Zapatero confirma la candidatura de Moratinos a un cargo de la UE pero desea que permanezca en el Gobierno
El ministro de Exteriores está en la lista para ocupar el cargo de Alto Representante de Política Exterior del bloque
El jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, ha confirmado la candidatura de su ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos para ocupar el cargo de jefe de la diplomacia de la Unión Europea, pero ha manifestado su deseo de que se quede en el Gobierno español.
Zapatero ha reconocido que Moratinos está como uno de los nombres que podría ser" Alto Representante de Política Exterior de la UE porque cuenta con el aprecio y el reconocimiento de toda la esfera política, además de ser "una magnífica persona". Pero ha añadido: "cumple aquí su tarea muy bien, es un gran colaborador, deseo que siga en la colaboración en el Gobierno de España".
A dos días de que los Veintisiete jefes de Estado y de Gobierno de la UE se reúnan en Bruselas para nombrar al primer presidente estable de la UE y al nuevo Alto Representante, Zapatero se ha reunido en la Moncloa con el presidente húngaro, László Sólyom, y en rueda de prensa ambos han confiado en que el Consejo Europeo concluya con éxito.
Zapatero ha reconocido la trascendencia de la reunión extraordinaria que mantendrá el jueves en Bruselas el Consejo Europeo y no ha dado nuevas pistas sobre sus preferencias. Se ha limitado a recordar que quiere un presidente estable "europeísta, con liderazgo político y que tenga un proyecto o, al menos, un conjunto de ideas para Europa".
Zapatero y Sólyom han analizado la coordinación de España, Bélgica y Hungría, los tres países que asumirán de forma consecutiva durante los próximos 18 meses la Presidencia semestral de la UE y que, según el Tratado de Lisboa, deben trabajar de forma conjunta.
En este contexto, Zapatero ha considerado que la "Presidencia trío" deberá abordar dos asuntos fundamentales para el futuro de la UE: la coordinación de las políticas económicas y la renovación de la Estrategia de Lisboa para salir de la crisis; y el desarrollo de las políticas de vecindad.
Un líder para un "proyecto de futuro"
La presidencia española de la Unión Europea, en el primer semestre de 2010, será una oportunidad única para situar a España en el "motor integracionista" de Europa. Así lo manifiestan un grupo de expertos en un informe de la Fundación CIDOB y el Círculo de Economía, en el que piden una Europa "fuerte, útil y abierta" y defienden la necesidad de que Europa tenga un presidente fuerte.
Esta nueva figura, que crea el Tratado de Lisboa, debería ser percibida "por los ciudadanos como el líder de un proyecto político de futuro", añade el informe, que recoge una serie de propuestas que los autores consideran prioritarias ante la próxima presidencia española de la Unión.
Para estos expertos, el Gobierno español debe aprovechar el momento para mirar más allá del primer trimestre de 2010: en primer lugar, es necesario "revisar las prioridades de España en Europa, su peso y el papel que desea desempeñar"; en segundo lugar, "contribuir de manera decisiva en el relanzamiento de Europa, iniciando el despliegue del Tratado de Lisboa".
Para los expertos, es urgente proponer un proyecto de revitalización de la integración europea. En este sentido, España podría convertirse en un "motor integracionista" si es capaz de desplegar con éxito el Tratado de Lisboa y sabe ocuparse de temas que afectan a toda la UE y no sólo a los intereses nacionales. Para poner en marcha este motor, el informe propone que se concluya la presidencia con una "gran declaración institucional", comparable a la declaración de Laeken, que en 2001 lanzó el proceso que culminará con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa.
El documento propone avanzar en la política común de defensa y que España demuestre una mayor implicación en Europa del Este. El texto también insta a determinar mecanismos comunitarios para que Europa esté preparada y pueda afrontar conflictos como los que se pueden dar en Israel, Irán y Yemen. En este sentido, recomienda que se solucionen los problemas de financiación de las misiones militares y civiles; también pide que se eviten "las vacilaciones en la decisión de despliegue de tropas", y que se coordinen mejor el nivel militar y civil de cada operación internacional.
En el ámbito económico, destacan la salida de la crisis y la aplicación de la directiva de servicios, y también hay un capítulo energético. El texto recomienda que España no adopte una actitud "defensiva" respecto a sus niveles de déficit público. Finalmente, los expertos piden en el documento que, pese a la crisis, no deben recortarse los recursos destinados a política exterior y europea.
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