20.000 entrevistas se llevaron a cabo en toda América Latina (salvo Cuba) entre septiembre y octubre, con un margen de error de alrededor del 3%.
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