Obama llama a construir una nueva era de compromiso mundial
En su primer discurso ante la Asamblea de Naciones Unidas, el presidente de Estados Unidos pide a los líderes mundiales trabajar por intereses comunes
"Aquellos que criticaban a Estados Unidos por actuar solo en el mundo, no pueden ahora hacerse a un lado y esperar a que Estados Unidos resuelva solo los problemas del mundo". Esta frase, pronunciada este miércoles por Barack Obama en su primera intervención como presidente norteamericano ante la Asamblea General de la ONU, define toda su filosofía sobre una nueva era de cooperación internacional. Pero también resume toda su frustración por la falta de apoyo encontrado hasta ahora ante crisis complicadas como Irán y Afganistán.
Obama llegó a la tribuna de la ONU en una hora crítica de su presidencia. En un momento en el que está apresurado para demostrar que su apuesta por la diplomacia y el diálogo como primera opción para hacer frente a los problemas del mundo es acertada. Este miércoles, una encuesta de NBC y The Wall Street Journal reflejaba que ya sólo el 50% de los estadounidenses respalda la política exterior de la Administración, siete puntos menos que en julio.
El presidente norteamericano busca resultados y ayuda para conseguirlos. Aseguró que, muchas veces, "el antiamericanismo ha sido una excusa para la inacción colectiva". Manifestó su convicción de que, en esta época, "los intereses de la naciones están compartidos" y no pueden ser defendidos "con la actuación aislada de Estados Unidos".
Obama admitió algunos errores cometidos por su país en el pasado y pasó lista a los cambios registrados desde que él está en la Casa Blanca, especialmente al hecho de que el Gobierno norteamericano está ahora sinceramente comprometido en la promoción del multilateralismo. Pero advirtió de que ese cambio debe encontrar ya el eco correspondiente en la actitud de otros países.
"Hemos buscado, con palabras y con hechos, una nueva era de compromiso con el mundo. Éste es el momento en cada uno asuma su parte de responsabilidad para una respuesta global a los problemas globales", dijo.
Desafortunadamente para los intereses de su Administración no ha sido así hasta ahora. Pese a haber advertido a sus socios europeos de que una victoria de los talibanes en Afganistán representa un mayor peligro para Europa que para Estados Unidos, los miembros de la OTAN van poco a poco desentendiéndose de esa guerra, incapaces de soportar bajas entre sus filas, mientras que los norteamericanos pierden allí una media de casi una decena de vidas por semana.
Rusia no acaba de fijar una posición rotunda sobre Irán, pese a que Estados Unidos no sólo ha renunciado al escudo antimisiles sino que ha retirado también de su agenda la ocupación de Georgia. El impacto del discurso de El Cairo no ha servido para que los países árabes flexibilicen su posición frente a Israel. Como tampoco los gestos hacia Cuba ha facilitado una actitud más firme de América Latina con Hugo Chávez.
Un presidente muy impopular, como George Bush, acabó su presidencia aislado del mundo, víctima de sus propias equivocaciones. Pero otro muy popular, como Barack Obama, aparece hoy también aislado ante los grandes desafíos internacionales por la aparente incoherencia e indecisión de los debían estar a su lado.
El reloj corre muy deprisa, y la oportunidad de rediseño mundial que nació con la elección de Obama puede desaparecer muy pronto. Las opciones de paz con Irán, por ejemplo, pueden ser tan sólo cuestión de días. Obama intentó llamar la atención del mundo sobre la urgencia de la situación.
"Hemos llegado a un momento decisivo", advirtió el presidente norteamericano. "Estados Unidos está listo para abrir un nuevo capítulo en la cooperación internacional. Pero un futuro de paz y prosperidad sólo será posible si reconocemos que todas las naciones tienen derechos, pero tienen también responsabilidades".
Por ejemplo, en el caso de Irán y Corea del Norte. Obama reconoció su derecho a desarrollar programas nucleares con propósitos pacíficos. Pero dijo que "si esos países deciden ignorar las obligaciones internacionales, si ponen su propósito de construir armes atómicas por encima de la estabilidad y la seguridad regional, el mundo tiene que pedirles explicaciones, el mundo tiene que permanecer unido y demostrar que las leyes internacionales no son una promesa vacía".
El presidente norteamericano insistió en que su concepción de las relaciones internacionales es muy diferente a la de su antecesor: "Ninguna nación puede tratar de dominar a otra. Ningún orden mundial que ponga a un país o a un grupo sobre otro puede perdurar. La división tradicional entre el Norte y el Sur no tiene ya sentido".
Algunas de esas frases fueron recibidas por aplausos en una Asamblea General que, sin embargo, permaneció muda cuando Obama añadió que, en un nuevo orden internacional de cooperación y respeto no debe de faltar la democracia.
"La democracia no puede ser impuesta por ninguna nación desde fuera, y en el pasado Estados Unidos ha sido con frecuencia selectivo en la promoción de la democracia", admitió. "Pero eso no debilita nuestro compromiso sino que lo refuerza.: hay principios básicos que son universales, y Estados Unidos jamás renunciará al derecho de los pueblos a decidir su propio futuro en cualquier lugar del mundo".
Gaddafi arremete contra el Consejo de Seguridad
Por primera vez en 40 años, el líder libio, Muamar Gaddafi, ha utilizado el palco de la asamblea de Naciones Unidas desde donde ha acusado a las potencias con poder de veto en el Consejo de Seguridad de este organismo de traicionar los principios de la Carta de Naciones Unidas.
Gaddafi, que leyó una copia de la Carta de la ONU, dijo que "el veto va en contra de la Carta, no lo aceptamos y no lo reconocemos". El dirigente libio dejó caer varias veces su copia de la Carta sobre el atril antes de lanzarla por encima de su hombro.
"El poder de veto debería ser anulado", insistió Gaddafi, cuyo país cuenta con un escaño temporal en el Consejo de Seguridad de la ONU y formará parte del mismo hasta finales de 2010. Sólo cinco países tienen un puesto permanente en este organismo y poder de veto: Estados Unidos, Reino Unido, China, Francia y Rusia. El dirigente libio, que habló justo después del presidente estadounidense, Barack Obama, consideró que el hecho de que "65 guerras" hayan estallado desde que se creó la ONU hace más de 60 años demuestra que sus principios fundadores han sido traicionados.
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